Nos acercamos por primera vez a una película española que tiene como escenario principal los paisajes de Cantabria. Estrenada en el año 2007, es la última película dirigida por el realizador y guionista santanderino Mario Camus, que, como explicaremos más adelante, demuestra ser un amante del deporte del pedal y que nos dejaba hace pocos meses, en septiembre de 2021, dejándonos para siempre su legado en forma de arte cinematográfico. La cinta es la mejor muestra que hemos encontrado del deporte e las dos ruedas en el cine de ficción de nuestro país. “El prado de las estrellas” logró dos nominaciones a los premios Goya: mejor actor principal para Álvaro de Luna y mejor actor revelación para Óscar Abad.
Alfonso (Álvaro de Luna) es un hombre humilde del campo, jubilado, que perdió a sus padres siendo niño y que salió adelante gracias a una mujer del pueblo que se ocupó de él. Esta mujer, Nanda, se encuentra ahora en una residencia en San Vicente de la Barquera, y Alfonso acude a visitarla a menudo agradecido por todo lo que la anciana ha hecho por él. Un día, en el pueblo, entre la niebla, ve aparecer a un muchacho rodando con muy buenas maneras sobre la bicicleta. El muchacho resulta ser Martín (Óscar Abad), hermano de Luisa (Marian Aguilera), la enfermera de la residencia de ancianos. El joven recorre en bicicleta los más de 100Km que separan su pueblo de San Martín de Valderrible de la residencia donde trabaja su hermana. Alfonso habla con Luisa, que le da el contacto de Martín. El hombre llama al joven para proponerle algo que cambiará sus vidas: comenzar a entrenar para competir en carreras juveniles y soñar con el profesionalismo, puesto que ese día entre la niebla se dio cuenta de que había madera de ciclista en aquel muchacho. Junto a un amigo de Alfonso, un exciclista profesional llamado Tasio (José Manuel Cervino), se emplearán a fondo para convertir a Martín en todo un campeón.
El argumento de la película es más amplio, puesto que construye una serie de historias paralelas con múltiples personajes que se van entrelazando para formar un relato de relaciones humanas, de elogio del mundo rural tradicional y de crítica a la especulación urbanística. Las tramas y subtramas son en ocasiones algo artificales y pesadas, pero aquí hemos querido centrarnos en la parte de la historia que hace referencia a nuestro deporte, que es sin duda la que más nos ha gustado.
El primer hecho a destacar de esta película es la propia elección del actor que encarna al personaje del joven ciclista Martín Sedano, puesto que no se trata de un actor profesional, sino de un deportista del pedal, el por aquel entonces ciclista juvenil Óscar Abad. El joven de Corrales de Buelna fue uno de los elegidos por el exciclista y exdirector deportivo cántabro José Antonio González Linares para el casting de la película, y Mario Camus optó por él para dar vida al personaje en la película. El debutante actor no sale muy bien parado en las escenas puramente interpretativas, pero a cambio ofrece bonitos momentos en las partes en las que lo vemos pedaleando en su bicicleta. Óscar Abad no llegaría a ser profesional, aunque llegó a competir en sub23 en los equipos filiales del Servetto de Matxín.
Los momentos más llamativos para los amantes del ciclismo son aquellos en los que Mario Camus rueda, de manera magistral, el rodar de las bicicletas por las carreteras de la montaña cántabra y nos muestra las carreras juveniles con gran realismo y respeto por la bicicleta. Destaca cómo en esos momentos se da gran importancia al sonido, pudiendo percibir el chirriar de los frenos, el movimiento de la cadena y de los cambios o la estela del viento al paso del pelotón. En algunas de las escenas el espectador puede sentirse prácticamente como si estuviera en la cuneta animando a los competidores.
Muy interesante es también el alegato que a lo largo de la película se hace del talento y de la clase innatas en el ciclista joven. Alfonso y Tasio se esmeran por pulir aspectos técnicos, como el rodar en pelotón, pero dejan hacer a Martín convencidos de que su talento es más fuerte que todo lo que pueda aprender. En este sentido destacamos una frase que Tasio le dice a Martín tras su primera carrera: “El corredor de clase puede tener maneras muy jodidas de tratar a sus compañeros. La tuya no he tenido tiempo de enseñártela. Es tuya, y es la que me gusta”. También se busca la lección de la importancia de no descuidar los estudios y la formación humana del ciclista joven, lo cual queda reflejado en la figura de Escobedo (Juan Margallo), el excéntrico profesor particular que Alfonso le pone a Martín para ayudarle a sacar el bachillerato. “Estudia, entrena y vive. Hay tiempo para todo” le dice el maestro al pupilo cuando comienzan su formación.
Como no podía ser de otra manera en una película cántabra de esos años, la figura de Óscar Freire tiene que aparecer. Así podemos ver una escena en la que Martín, en su habitación con las paredes adornadas por un póster de Freire y un maillot arcoíris, repasa con una sonrisa ilusionada los vídeos de las victorias mundialistas del de Torrelavega. En esos vídeos podemos oír las voces de Pedro Delgado, Carlos de Andrés y del añorado Pedro González.
Ficha de la película en FilmAffinity
Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)