La provincia de Ávila ha dado al ciclismo español corredores de raza, escaladores únicos e inconformistas como el añorado “Chava” Jiménez, el ganador del Tour Carlos Sastre o el inagotable Paco Mancebo. Todos ellos frutos de la productiva cantera de la Fundación Víctor Sastre de El Barraco, que también vio formarse a otros buenos ciclistas de la zona como Pablo Lastras, David Navas u Óscar Pujol, por citar algunos. De esa misma escuela, en una generación posterior, saldría un gigante, un corredor espigado de esos que todos quieren tener delante en una etapa ventosa. Hablamos del navalongueño Diego Rubio, actual ciclista del Burgos-BH.
El pasado mes de mayo el abulense rozaba el triunfo de etapa en Francia con el maillot nazareno del conjunto burgalés. En la primera etapa de Boucles de la Mayenne, lograba resistir de manera épica el empuje del pelotón y los equipos de los grandes velocistas junto al alemán de Alpecin Philipp Walsleben. Por un margen ajustado, la victoria estaría delante. Sin embargo, Diego Rubio no lograba cerrar el último ataque del teutón y debía conformarse con un meritorio segundo puesto. Otro segundo puesto para una colección de “casis” que no acaban de premiar su trabajo con la merecida primera victoria en el calendario profesional.
La historia se repetía. De nuevo un alemán le privaba de la gloria. En el recuerdo de todos aquella emocionante etapa de la Volta a Catalunya de 2018, en la que nos hizo soñar con una bonita victoria en Torrefarrera, que se le escapó por los pelos ante Max Schachmann.
Y no es que el alto corredor de Navaluenga no sepa ganar, pues como sub23 ya demostró ser un ciclista valiente y capaz de imponerse en pruebas tan diversas como una etapa de la Vuelta a Madrid o un parcial del exótico Tour disputado en Azerbaiyán en honor al expresidente azerí Heydar Aliyev. Tres años de notable rendimiento en el conjunto amateur de la Diputación de Ávila le valdrían el fichaje por el filial de Caja Rural, con quien debutaría en profesionales como stagiaire en 2013.
Para hacerse definitivamente un sitio en el profesionalismo tuvo que recurrir a una opción habitual entre los ciclistas españoles, más en tiempos difíciles de escasez de contratos, y decidió irse a Portugal de la mano del conjunto Efapel. No es para nada fácil entrar en esa guerra de guerrillas constante que es el calendario luso, pero Diego demostró que no se arruga ante nada y logró victorias importantes en esas pruebas tan competidas, pero que no forman parte del circuito de la UCI. En 2014 llegaría el triunfo en la Clássica da Primavera y al año siguiente se llevaría la exigente Copa [Taça] de Portugal, demostrando una enorme regularidad y anotándose también el trofeo del Premio Albergaria. Credenciales más que sobradas para retornar al verde de Caja Rural en 2016.
En el regreso al pelotón español demostró ser un corredor valioso. Gran rodador con capacidad de sufrir y engancharse en las cotas, podía filtrarse en fugas, como en el Tour de Limousin, donde logró ser el mejor joven de la general, o trabajar con consistencia para sus jefes de filas. Esa capacidad y profesionalidad le traería el premio de formar parte de la selección española para el Campeonato del Mundo de Doha. Pese a no ser la edición más favorable para nuestro ciclismo, que el seleccionador apostara por él estando en un conjunto de la mal llamada segunda división era motivo de orgullo y de sentirse reforzado en su trabajo.
Desde entonces, el abulense, bien en las filas del Caja Rural o en las del Burgos-BH, donde milita desde 2018, se ha ganado el respeto de compañeros y aficionados a base de trabajo y constancia. Fijo en las alineaciones de la Vuelta a España, que solo se ha perdido en 2020 por una desgraciada caída durante la Volta a Portugal, su buena planta se deja ver en todas las batallas.
El de Navaluenga, paisano del eterno Mancebo, es un corredor en plena madurez que actúa como un veterano más en un equipo burgalés que mira a la Vuelta a España con la ilusión de salir de su casa. Junto a los Madrazo o Navarro serán puntas de lanza en una escuadra a la que no se le puede discutir su espíritu combativo y luchador. Características que definen perfectamente a Diego Rubio, como volvía a demostrar en la Vuelta a Burgos que se disputa estos días. El ciclismo tiene aún guardados grandes momentos para él. El estreno de su casillero personal tiene que llegar más pronto que tarde.
Escrito por: Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Foto: Burgos BH Pro Team