El final de etapa de ayer en la Côte de la Croix Neuve- Montée Laurent Jalabert no defraudó. Más allá de las diferencias de tiempo que se pudiesen registrar entre los dos grandes favoritos a la victoria final en París, Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, lo que ambos dirimieron en esa subida fue una guerra psicológica.
La mente tiende a quedarse con la última percepción. Pogacar intentó recortar tiempo a Vingegaard. Por el tiempo en sí, y sobre todo por la moral que le podría reportar al esloveno el dejar de rueda a su gran rival. Para afrontar los Pirineos con mayor esperanza de recuperar el maillot jaune. Precisamente por eso, para que el esloveno no le sacara de rueda, Vingegaard se pegó lo más que pudo a la rueda trasera de Pogacar. Se trataba de demostrarle que no iba a ser capaz de dejarlo atrás, para así afrontar de la mejor manera posible la cordillera pirenaica.
La táctica varió esta vez respecto a lo que pudimos observar en la ascensión a L’Alpe D’Huez. Pogacar utlilizó en aquella oportunidad dos ataques secos pero poco continuados para intentar escaparse del control del maillot amarillo. Ayer, lo que hizo Pogacar fue acelerar y mantener ese ritmo. Se trataba de comprobar si Vingegaard era capaz de mantenerle ese ritmo durante esos 3 kilómetros de subida. Al final de ella, Pogacar aún aceleró más. Pero no pudo ser. Lo mejor para el danés fue que, además, no transmitió en ningún momento de cara a la pantalla la sensación de estar sufriendo. Lo que debería minar más aún la moral del ciclista de UAE.

De estos tres kilómetros finales también pudimos extraer la conclusión de que el diferencial existente entre el dúo antes mencionado, y el resto de ciclistas que les siguen en la clasificación general, es bastante considerable. Salvo sorpresa mayúscula, uno de esos dos debe ser el vencedor final.
Hasta ese momento de la subida, la etapa estuvo controlada en el pelotón por el equipo Jumbo Visma. Al principio de la jornada hubo algunos escarceos, y en uno de ellos Vingegaard se quedó cortado respecto a Pogacar. Van Aert, cómo no, solucionó el entuerto.
La jornada resultó dura. Hizo calor y se corrió rápido. El perfil era un constante sube y baja por el Macizo Central. Habrá que estar atentos a ver si Jumbo Visma no acusa en próximos días estos desgastes.
La etapa se la adjudicó el ciclista australiano del Team BikeExchange-Jayco Michael Matthews. La resolución de la etapa fue magnífica, espectacular. A ello contribuyó, también, sobre todo a quienes presenciábamos la retransmisión por Televisión Española, los comentarios del invitado de ayer, Juanma Gárate. El ex ciclista guipuzcoano, como actual integrante del circo del ciclismo profesional en su faceta de director deportivo del EF Education-Easy Post, demostró unos conocimientos excelentes acerca de los ciclistas que en esa fuga se encontraban. Y en varios momentos de la retransmisión vaticinó con exactitud lo que en ella iba a suceder. Se agradecen invitados de este tipo para entender mejor lo que está sucediendo dentro de la carrera.
Una vez tomada la salida, se formó bien pronto una escapada de veintitrés unidades. Nuevamente, los corredores que la conformaban eran de extraordinaria calidad. Entre ellos rodaba el ciclista sudáfricano de Intermarché Wanty Louis Meintjes. Con la diferencia con la que llegó a contar esa escapada respecto al pelotón donde viajaba el líder Vingegaard, Meintjes llegó en un momento dado a situarse virtualmente en segundo lugar de la general. Aunque no creemos que tal hecho hubiese llegado a preocupar ni a Jumbo Visma ni a UAE.

A unos cincuenta kilómetros de meta, fue el propio Michael Matthews quien desató las hostilidades en el grupo de escapados. Fue capturado por otros ciclistas, entre ellos Luis León Sánchez. El murciano continúa demostrando su extraordinaria clase. Pero los años no pasan en balde.
Matthews “despegó” del grupo de cabeza en las primeras rampas de la subida al aeródromo de Mende. Pero desde atrás vino Alberto Bettiol. El italiano le rebasó y parecía que se iba a llevar la etapa. Pero Bettiol no fue capaz de despegarse de Matthews, que sufría horrores en esos desniveles para no perder de vista al ciclista de EF. Sorprendentemente, demostrando una voluntad a prueba de bombas, Matthews recuperó los metros que había perdido respecto a Bettiol y una vez llegado hasta él demarró para dejarlo atrás. Extraordinario triunfo del ciclista australiano. Por clase, por sufrimiento, por determinación, por voluntad, por inteligencia…
Escrito por Raúl Ansó
Foto: ASO / Pauline Ballet