Trek-Segafredo pone un broche magnífico y compensa así la pérdida de la maglia rosa del día anterior. Giulio Ciccone suma su tercer triunfo en la gran vuelta de su país en un día en el que los favoritos sólo amagaron. Sestola, Ponte di Legno y ahora Cogne, las metas que cuentan con la firma del ciclista de Chieti. Resuelta la escapada tras una aceleración del transalpino en Verrogne, que limpió el grupo de aspirantes a cuatro, junto a Santiago Buitrago (buena pinta), Hugh Carthy y Antonio Pedrero. El de Movistar fue tercero en meta, confirmando que el equipo tiene ganas más allá de las posibilidades de Alejandro Valverde de cazar alguna etapa. La zona dura de la subida final puso a cada uno en su sitio y el italiano de Trek se marchó en solitario. En meta, exultante, lanzó incluso las gafas al aire. Una lástima su fallo en la lucha por la general, reto que quizá no se adapte a sus características. De esta forma puede ir sumando logros más realistas.
Entre los favoritos, la nada absoluta. Tras el remolino de Turín se esperaba mayor ambición. Hubo un único gesto digno de aplauso, que fue el del portugués Almeida lanzando a sus compañeros a tirar. Dejaron el pelotón en apenas un grupo de amigos, pero le faltaron fuerzas a sus gregarios para hacer más limpia. Rui Costa rodaba por delante con pinta de que se dejaba descolgar en la fuga para servir de puente a su compatriota. Pero el gatillazo del equipo les quitó las ganas tal vez y optaron por volver a intentarse meter en la lucha por la etapa.
Ineos controló bien los puertos. A ritmo de sus gregarios, fue manteniendo la fuga en distancia. Salvo el momento en el que UAE puso ritmo endiablado con Formolo y Ulissi, apenas hubo complicación alguna. La caída de Richard Carapaz en los primeros compases de la etapa crearon dudas sobre las consecuencias arrastradas o los posibles daños de la misma. Nadie probó, nunca lo sabremos. Bora ni apareció. Hindley ya cometió el error en el Stelvio, perdiendo un Giro de Italia por conformarse con el ritmo precisamente del Ineos-Grenadiers del mayúsculo Rohan Dennis. Los Bahrain tampoco alzaron vuelo. Y eso que Verrogne era una subida que a Mikel Landa le podía ir a las mil maravillas. Lo mismo que la subida final le podía ir a Pello Bilbao. La nada. Vendrán excusas, pérdidas de podio por apenas un puñado de segundos en la última crono, etc. Pero una etapa de alta montaña no se puede desaprovechar así. Carapaz, plácido, se lució en el sprint final para marcar bíceps y dar un mensaje. En este caso, ni siquiera un SMS. Tal vez un emoticono.
Tercer y último día de descanso. El martes da comienzo la última semana, ésa que según Mikel Landa dará la vuelta a la clasificación. Santa Cristina decidirá en gran medida el ganador, aunque habrá que esperar a La Marmolada. Aunque existe el pálpito de que será aún más importante el día anterior. Ése en el que una montaña llamada Kolovrat puede hacer estragos. Esperemos que no sea demasiado tarde para los atacadores. Ni siquiera por los aficionados, sino por su bien y por sus remordimientos de conciencia.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto: RCS