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Daniel Teklehaimanot, de Eritrea al mundo

Al apellido Teklehaimanot le deben Biniam Girmay y Eritrea ser cada vez más reconocidos en el panorama ciclista internacional. El corredor de Debarwa, ciudad interior del país, fue uno de los que añadió un nuevo color a la gama incluida en las paletas habituales del ciclismo, normalmente de corte más caucásico. La globalización del deporte, cabalgando a lomos del World Tour y la irrupción de carreras e interés por la bicicleta a nivel mundial, ha hecho que por suerte cada vez veamos ciclistas de tez oscura en el gran grupo y que ya haya dejado de ser un elemento que llame la atención en absoluto. Los tiempos cambian, pero aún así todo lleva un proceso de autoajuste.

Sucederá que algún día las féminas se incorporarán al pelotón masculino en alguna medida. Y estará bien, todos aplaudiremos ese hecho y correrán ríos de tinta sobre ello. Sin embargo, pasará el tiempo y se verá como algo natural. El ser humano es reticente a los cambios y todo tiene su proceso de digestión, de acomodación y de asimilación hasta incorporar los nuevos esquemas a tu acción diaria.

Teklehaimanot en primer término © ASO / Broadway

Varios ciclistas africanos ya habían despuntado. Robert Hunter ganó una etapa en la Vuelta al final del siglo XX (1999) e hizo historia. Louis Meintjes está siendo un buen estilete del ciclismo sudafricano y, por tanto, en representación del continente. África se está sumando y eso es motivo de alegría, ha venido para quedarse. Pero hasta que algún ciclista negro se ha sumado al pelotón de élite no se ha visualizado. Barloworld fue importante. Aunque al final los ciclistas sudafricanos que estaban destacando en el máximo nivel tenían rasgos físicos que presentan más similitudes con el grueso ‘occidental’ que con los cánones clásicos que el concepto de un ciclista africano pueda traer a la cabeza.

Era cuestión de tiempo que esa fuerza física que atletas africanos mostraban en otras modalidades deportivas acabase por expresarse también en ciclismo. Poco a poco la bicicleta sigue abriéndose camino, gracias también al ejemplo que algunos deportistas están ejerciendo, rompiendo tabúes y preconceptos de la sociedad contemporánea. África ha venido para quedarse y ello es gracias, en parte, a Daniel Teklehaimanot. El eritreo supo buscarse mucho la vida a la hora de intentar cumplir su sueño de ser ciclista profesional.

Teklehaimanot en el centro, junto a Mark Cavendish y Edvald Boasson Hagen © ASO / McBeard

Aterrizó en Europa de mano del Amore&Vita, equipo llamado así por sus apoyos originales al mensaje antiabortista. Esa oportunidad, si bien no obtuvo ningún resultado destacado ni se le dio la oportunidad de disputar carrera alguna en suelo europeo, le abrió la puerta a otra. La UCI, en su combinado de eslabones sueltos de varias nacionalidades que presenta en algunas carreras, le alineó en el Tour del Porvenir del año 2009. Fue sexto clasificado en una edición que Romain Sicard le birló a Tejay Van Garderen, dos ciclistas que después supusieron una decepción en el profesionalismo. Sin embargo, en aquellos días eran dos de las mayores promesas del ciclismo a nivel mundial. Teklehaimanot ya se codeaba con ellos.

Firmó por el Cervélo de Carlos Sastre y Thor Hushovd, incorporándose por fin a un conjunto de primer nivel. En Europa no destacaba, pero en África era un auténtico dominador, siendo campeón continental a nivel individual en línea y en crono, así como en la categoría por equipos. Tras recalificarse como amateur, sus buenas maneras y victorias le llevarían al Orica Green Edge, donde empezó todo. Su debut en una vuelta de tres semanas en la Vuelta a España de 2012 terminó de catapultar su fama. La historia vendía mucho, un ciclista negro tomaba la salida en una carrera de élite.

En España sería precisamente el país donde lograría su primera y única victoria en suelo europeo. Se llevó la Clásica de Ordizia por delante de Ángel Madrazo o David Arroyo. Se dejaría seducir por el proyecto de MTN-Qhubeka, que en una de sus evoluciones aterrizaría en el equipo sudafricano. No obtuvo grandes resultados, pero sí consiguió un hito todavía mayor: participar en el Tour de Francia. Incluso llegó al Giro en 2017, extendiendo más su ejemplo. En 2018 fichó por Cofidis y posteriormente ha vivido un periodo de vuelta al pelotón amateur.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: ASO / McBeard

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