Tras la magnífica etapa que pudimos presenciar el miércoles pasado con final en el Col de Granon, la etapa de L’Alpe D’Huez no siguió la misma senda. Aunque seguramente, en los parámetros en los que se desenvuelve el ciclismo actual, su desarrollo podría calificarse de previsible.
De cara a la lucha por la clasificación general, vimos, por fin, a un Jumbo Visma que ya sabe a lo que tiene que jugar. Quizás el ritmo que marcó la escuadra neerlandesa a lo largo de la jornada en el grupo principal no fue brutal, porque al fin y a la postre la escapada consiguió el triunfo de etapa. Pero sólo dos arreones de Pogacar en las postrimerías de la subida a L’Alpe D’Huez fueron lo único que se registró en acta de la lucha de cara al maillot jaune. Estuvo inconmensurable Tiesj Benoot, que se apartó en la primera rampa de la subida al último puerto de la jornada, después de comandar el grupo principal varias decenas de kilómetros. Le siguió luego en cabeza de ese paquete de privilegiados, cómo no, Van Aert. A éste le sucedió, muy poco, Kruijswijk, Roglic y luego Sepp Kuss. Lo importante para Jumbo Visma, aparte del liderato y la ventaja que ostenta Vingegaard, es que la carretera ha resuelto las dudas que podría tener el equipo neerlandés de acerca de cómo debía plantear este Tour. Ayer por fin vimos a Primoz Roglic ejercer de gregario sin tapujos. Incluso trató de filtrarse en las primeras escapadas en el ascenso al Galibier.

De ese paquete principal fueron quedándose sucesivamente los Quintana, Yates, Bardet. Esta vez, en una soberbia demostración de resistencia, aguantaron con los favoritos tanto Geraint Thoma como Enric Más. Aunque ya en meta, las diferencias que se registraron con esos ciclistas no fueron excesivas, debido a los parones producidos en ese grupo cabecero.
Yendo al grano, sólo esos dos acelerones de Pogacar fueron lo más destacable. Vingegaard respondió a los dos con bastante suficiencia. Pogacar no insistió en demasía. Se limitó simplemente a probar; como para no irse a la cama con el remordimiento de conciencia de “Y si…” Como hemos escrito, no hubo mucha insistencia por parte del esloveno. Quizás no viese con suficientes fuerzas. Quizás tuviese miedo a que el danés le respondiese con otro acelerón. No lo sabremos. Pero esta vez hubo tablas entre los dos grandes favoritos. Y aunque resta casi medio Tour, con Pirineos incluidos, no le vendrá mal a Jumbo Visma plantearse ya si la distancia en la que aventaja el danés al esloveno será suficiente de cara a la contrarreloj. Ya que estamos de refranes, seguimos con el de “de los escarmentados, nacen los avisados”. Sí. Efectivamente: septiembre de 2020. Y si ahora Vingegaard se ve superior a Pogacar, no estaría de más…

La victoria de etapa se resolvió entre los fugados, con victoria para el inglés Tom Pidcock. Fue una fuga muy temprana en las rampas del primer puerto del día. Pidcock demostró que en el futuro puede, también, jugar un papel muy importante en sucesivos Tour de Francia. Y por supuesto, reseñar la actuación del cuatro veces vencedor del Tour, Chris Froome. El británico justificó, por una vez, su sueldo con una soberbia actuación para lo que nos tenía últimamente acostrumbrados.
Escrito por Raúl Ansó
Foto: ASO / Ballet