Historia

Eduardo Chozas, el Granon, Lemond y el final de Hinault

Año 1986. El Tour de Francia parte de Bolougne-Billancourt con un gran favorito, que no era otro que Bernard Hinault, vencedor de cinco ediciones en aquel momento y aspirante a ser el primer corredor con seis títulos en París. El camino hacia los Pirineos así lo indicaba. Ya en los primeros puertos pirenaicos el ‘Caimán’ se lanzó junto a Perico Delgado a por el maillot amarillo con cierta urgencia. Etapa para uno, liderato para el otro. El paso por la cordillera terminaría con la exhibición del líder atacando en el Tourmalet y sucumbiendo ante su compañero Greg Lemond en Superbagneres. El galo conservaba la primera posición, en cambio. 

Los Alpes guardaban más sorpresas. La etapa que salía de Gap, la decimosexta, finalizaba en la cima del alto y duro col de Granon, en Serre Chevalier, al pie de colosos como el Galibier o el Izoard, que fue incluido en la ruta. Más de 2400 metros de altitud y duras rampas. Los favoritos, con una cita ante la historia, buscando la debilidad del gran dominador del ciclismo en los últimos tiempos. 

Escapado desde el kilómetro 37 circulaba un corredor español llamado Eduardo Chozas, conocido por haber levantado los brazos en el Macizo Central, Aurillac, el mes de julio anterior. El ciclista nacido en Madrid coronó los míticos cols de Vars e Izoard, alcanzando una ventaja de más de veinte minutos. Sus perseguidores fueron incapaces de darle alcance antes de la última subida, donde pese a los intentos, nada pudieron hacer por impedir al de Teka llevarse un triunfo auténticamente heroico e histórico. La épica, la resistencia, el bien hacer de este corredor que administró sus fuerzas de tal manera que su gloria apenas fue puesta en cuestión. Sólo un gran desfallecimiento le arrebataría de las manos ese objetivo por el que trabajó duramente. 

En la cima del Granon el líder perdió el amarillo a manos de su compañero de equipo Lemond. El americano llegó por delante del francés tras las casi seis horas de etapa para recorrer los casi 180 kilómetros, a más de seis minutos de Eduardo. Hinault se hundió. De esta jornada quedó un nuevo patrón, aunque del mismo equipo, y una situación insólita con el gran campeón de la época herido en su orgullo. Lo que pasó al día siguiente en Alpe d’Huez es historia, con los dos rivales / compañeros entrando de la mano en la meta y repartiendo botín. El sexto Tour era historia, y la carrera del bretón también, puesto que el legendario corredor de la Vie Claire se bajaría de la bicicleta al final de esa misma temporada. 

Aquel Tour tuvo mucho acento español, con cinco victorias de etapa llevadas a cabo por cinco corredores diferentes, lo que mostró el gran nivel mostrado por los ciclistas de España en aquella edición. Ruiz Cabestany abrió la lata a comienzos de la edición. Sarrapio sólo tardó seis días en robarle los titulares al vasco. Cuarenta y ocho horas más tarde, Delgado logró en Pau el triunfo antes mencionado, en colaboración con Hinault. Gorospe esperaría al éxito de Chozas en el Granon y lograría en Saint Etienne, en la previa al mítico Puy de Dome, levantar los brazos. 

Chozas mantuvo su protagonismo en medio de una guerra histórica que es bien recordada. Lo cierto es que las victorias que el entonces ex corredor de Zor y Reynolds y futuro de Kelme y la ONCE había logrado eran de gran nivel. Computaría cuatro victorias en el Tour y tres en el Giro, todas ellas en fugas. Mucha visión de carrera, inteligencia y capacidad para resolver las escapadas. Un auténtico mito del ciclismo español. 

Texto: Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)
Foto: Sirotti

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