El Col du Parpaillon, con sus más de 2600m de altitud, es un coloso olvidado. Un lugar icónico del cicloturismo cuya cima es codiciada por aventureros y exploradores. Coronada por un legendario túnel de tiempos bélicos, su descarnada y larga carretera y sus tramos de grava, tierra y piedra se convierte en una travesía épica que asciende más de 1800m de desnivel. Un territorio imposible para los routiers, que ha privado a este precioso puerto de la gran leyenda de sus vecinos, que en verano se llenan de caravanas, sonidos y aromas que arropan el amarillo del Tour.
Esta imponente ascensión alpina y su marcha cicloturista suponen el punto de partida para una hilarante película realizada para televisión por el cineasta francés Luc Moullet. Nacido en 1937, este realizador y escritor se formó en el seno una generación de críticos, directores y pensadores que revolucionaron el cine en el s.XX, la conocida como Nouvelle Vague. Miembro de los fundamentales Cahiers du Cinema, Moullet ha sido ponderado y protegido por nombres de mucha más fama como el gran Jean-Luc Godard, quien dejó este mundo hace pocos meses. Sin embargo, nunca alcanzó la fama de los Truffaut, Rohmer, Resnais o Chabrol.
La película que nos ocupa, Parpaillon, cuenta con un subtítulo mucho más enrevesado: À la recherche de l’homme à la pompe Ursus d’après Alfred Jarry (Buscando al hombre de la bomba Ursus tras Alfred Jarry). No es casual que aparezca ahí el nombre del dramaturgo francés, considerado el precursor del teatro del absurdo, autor de obras tan revolucionarias como Ubú rey, y que sentía una especial fascinación por la bicicleta, a la que dedicó alguno de sus textos.
El filme se compone de una sucesión de sketches que acompañan a todo un coro de personajes participantes en el 25º “Rallye du Parpaillon”, una marcha ciclodeportiva que busca conquistar la temible cima alpina. Se desencadena así una serie de escenas disparatadas con la bicicleta y los cicloturistas como protagonistas. Entre momentos increíbles, absurdos, cómicos y entrañables, vamos ascendiendo cada kilómetro del Parpaillon, conociendo sus trampas, sus grietas y sus recovecos, casi a modo de extraña road movie.
Aunque la mayoría de sus escenas fluctúen entre la caricatura, la parodia y lo puramente surrealista, cualquier espectador que haya tenido contacto, por pequeño que sea, con la bicicleta, se verá reflejado en muchas de ellas. De una manera peculiar, la película es un canto de amor a la bicicleta y a sus gentes, reflejando lo que en un artículo publicado en este medio se llamó “la magia de todos los cicloturismos”.
Un ejercicio cinematográfico interesante en el que las imágenes y los sonidos nos sumergen en una demencial jornada deportiva camino del icónico túnel de gigantes puertas de hierro que, imponente, corona el Col du Parpaillon. Una cinta para ver desde múltiples perspectivas: las del cinéfilo que busquereferencias y detalles en cada plano, las del amante de la bicicleta que quiera observar los detalles de las máquinas y sus componentes, las del “friki” del ciclismo de competición que anote los maillots y prendas míticas de la época, las del que busque simplemente echarse unas risas…
La película se encuentra disponible, en versión original, en Youtube. Os recomendamos acercaros a ella para verla, bien del tirón, bien como una serie de episodios cómicos sobre todo lo que puede suceder (o no) cuando nos subimos a esa máquina mágica que llaman bicicleta.
Escrito por Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)