Historia

Cuando los lectores cambian la historia oficial del Tour

Y las lectoras también.

La historia oficial del deporte y el ciclismo atribuyó a Vicente Blanco Echevarría, deustuarra nacido en 1884, el honor de ser el primer ciclista español en tomar parte en el Tour de Francia. La historia de este auténtico personaje es bastante conocida, por lo menos en los ámbitos de los amantes de estas curiosidades. Se pueden encontrar en libros y por Internet sobradas referencias a este deportista. Y a quien escribe no le gusta repetirse en temas tan trillados. Más le gusta dar a conocer aspectos que considera que hasta este momento no han tenido suficiente difusión. Tampoco es que sean primicias. Pero a mi entender no han tenido la relevancia que debieran.

Así que haré una sucinta referencia a este ciclista y no porque no merezca más. Vicente trabajaba ya con trece años en un barco en la sala de máquinas. Más tarde fue metalúrgico en los astilleros Euskalduna. De aquí se llevó dos graves accidentes en las piernas. El vulgo, muchas veces cruel para estos asuntos, le apodó como “El cojo”. Era ostensible su cojera cuando caminaba, pero no le suponía impedimento mayor para pedalear. Se construyó él mismo una bicicleta en la que destacaban por su carácter rudimentario los neumáticos, que no eran tales sino unas cuerdas de similar grosor. Su carrera deportiva en sus inicios está plagada de las triquiñuelas y chascarrillos muy típicos del ciclismo de su época: una divertidísima combinación entre la picaresca, la ingenuidad, la ignorancia, la falta de metodología deportiva, los bulos, las salvajadas confundidas con prestaciones deportivas…Finalmente a nuestro Vicente, tras haberse proclamado dos veces campeón de España, le aconsejaron tomar parte en el Tour de Francia.

Era el año 1910 y aquel Tour, gracias a las diabluras del periodista Steines, tendría unas sorpresas llamadas Tourmalet, Aubisque…que Vicente no llegaría a cruzar. El Tour partía de París y Vicente estaba en Bilbao, a más de 1.000 kilómetros. Que nuestro ciclista recorrió en bicicleta al no tener recursos para pagar siquiera el billete de tren. Llegó a París en la víspera de la salida de la Grande Boucle extenuados tanto él como su bicicleta. Un mecánico español le proporcionó una nueva montura de 15 kilos y tomó la salida al día siguiente en una etapa de 272 kilómetros que llevaba a Roubaix. Cansado como venía por ese viaje previo al inicio de la carrera, Vicente abandonó muy pronto ese Tour.

Y así rezaba la historia oficial hasta junio de 2004. Pero este cuento todavía no estaba acabado.

Y es que, en la edición del Tour de 1909 tomó la salida y acabó en decimoséptima posición de la general, y en la sexta de los “isolés”, los que corrían sin equipo, un tal Habierre. ¿Quién era este Habierre? Pues como posteriormente se descubrió, Habierre era un jacetano: José María Javierre, que había emigrado siendo niño con su madre y hermanos a la localidad cercana a Pau de Lescar. La transformación de Javierre en Habierre no tenía otro secreto que la dificultad de la pronunciación del fonema “j” en el idioma francés.

A grandes rasgos, José María Javierre ganó diversas pruebas ciclistas ya en Francia, y decidió en 1909 tomar parte en la gran ronda gala, cuando su edad era de veintiún años. Su segunda participación, en 1910, fue la última de su vida. Posteriormente se dedicó al negocio de las bicicletas. Durante esas dos participaciones, Javierre tenía la nacionalidad española. Obtuvo la francesa en 1915, tras su participación como soldado en la Primera Guerra Mundial, y sin lugar a dudas por las condecoraciones en ella conseguidas. No caben tampoco dudas en que fue esa sustitución entre la “j” y la “h” de su apellido, la que dio lugar a que se le haya considerado como un francés más.

Pero la cuestión que me ha animado a escribir este artículo es la de la procedencia de esta noticia que cambió la historia del ciclismo y el deporte español. La historia oficial se ha atribuido a los periodistas Carlos Arribas (entonces en “El País”) y Sergi López (entonces en “El periódico de Cataluña”). En su libro escrito conjuntamente con Josep Pernau titulado “Locos por el Tour” y editado, atención al dato, por primera vez en junio de 2003, estos autores nos hablan de Vicente Blanco como primer participante español en el Tour. Y si cualquiera de los lectores bucea por Internet ahora mismo, continuará encontrando en la promoción de este libro a Vicente Blanco como primer participante español en el Tour.

Pero en posteriores ediciones de este mismo libro ya aparece este dato corregido y estos autores nombran a Javierre como primer español en la Grande Boucle; con su originaria nacionalidad española. Mas los autores “olvidaron” mencionar claramente las fuentes. ¿Quién les puso a los autores sobre la pista de Javierre?

