Los inicios de Dries Devenyns en el ciclismo profesional no fueron para nada fáciles. Corredor completo, con muy buenas prestaciones en las cotas y fiable contra el crono, parecía llamado a ser una de las grandes promesas del ciclismo. Tras buenas victorias en el circuito amateur, logró su primera oportunidad como stagiaire en el histórico Lotto, por entonces copatrocinado por Davitamon, con quienes debutó a lo grande llevándose el prólogo del extinto Tour de los Pirineos en Zaragoza. Su presentación le hizo acreedor de su primer contrato profesional para la siguiente temporada, el que debía ser el año de asentamiento y consolidación en la élite.
Sin embargo, las dos temporadas siguientes estarían marcadas por la mala suerte. 2007 comenzaba con fractura en el antebrazo durante la Etoile de Bessèges, que condicionaba el inicio de la campaña. Nada más volver a competir un gravísimo atropello le produce una hemorragia cerebral que provoca que le tengan incluso que inducir un coma. Pese a todo, el sueño de ser ciclista era más fuerte y volvería con ganas para seguir pedaleando en busca de cumplirlo. Su última temporada en Lotto, la de 2008, sería la del debut en una grande, el Giro de Italia, pero también la de una nueva fractura del antebrazo en el Tour de Dinamarca. Parecía víctima de una especie de maldición.
No hay nada mejor para acabar con los males de ojo que la intervención de un mago. Patrick Lefevere aparecía como ángel salvador fichando al prometedor Dries para el Quickstep. Por fin Devenyns podría demostrar todo lo que se esperaba de él. En un equipo de potentes rodadores y clasicómanos, el belga podía gozar de libertad en carreras por etapas, y así fue logrando buenos resultados en grandes vueltas y pruebas de una semana, así como en clásicas ideales para sus características como Lombardía o Flecha Valona. Pese a ello, su única victoria sería en la primera temporada, al imponerse en un parcial de la Vuelta a Austria.
Después de cinco años en el equipo, en plena madurez ciclista, era el momento de separar caminos y nuevos proyectos en busca de ser cabeza de ratón mejor que cola de león. Tras un paso discreto por el Giant Shimano, llega al efímero proyecto WorldTour suizo de IAM Cycling, donde milita las temporadas 2015 y 2016. Es en esta última en la que se libera de muchas cargas y logra los resultados a los que parecía llamado diez años atrás. Disfruta en su casa de las victorias en las generales del Tour de Bélgica y el Tour de Valonia y roza el triunfo en la Vuelta a España en el Alto del Naranco, solo superado por un excelso David de la Cruz. Un final de aventura agridulce, pues ya era sabida la desaparición del equipo. Con 33 años, después de una carrera de altibajos, parecía que su carrera encaraba la recta final.
Pero de nuevo volvía el padrino, el mago desfacedor de maldiciones, para reencontrar a Dries Devenyns. Lefevere volvía a abrirle las puertas de QuickStep, en busca de un corredor con experiencia para acompañar a las jóvenes promesas del equipo y aportar su calidad y sabiduría al servicio de la manada de lobos. Y en esta época ha llegado el mejor Dries Devenyns, el que no necesita ganar para provocar admiración entre los buenos aficionados al ciclismo. Aunque en esa escuadra parece imposible no ganar, y el año pasado se llevaba el Herald Sun Tour por delante de Pavel Sivakov.
Dries Devenyns, a sus 37 años, es uno de los mejores gregarios del pelotón. Si su compañero Morkov es considerado el mejor lanzador de sprints, él podría ser su homólogo en las rampas. Entre sus últimas exhibiciones, una memorable subida a Madonna del Ghisallo y aproximación al Muro di Sormano en Lombardía 2020, dejando a Evenepoel en una situación inmejorable que solo quedaría rota por su fatídica caída. Y en este Tour de Francia, excepcional en la primera etapa, lanzando en las rampas más duras de la cota final al imperial Alaphilippe en pos del maillot amarillo en Landerneau.
La manada de lobos sigue insaciable, pero como buen animal que caza en grupo, valora especialmente el trabajo oscuro y la constancia del gregario entregado. Y en eso, Dries Devenyns vale por tres.
Escrito por: Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Foto: @ACampoPhoto