Ell Tour de Francia es el acontecimiento deportivo más grande del país vecino y un espectáculo que trasciende lo meramente deportivo para convertirse en un icono de la reciente Historia francesa. En torno a este evento se han desarrollado expresiones artísticas de todo tipo, como esta joya del cine de animación francés en la que el ciclismo tiene un papel fundamental: “Les triplettes de Belleville” (título traducido al español como “Bienvenidos a Belleville”).
Estrenada en el año 2003, es el primer largometraje como director de Sylvain Chomet, uno de los animadores y dibujantes más interesantes y originales del séptimo arte. La cinta llegó a estar nominada a dos Oscar de Hollywood como mejor largometraje de animación y mejor banda sonora y ganó muchos premios internacionales, lo que sirve como muestra del prestigio que alcanzó entre la crítica especializada.
Champion es un niño triste y solitario que vive en una casa aislada del mundo con su abuela, Madame Souza. La mujer hace todo lo posible para intentar animar a su nieto, huérfano, que no parece emocionarse ante nada, y solo consigue arrancarle una leve sonrisa al regalarle un perro, Bruno, que se convertirá en compañero inseparable de niño y abuela. Pero un día Madame Souza encuentra bajo la cama de Champion un cuaderno con recortes de periódico de los grandes ciclistas de la época, y descubre la pasión oculta de su nieto. Decide regalarle un triciclo que despertará la ilusión de aquel niño triste y aburrido. Desde entonces, comenzarán un concienzudo entrenamiento para llegar a disputar el Tour de Francia. En la etapa reina de la gran carrera gala, Champion es secuestrado por la mafia francesa y trasladado a Belleville (ciudad que en la película se identifica con Nueva York). Madame Souza y Bruno seguirán la pista del secuestro y se enfrascarán, junto a tres antiguas coristas de Belleville, en una serie de aventuras para rescatar al muchacho, las cuales os dejamos descubrir viendo la película.
El ciclismo está muy presente en toda la cinta, especialmente en la primera parte introductoria de la trama, con muchos guiños a la historia del Tour de Francia. El cuaderno que Madame Souza encuentra en la habitación de Champion supone el punto de partida para todo el relato, y seguramente hará a muchos recordar carpetas y libretas pobladas con recortes de periódico y fotos de los campeones del momento. En el cuaderno de Champion podemos ver a grandes ciclistas como Sylvere Maes, Louison Bobet, Hugo Koblet, Gino Bartali, Jean Robic o Jacques Marinelli. En escenas posteriores notaremos también cómo la habitación se va llenando de carteles y fotos ciclistas, como la de Fausto Coppi firmándole un autógrafo al joven Champion.
En la película el humor y la caricaturización tienen un peso fundamental, y a cualquiera se le escapará una sonrisa con las escenas de los entrenamientos de Champion, dirigido por su abuela, y sobre todo con las sesiones de recuperación, masaje y alimentación, tratadas con una comicidad tan disparatada como entrañable. Además, la caricatura de la delgadez y musculatura del ciclista se llevan al extremo con un diseño de los personajes totalmente impactante y muy alejado de los cánones de la animación clásica.
La parte que más llama la atención como aficionados al ciclismo es la que se corresponde con la disputa del Tour de Francia. Sylvain Chomet consigue plasmar el aroma y el ambiente de la Grande Boucle y su importancia como icono clave en la cultura gala. Para mostrar la grandeza del Tour, durante los entrenamientos de Champion se nos enseña un discurso de Charles de Gaulle animando a los ciudadanos franceses a seguir y animar a los ciclistas en el Tour. Cuando la trama viaja ya a la gran ronda por etapas, se nos muestran imágenes de la caravana publicitaria, los aficionados arengando a los ciclistas en las cunetas, corriendo junto a ellos o tirándoles agua, siguiendo la etapa en la radio o en la televisión desde la autocaravana, etc. Todo ello con ese tono de deformación y exageración que dota de originalidad a los dibujos en esta película.
En todo lo que vemos alrededor de la disputa del Tour aparecen referencias y guiños a personajes y situaciones que forman parte de la Historia de la Grande Boucle. Por ejemplo, la figura de Roberte Rivette, la acordeonista que aparece en la película dentro de la caravana publicitaria, es un homenaje a la acordeonista francesa Yvette Horner, que alcanzó gran fama en el país vecino cuando en los años 50 entró a formar parte de la caravana del Tour, amenizando la previa de la carrera con su acordeón entre 1952 y 1963. Entre los vehículos publicitarios vemos también guiños a algunas de las marcas pioneras en esta seña de identidad del Tour, como por ejemplo “La vaca que ríe”.
En la carrera, podemos ver la ascensión al Mont Ventoux o el final de etapa en la ciudad de Marsella, en la que el líder de la carrera demuestra ser el más fuerte y consigue la gloria de los vítores y agasajos en línea de meta. Todo apunta a que ese líder podría ser imagen de Jacques Anquetil, rey del Tour en los años en los que la película se sitúa. Concretamente podría hacer referencia al Tour de 1957, primero de los cinco que ganó Anquetil.
En definitiva, una película que aúna humor, surrealismo, crítica social, ternura y aventura haciéndonos disfrutar de principio a fin y que, pese a no tener casi diálogos, se hace corta gracias a cómo cuenta las cosas y a una banda sonora sencillamente magistral. Un homenaje a la música, al ciclismo y a los años 50, que tiene que ser parte obligada de la colección de todo amante del ciclismo y el cine.
Ficha de la película en FilmAffinity
Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)