El desarrollo de la quinta etapa de la presente edición del Tour de Francia, la del pavé, significó una cierta reconciliación del público aficionado al ciclismo, el de todo el año, con la gran carrera gala. La etapa tuvo un discurrir entretenido. Pasaron cosas. Los ciclistas, algunos, tuvieron una actitud competitiva. Hubo momentos de ciclismo de buen nivel. Nos entretuvimos viendo la pantalla. Y eso, si lo comparamos con lo sucedido en días anteriores, cabe considerarlo un salto cualitativo.
La etapa en sí no decidió absolutamente nada. Aunque sí puso de manifiesto bastantes e importantes cosas. No hubo grandes favoritos que se quedaran absolutamente fuera del triunfo final en París. Esta es una de las cuestiones que puede argumentar ASO para meter con cuentagotas este tipo de etapas. Aún así, el ciclista de AG2R- Citröen Ben O’Connor perdió más de tres minutos con respecto a Pogacar. El balance que puede realizar la organización es positivo. A falta de evaluar los resultados de los daños físicos producidos por las caídas, la etapa ha sido espectacular pero ha cumplido las dos premisas fundamentales para el organizador: ni ha habido retirados ilustres, ni ha habido favoritos que se hayan quedado fuera del triunfo final.
No vimos esta vez pelotones agolpados. Vimos por fin filas indias. Vimos caras de esfuerzo en los ciclistas. Vimos una escapada, conformada por 6 ciclistas, que llegó a meta. ¡Qué diferencia respecto a lo observado en días pasados!
El final de etapa fue agónico. Con un Taco Van Der Hoorn dando chepazos y cabezazos como cuando consiguió un reciente triunfo esta misma temporada. Lástima que esta vez no le sirviera. Fue un ciclista que en octubre pasado no tenía equipo, Simon Clarke, el que le arrebataba el triunfo en el último suspiro con su golpe de riñón. Este final de etapa, memorable, estuvo a tono con la magnífica etapa que pudimos presenciar. Pero aún quedaban más sorpresas. Un Wout Van Aert que había sufrido varias penurias durante la etapa, que había sido un magnífico gregario, que casi abandona su labor al frente del pelotón (seguramente volvió a cabeza del grupo cuando se enteró que podía mantener el maillot jaune), acababa otra vez como líder de la carrera cuando ya nadie lo esperaba.
Van Aert. Un ciclista capaz de obtener un triunfo abrumador ayer. Capaz de 24 horas más tarde reciclarse en gregario. Capaz de adaptarse mentalmente a los más sorprendentes cambios en el desarrollo de la carrera. Capaz de, después de darlo todo y pretender desconectar de carrera, volver a conectar para seguir vistiendo de amarillo. Qué más se puede escribir de él…
Dentro de las desgracias que les sucedieron (el pinchazo de Vingegaard y la caída de Primoz Roglic) Jumbo Visma actuó como un equipo. Y aunque ya sabemos que hoy les lloverán palos, Jumbo Visma dio la cara. No como otros.
La actitud combativa de Pogacar es encomiable. Viendo que sus rivales de Jumbo las estaban pasando canutas, optó por pasar a la ofensiva para meterles tiempo. Se encontró como aliado con un Jasper Stuyven que se lanzó a por la etapa. Y llegó a distanciar en un momento dado a Roglic y a Vingegaard en más de un minuto. El pero de Pogacar es que, salvo la ayuda por circunstancias de carrera de Stuyven, estuvo muy solo. Apenas tuvo compañeros de su equipo. Y a pesar de esa ambición mostrada por el esloveno, Jumbo supo mantener la compostura, cuando lo fácil hubiera sido abandonarse. Al final, la ventaja que Pogacar ha conseguido meter al danés Vingegaard ha sido de 13 segundos. Sobre Roglic la cosa le ha ido mejor al esloveno de UAE: 2 minutos y 8 segundos.
Ya sabemos que no va a haber otra etapa de pavé. Y que lo que hoy hemos visto puede que no sea por tanto en absoluto extrapolable a lo que en el futuro sucederá. Sin embargo, la conclusión de hoy es que en el mano a mano, Pogacar gana la partida sin lugar a duda a los dos ciclistas de Jumbo. Pero en cuanto a los equipos, Jumbo no queda en mal lugar respecto a UAE. Habrá que esperar futuras etapas.
Mencionar la actitud penosa de Ineos durante la etapa de hoy no pasando al relevo atrás cuando Jumbo Visma estaba dando la cara. En la dirección del equipo sabrán por qué. Desde luego, al aficionado de a pie se nos escapa. También, mencionar la buena actuación del equipo Arkea, con Nairo Quintana desenvolviéndose muy bien en este terreno. Sí. Ya sabemos que no era la primera vez. Y la actitud ofensiva también, hasta que las fuerzas les han respetado, del Bora de Alexandr Vlasov, el ciclista sin bandera.
Escrito por Raúl Ansó
Foto: ASO / Pauline Ballet