El italiano Domenico Pozzovivo no lo sabe, pero tiene ante sí la oportunidad de firmar de nuevo un brillante Giro de Italia. Y, para ello, va a recurrir a lo mejor de su modus operandi, que es pasar desapercibido, buscar sus ritmos y encontrar sólamente su lugar. En realidad, es lo único que puede hacer, porque a su edad, habiendo superado ya la cuarentena (de edad, no la del dichoso Covid, que vuelve a estar aguafiestas y tristemente de moda en el ciclismo) no está ya para grandes zalagardas.
Aquí aplica un refrán castellano modificado con levedad: las juergas que no te has corrido de soltero, tampoco te las corres de casado. El ciclismo es un deporte lógico en el tipo de esfuerzo y en las rondas de fondo, y el Giro lo es, por lo que alguien que se conozca a la perfección tiene mucho ganado.
Es la mayor virtud de este ciclista, su fiabilidad. Todo el mundo sabe que no va a ganar un sprint de grupo o que no va a aspirar a subirse al podio de una gran vuelta. No hay dudas sobre ello, pero tampoco las hay sobre lo que sí puede dar este ciclista, que es básicamente la garantía de que pase lo que pase y se ponga de dura la carrera como se quiera poner, Domenico estará ahí, en la pomada, resistiendo a distancia los ritmos de los mejores.
Un Israel Premier Tech sin sus mejores nombres, como Froome, ni sus mejores hombres, como Michael Woods, Dylan Teuns o Jakob Fuglsang, le tendrá a él como referencia. Un tipo que ha sido fichado prácticamente para esto. Los puntos que logre serán más que bienvenidos, y ayudarán al equipo a ubicarse en la parte alta del Pro Series, categoría que es un objetivo abandonar el próximo trienio.


Pozzovivo, además, ya ha ofrecido resultados, estando en el podio en Settimana Coppi e Bartali, en primavera, lo cual refrenda que sus mejores tardes quizá pasaron, pero que aún alguna tarde torera se puede esperar irrumpir de sus piernas. Porque las tiene, más aún cuando todos miran al duelo Evenepoel – Roglič y parece que nada pasa a su alrededor.
Sí, los objetivos de unos y otro distan demasiado como para ponerles a una misma altura, está claro. Aunque no está de más evitar confiarse, porque la vida y el ciclismo dan muchas vueltas, no sea que en algún punto haya que dar rienda suelta al sentimiento de culpa por no haber cortado las alas a un ciclista como este.
De esta edición 2023 le beneficia todo. Pozzovivo tiene una buena ocasión de brillar porque pese a la crono (donde alguna vez se ha soltado buen rendimiento) tiene un recorrido hecho a su medida. Etapas de fondo, de muy alta montaña y que pese a que no van prácticamente consecutivas, sí que se acumulan al final.
Los fondistas están de suerte con esa pirueta de los diseñadores, que animan a que en la segunda mitad de carrera se mueva el árbol más que en la primera. Como hablamos de un corredor que va de menos a más, efectivamente podríamos hablar de un candidato claro al top ten de la clasificación general.


El Tour es la otra opción para Domenico, pero Israel tendrá allí a todos sus corredores de postìn, que no es poco. Entrar en ese ocho va a ser interesante. Porque el público general se acuerda siempre de los ciclistas más ganadores y aunque este liviano escalador ha conseguido varios éxitos no puede competir con los auténticos purasangre que prepararán el Tour de Francia con mimo por haber esquivado el Giro en sus acercamientos al mes de julio.
Un mes en el que tampoco será nada fácil brillar por coincidir con todos o casi todos los mejores ciclistas en su mejor momento de forma. Por eso es más inteligente lo de nuestro protagonista, aspirante a ser cabeza de ratón, mucho más satisfactorio que quedar muy lejos del león (Credit Lyonnais para más señas).
Un ciclista que merecería ese espaldarazo en el otoño de su carrera, ya que después de unos buenos años en Intermarché le costó horrores encontrar un buen equipo para continuar con su carrera deportiva. Es increíble que después de casi veinte años de carrera haya tenido fuerza y ganas de seguir peleando por estar presente en el pelotón. Israel está claro que es un buen destino para estar, pero no es el World Tour.
Y la oferta fructificó ya empezada la temporada, con todo el nervio y tensión que ello conlleva. Un caso similar al de Valverde u otros que han estirado su ciclismo por encima de los veinte años en el oficio. Pero en el caso del italiano, mucho más mérito, porque lejos de ser el corredor franquicia para ninguna escuadra, este economista nacido en 1982 ha tenido que irse buscando el sustento aquí y allá.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Fotos: Israel Premier Tech / Sprint Cycling Agency
Excelente reportaje son un excelente corredor salidos de Bogotá Colombia .