Puertos Cicloturismo

Colle di Tenda, la ‘cortina’ entre Italia y Francia

Tenda significa ‘cortina’ en italiano. No podría haber un significante tan lleno de significado en este contexto, puesto que el Colle di Tenda supone una visera sobre los valles que domina, a los que protege de vientos y sol en horas elevadas de la tarde. Ese cajón implica más calor en días de verano. La carretera que asciende desde Italia al coloso no ofrece mucho atractivo en sus primeros kilómetros. La amplitud de la calzada ve bastante más tráfico que la parte alta, evitada por los vehículos a motor en su gran mayoría desde la construcción del túnel que atraviesa la montaña. 

Desde ahí, la carretera se vuelve la mitad en anchura y ofrece, ahora sí, sensación de puerto. La dureza aumenta en este tramo, por supuesto, con bastantes herraduras y la consciencia de ganar altura con gran celeridad. El verdor se impone y las atractivas praderas van dejando paso a un monte sin prácticamente arboleda que nos ofrezca refugio en los meses de verano. 

Por contra, el descenso se hace más peligroso, aunque todas las curvas se observan bien, sin necesidad de llevarse sustos y margen para maniobrar. En la cima hay multitud de servicios, como buena zona fronteriza entre dos países como Francia e Italia. Por su parte, llegar al col de Tenda desde suelo francés nos llevará un esfuerzo parecido, sobre todo en cómo está estructurado, pero sin duda más exigente en esa parte final. La estrechez de la carretera se acentúa aún más y las curvas de herradura ascienden a un total de 50. Es un constante giro a izquierdas y a derechas. Hasta la cima.   

El asfalto es decente, se puede ascender con flaca sin problemas. Si la subida puede resultar en un mismo porcentaje entretenida por las curvas, el descenso cansa debido al constante frenado que nos obliga. Tal vez sea mejor idea ampliar la ruta un tanto y regresar por otro lugar a nuestro punto de origen, en caso de que tengamos que hacerlo. La altitud no es exagerada, unos 1870 metros. Se puede considerar parte de los Alpes Marítimos, o pre-Alpes. Por el lado francés es difícil encadenarlo con otras subidas por asfalto, aunque sí que hay una vertiente en tierra al col que merece la pena. 

Es una zona con multitud de caminos semi asfaltados que permite circular con gravel o bicicleta de montaña sin ningún problema. En el ciclismo profesional tuvo más peso en los años 60 que en la actualidad, ya que desde 2005 ni siquiera pone un pie el Giro de Italia. Eso sí, fue un final de etapa en el que Ivan Basso venció y Gilberto Simoni puso contra las cuerdas a la maglia rosa, ‘il Falco’ Savoldelli. Ideal para el cicloturismo en su parte alta, sobre todo.

Reportaje completo en 1001puertos

Texto: Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos
Incluido en el nº5 de High Cycling (especial Vuelta)

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