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Diario del Giro 2022: el show de Hirt, Landa y Valverde

Se terminan los días de descanso, llegan las montañas y la clasificación se aprieta si cabe aún más. Carapaz continúa de líder, Hindley bonifica y recorta, colocándose a únicamente 3″ del rosa. Mikel Landa fue el más valiente y obtuvo un pequeño hueco sobre Almeida, que resiste a tiro de hazaña en Verona. Será difícil que resista tantas embestidas en tantas etapas. Lástima de kilómetros contra el crono, porque le hubiésemos tenido de líder peleando en una situación muy similar a la de 2020. Entonces se cruzaron, entre otros, los Ineos y Hindley. Hoy también es Landa, que parece atacarle a él para asegurar el podio. Un Landa que tiró a su coequipier Pello Bilbao, que tuvo que recuperar posición, hacerle el trabajo y clasificarse. Una machada que nos deja con las dudas de siempre: ¿qué sería de Mikel sin Pello? Pero… ¿qué sería de Pello sin Mikel? Un año más, sin respuesta. 


Por primera vez vemos a Valverde en posiciones delanteras, siendo el ciclista que reclamábamos. Chapeau a su etapa en Aprica. Ganar es muy difícil. Intentarlo sólo un poco menos. Y lo hizo. Recuerda su actuación al Giro anterior en el que tomó la salida. Entonces pinchó en los Dolomitas y rindió muy bien después. Aquí vivió su particular vía crucis camino de Turín, pero en cuanto se ha puesto competitiva la carrera, ahí ha estado. Escapada a la que no se ha permitido ningún tipo de alegría y que le ha permitido llegar con los mejores, lo que le dará bastante moral. Sigue décimo, fuera de la lucha evidente, aunque visto lo de esta decimosexta etapa, habrá explosiones a lo largo de esta durísima última semana.


Jan Hirt y el Intermarché juegan en otra liga. Están en estado de forma sideral. Girmay lo estaba en los primeros diez días, hasta el corchazo. También Pozzovivo, que hoy ha echado un vistazo al carné de identidad y ha dado un paso atrás, como también era esperable. Una caída tuvo gran parte de la culpa. El checo recuerda los días de Jan Hruska y se adjudica un etapón de montaña para el que estaba en boca de todos. La fuga fue de nivel y pronto se vieron dos cosas: que la escapada se iba a jugar la victoria, y que ésta no iba a poner en un brete a los favoritos. El Mortirolo se ascendió a contra vertiente y el descenso no defraudó. Nibali forzó la máquina y sólo un imperial Carapaz pudo frenar un intento tan suicida como peligroso junto al fiel Sivakov. Tal vez improvisado porque una estratagema así merecía tener algún gregario esperando al pie del descenso. La vista sobre el valle próximo desanimó al siciliano. El italiano ha perdido algo de comba. Era previsible. Aunque sube hasta la quinta plaza de la general. Para que Vincenzo acabe optando a ganar necesita explotar el mundo. Quién no le ve capaz de ello y de más en la última semana de su último Giro. Se encuentra en el mejor guion posible, con necesidad de buscar el vuelco, el milagro, la actitud y buenas piernas. Seguramente no gane, pero sí puede determinar quién no lo va a hacer.


De aquí en adelante, hay que seguir de cerca la evolución de Carapaz. Es el líder, pero el discurso empieza a torcer hacia conformista. Y eso, en un corredor ultra valiente, es signo de que está fuerte, pero no en la forma en la que se esperaba. Le falta confianza. Ineos lo sabe y correrá como en la etapa que llevó a los ciclistas a Cogne, contemporizando si se da la ocasión. Hindley está muy fuerte, aunque le falta la valentía que le llevaría a darse cuenta de que es el más fuerte. Menos mal, dirán en el equipo del ecuatoriano. Si suelta su mente y se deja llevar por las sensaciones, nos quedamos sin carrera. Cauto el aussie, esperando el momento oportuno con fuego en los pedales. Esa táctica no ha solido salir muy bien a corredores que después se han llevado un buen tartazo. Menchov, sin ir más lejos, fue un especialista en ese tipo de misión. Una Vuelta y un Tour se fueron a Roberto Heras y Carlos Sastre (con los que compartió podio en Madrid en 2005, dicho sea de paso) por contemporizar y no sentenciar carreras en la que podía ser el más fuerte.


La guerra continúa sobre el asfalto. Una etapa tachada, pero llega otra, la que corona Vetriolo y Menador, con cresteo (muy peligroso si algún ciclista llega solo desfondado) en continuación al esfuerzo de Aprica, cuyos más de 200 kilómetros se dejarán sentir. El Tonale, sorprendentemente no puntuable, saludará de buena mañana a las piernas de todo el pelotón. Sálvese quien pueda si hay batalla de salida.

Escrito por Jorge Matesanz

Foto: RCS

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