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Diario de la Vuelta’22: 33 años sin País Vasco eran demasiados años

Comienza el segundo asalto de la Vuelta más democrática que se recuerda. Jumbo-Visma comienza golpeando, pero su líder, Primoz Roglic, ofrece dudas. Movistar tiene a Enric Mas y Alejandro Valverde no se sabe quién en la recámara de quién. Ambos con dudas sobre su rendimiento debido a sus miedos y afectaciones varias y otro por la edad y el ánimo con el que pueda estar afrontando su última gran vuelta. Jai Hindley viene de ganar el Giro, pero su rendimiento es una incógnita, puesto que ya ha cumplido su temporada. Miguel Ángel López tiene mucho de lo que resarcirse. Para empezar de todo lo que se habló de él durante y después del affaire-Mos en el que abandonó en plena carrera.

No ha ayudado la polémica suspensión del equipo tras un presunto control rutinario de aduana por parte de las autoridades españolas. Otro ciclista que nadie sabe cómo va a responder, añadido a su manifiesta irregularidad. Característica que comparte con el británico Simon Yates, líder del Bike Exchange. También está el ecuatoriano Carapaz, el más fiable de todos los contendientes, pero con las dudas que arroja el hecho de que deja Ineos y habrá que ver cómo funciona su motivación, que debería ser alta, y la de sus compañeros por ayudarle, que dependiendo de la situación podrían tomar partido por alguien que vaya a continuar en la estructura británica.

Ⓒ UNIPUBLIC / Charly López

En su escuadra está Pavel Sivakov y Carlos Rodríguez, que podrían contar en las quinielas a un nivel similar a todo este cajón desastre de candidatables. En UAE está Almeida, que en Burgos demostró estar como un avión. Ayuso le podrá ayudar bien a despistar, bien a afianzar. Mikel Landa reniega de su condición de candidato, pero su equipo arriesga lo más grande por llevarle en cabeza de pelotón. Gino Mader está más por hacer, pero con libertad puede ser altamente peligroso. Evenepoel también. Ni siquiera él o su equipo conocen sus límites. Más outsiders en De la Cruz, Lutsenko, O’Connor, Higuita, Pinot, Urán, Carthy, Meintjes, Arensman, Soler y Juanpe López.

La carrera más abierta de los últimos años entra en su fase definitoria. No se sabrá esta semana quién va a ganar el maillot rojo en Madrid, pero sí se espera que la selección con respecto a todos los mencionados sea importante y resten únicamente tres o cuatro candidatos. Puede que alguno más que no cuente en ninguna quiniela entre. Al igual que saldrá alguno/s con los que contemos como seguros para esta Vuelta. Las etapas vascas, Pico Jano, San Glorio y las dos llegadas en alto asturianas tendrán mucho que decir. En una semana el blanco cambia al negro y viceversa.

Ⓒ UNIPUBLIC / Charly López

Mientras tanto, se pasa de una de las mejores aficiones del mundo a otra. Holanda, con su pasión por el uso de la bicicleta como transporte y el ansia por ver ciclismo profesional que existe entre su población, que sale masivamente al paso de sus héroes, da paso a País Vasco, una de las aficiones más fieles y apasionadas del mundo. Nunca fallan en llenar cunetas, en aclamar a todos por igual, en animar a los suyos, pero también a sus rivales. Ni un mal gesto como el circo en el que se han convertido ascensiones francesas como Alpe d’Huez en pleno Tour de Francia. Ni un pero.

Además, estas tres etapas dan ocasión de ver tres salidas y dos metas. Las metas tienen como puntos calientes el puerto de la Herrera, un mito de la Vuelta de la época anterior a Unipublic, y el Vivero en dos ocasiones. No hay mejores llamadas a la asistencia del público. Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, las tres provincias estarán muy presentes, recorridas en gran parte. La ocasión de salir casi a la puerta de casa y ver a los héroes del pedal. Si animan a un cicloturista que asciende Urkiola, por qué no se van a hacer veinte kilómetros para pasar un día de campo con amigos y ver a sus ídolos en primera persona. Cuanta más gente, más bonito de ver. Y cuanto más bonito de ver, más gente. La afición vasca es maravillosa.

© PHOTOGOMEZSPORT2019

En 2011 se tomó la decisión de regresar a Euskadi. Con la situación normalizada, se esperaba que fuese un éxito y que lo deportivo primase sobre lo político. Así fue. La Gran Vía de Bilbao fue un auténtico hervidero, un almacén de gentío. Urkiola un día después fue otro exitazo. La vuelta de la Vuelta a País Vasco era una realidad y desde entonces se ha convertido en uno de los mejores socios de la ronda española. Las ediciones de 2012, 2015, 2016, 2018, 2019, 2020 y ahora 2022 han recibido al pelotón por estas tierras. El recorrido, se quiera o no, siempre es un campo de minas. Repechos, pequeñas subidas o directamente puertos a superar. Paisaje y clima insuperables. Además, se podría achacar el mal tiempo como un problema, pero es que siempre que ha llegado la Vuelta el tiempo ha sido excelente, huyendo además de olas de calor que machaquen innecesariamente a los ciclistas.

No serán los dos días más decisivos, está claro. Pero sí van a comenzar a hacer limpieza de favoritos. La victoria de etapa debería venir por una fuga. Aunque sólo sea por ver el zafarrancho que se va a vivir en el pelotón, ya merece la pena. El marco es el mejor. La llegada a Laguardia dará para segundos, al igual que el último paso por el Vivero también moverá a algún favorito a intentarlo. Son demasiados como para no mover el árbol. Tienen que caer.

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El ciclismo es religión. Una cantidad ingente de ciclistas parten cada mañana con destino varios puntos de la geografía vasca. Toman cafés en las rutas más transitada, hacer piña, disfrutan del deporte y del entorno y cuando el esfuerzo se ha terminado llega el momento de aplaudir a los que hacen de su hobby su profesión. El reconocimiento de la mejor afición es uno de los mayores premios que puede existir para un ciclista. Pasar por País Vasco en una competición como la Vuelta a España lo es.

Escrito por Jorge Matesanz

Foto de portada: PHOTOGOMEZSPORT2019

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