Esa persona era Francisco García Albares, una auténtica “rata de biblioteca”; término utilizado en mi caso como muestra de admiración, respeto y cariño. Relataba él mismo en julio de 2004 a la revista Meta 2 Mil: “Me dirigí a Carlos Arribas para felicitarle por el magnífico trabajo del libro “Locos por el Tour” y aportarle al mismo tiempo algunas precisiones o correcciones. Le apunté el dato de que el primer español en el Tour no fue Vicente Blanco sino José Javierre, el cual yo había obtenido de la revista belga “Coups de pédales”, especializada en historia del ciclismo”

Continuaba García Albares: “En el artículo de El País (de Carlos Arribas) se dice que el descubrimiento de Javierre es fruto de una investigación de la revista “Coups de pédales”. Eso no es cierto. En el número cien de la revista, un número extraordinario, se citaba a Vicente Blanco como primer español en el Tour. Dos meses más tarde, en el número 101, en un pequeño y escondido apartado, se apuntaban una serie de correcciones a algunos datos vertidos en el número cien, fruto de las aportaciones de los lectores, en general personas muy especializadas en documentación ciclista. Esto es muy habitual en esta revista donde los lectores tienen un gran protagonismo. Concretamente el punto 2 decía que los lectores habían apuntado que no fue Blanco sino Habierre el primer español, nacido en Jaca en 1888. Y no se decía nada más. Yo me quedé sorprendido y tomé el dato para ampliarlo, encontrando la confirmación del mismo en la enciclopedia Eclonaar. Posteriormente comprobé que el apellido Habierre se había solapado sobre Javierre por la dificultad de la pronunciación de la “j” en francés”.

Con la humildad que caracteriza a García Albares, y haciendo referencia a la omisión de una mínima referencia en los artículos de El País y El Periódico de Cataluña en aquellos artículos de junio de 2004 al verdadero descubridor de este ciclista oculto, Francisco García Albares añadía: “Hombre, una mínima referencia o citación de la fuente no habría mermado para nada la calidad de la buena investigación que han hecho más tarde Arribas y Pérez, pero tampoco me preocupa. Me importa mucho más haber contribuido al descubrimiento de un hecho trascendental para el ciclismo español. Aunque no se me cite para nada, pues no olvidemos que Javierre acabó dos Tours legendarios en muy buen puesto.”

Era el periodista Angel Giner quien nos hacía una semblanza de García Albares en el citado número de julio de 2004 del tristemente desaparecido semanario Meta 2 Mil. Relataba Giner que Albares era un investigador y documentalista que escribía en la revista Colleccyclisme en la década de los años setenta del siglo pasado, y que dio lugar posteriormente a “Coups de pédales”. Junto a García Albares, otros “ratones” de biblioteca compañeros suyos eran Jorge Camon, Ricardo Carreño Ferran Bellfort y otros tantos. Sirvan estas líneas como homenaje a todos ellos. Con su poco reconocido trabajo han corregido muchos errores instalados en la historia del ciclismo.

Abandonando por un momento los datos documentados, me atreveré a internarme en el terreno de las especulaciones. Para ello, partiré de la premisa de que la cultura ciclista existente en Bélgica ha sido siempre infinitamente mayor a la que ha existido en España. También en aquellos inicios del siglo XX. La afición belga ya seguiría con interés aquellos Tours de la primera década del siglo pasado. No tanto se seguirían esos primeros Tours en España. Al menos hasta la participación de Vicente Blanco, porque Javierre, al fin y al cabo, ya no estaba en España para entonces. La afición belga, y seguramente también buena parte de la afición francesa, más seguidoras, sí que tendrían constancia de que el primer ciclista español participante había sido Habierre. Sin embargo, para España, el primer ciclista seguía siendo Blanco. Así discurrirían paralelamente ambas tradiciones, sin entrelazarse, sin conocer qué información estaba dando cada una de ellas, hasta que por fin encontrarían un nexo de unión: el trabajo de García Albares en la revista “Coups de pédales” y su sorpresa cuando los lectores, casi por unanimidad, rectificaron el dato.

Sirva este modesto artículo para reconocimiento de la labor de estos lectores. Cuando leemos determinados comentarios de prensa, escuchamos una retransmisión radiofónica, vemos una retransmisión televisiva…algunas veces llegamos a pensar: este comentario del periodista habría que matizarlo, es muy discutible, es del todo incorrecto, o peor todavía: no tiene ni idea…Efectivamente. Muchas veces los lectores, oyentes, telespectadores… sabemos mucho más del tema que los periodistas. Y los periodistas no deben enfadarse por ello. Ni ocultar las fuentes que les llevan a rectificar cuando lo hacen. Deben partir de la base estos periodistas, de que los aficionados hemos tenido nuestras propias vivencias. Y que ese terreno de las vivencias es nuestro, personal. No de ellos. Aceptarlo y tener la nobleza de reconocerlo. Y no ser tan ruines de ocultarlo. ¿Qué sentido tiene ocultar que un aficionado al ciclismo belga ha recibido ese legado de sus antepasados, también aficionados al ciclismo? ¡Qué bonito poder contarlo! Transmitir entre todos nuestra centenaria cultura ciclista.

Escrito por: Raúl Ansó Arrobarren (@ranbarren)
Publicado originalmente en roadandmud.com

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