Femenino Opinión

Dori Ruano: «mis nombres célebres y referentes del ciclismo femenino español»

Esto siempre lo cuento. Cuando yo empecé en el ciclismo mi referente era un hombre, era y es Pedro Delgado. Además de que conservo una buena amistad con él. Después Miguel Induráin, por supuesto, también lo ha sido. Pero yo tuve la suerte de que la mujer del seleccionador de entonces, Mariví Fuster, era médico del Reynolds y también competía en ciclismo. Como no había la visibilidad que hay ahora, no tenemos mucha documentación (o ninguna) sobre mujeres ciclistas. Ella nos hablaba siempre de una mujer que marcó la diferencia: Mercedes Ateca. Ella escribió una especie de libro/guía sobre ciclismo femenino que después se ha utilizado en el curso de entrenadores nacionales, que ya era un adelanto, que habamos de los años 90.

Mariví comienza a recopilar datos sobre Campeonatos de España, sobre Mercedes y demás. Así es cómo comencé a conocer sobre ella. Tuve la suerte de dar un curso en Cantabria y pude conocerla. Conocía a su hermano, que estaba en la Federación de Cantabria y nos abrieron las puertas de su casa. Pude conocer a Mercedes un año antes de fallecer, ver todos sus trofeos… una suerte. Fue justo antes de la pandemia. Fue muy bonito estar con la familia Ateca contándome sus hazañas en lucha por la igualdad, que las hermanas eran muy reivindicativas no sólo en ciclismo, sino en baloncesto, etc. Gente de dos décadas anteriores, de la posguerra, luchando por el deporte femenino. Y ese fue mi referente a la hora de empezar.

Rosa Bravo fue otra de las referencias del ciclismo femenino © Sirotti

Cuando yo arranco, estaba el Seat Orbea, que tenía versiones masculina y femenina. Muchas veces tengo que escuchar que Movistar es el primer equipo femenino que… y no, hubo Seat Orbea antes. Ahí estaban corredoras vascas como Josune Gorostidi, que para mí eran diosas. Estaba una vallisoletana como Marisa Izquierdo, que cuando se llegaba al sprint, lo ganaba todo. Conchi Carballeda, hermana de profesional masculino en el Seat Orbea también. Su marido corrió en pista y llevó el camión de Movistar. Había muchas allí, un elenco de corredoras muy bueno. Las mallorquinas, María Mora, Madalena Rigo, etc. Cuando yo venía de Salamanca y veía todo ese equipazo, me entraban ganas de formar parte de él. Madalena, por ejemplo, era muy buena. Entonces se corría el Campeonato de España con las cadete, junior y élite juntas. Ella ganaba a las élite siendo cadete. Para mí aquello era… yo quería ser como ellas…

Después de esa generación, vinimos nosotras. Marga Fullana, Joane Somarriba y yo, que en aquel momento éramos las jovencitas. Al final Joane fue a la carretera, Marga a la montaña y yo a la pista. Y carretera también, claro. Detrás de nosotras había también otro ramillete de corredoras muy bueno como Nuria Florencio, Berta Fernández, etc. Eran ciclistas con mucho talento y se quedaron en el camino porque no había repercusión mediática o el profesionalismo que hoy se está generando en torno al ciclismo femenino. En el año 92 estuvo conmigo Belén Cuevas, que estuvo conmigo en los Juegos Olímpicos, Raquel Aberasturi, Idioia Lazkoz… había unas diez corredoras muy buenas. Pero ahí se quedaron muchas corredoras por el camino, no había salida. Vivíamos de las becas ADO, y cuando no había no podías subsistir. Los requisitos eran muy exigentes. Tenías que estar siempre entre las ocho primeras. ¿Cuántas corredoras de hoy en el ciclismo español quedan entre las ocho primeras constantemente? O corredores. Es que es un requisito duro. Sales en un Mundial y compites contra 150 mujeres.

Joane Somarriba fue uno de los referentes del ciclismo femenino para Dori Ruano © Sirotti

Había que remar mucho. Mi madre siempre me preguntaba si no me cansaba de tanto pelear. Es verdad que las que nos dedicábamos a esto éramos románticas, aunque siempre intentes mantener los pies en la tierra y completas tus estudios y todo eso. Aquello me daba para sobrevivir, pero tenía claro que no me iba a dar para vivir de ello. Ahora por suerte vivo de mi trabajo. Antes malvivía, pero hacía lo que me gustaba. Era una elección. No tenía el sueldo que tenían mis amigas, no tenían nada que ver con lo que yo ganaba. A mí me gustaba dar pedales y tenía ese sueño por el que pelear. No te va a dar el mismo dinero, pero vivir tu pasión es muy bonito.

Ahora en este momento creo que la sociedad está cambiando hacia disfrutar más las experiencias y los momentos que por mera posesión. Valoramos más lo que son las cosas, lo no tangible, que el hecho de tener. Al menos en mayor medida que antes, es lo que observo. Me acuerdo de ese momento con la familia Ateca que mencionaba al principio y no tengo ni una foto, ni un video. Pero no lo olvidaré jamás. Se me ponen los pelos de punta únicamente de recordarlo.

Escrito por Dori Ruano

Foto de portada: Twitter / El Correo

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