Opinión Ciclistas

Egan Bernal, un Giro a sus espaldas

Cuando Egan llevó el primer maillot amarillo de la historia a Colombia en 2019, las suspensiones y recortes de las etapas definitivas fueron la nota agridulce de un triunfo histórico que durante muchos años habían peleado otros compatriotas. Como máximo exponente, un Nairo Quintana que había hecho del sueño amarillo un auténtico reto personal que no pudo cumplir. Esas expectativas fueron aprovechadas por Bernal, que adueñándose de la capitanía del mejor equipo del momento, el antiguo Sky y actual Ineos, aprendió a la sombra de Froome y Thomas para dar el salto al primer plano y hacerse así con su primera gran vuelta. 

La decepcionante temporada de 2020 y sus problemas de espalda asociados provocaron la duda no sólo en el ciclista o su entorno, sino en todos y cada uno de sus seguidores. Con buen criterio varió el plan lógico de aspirar a vencer en cuantos más Tours pudiese. El Giro era un objetivo asequible y que podía hacerle recuperar esa fuerza interior y exterior, ese halo de gran estrella que nunca se marchó. Al menos no por un tiempo prolongado. Perdido el miedo a no volver al punto que alcanzó, ahora se trata de elegir unos objetivos asequibles para completar su vuelta a la primera línea de favoritismo, algo que no es nada fácil. 

Los ojos estarán observando cualquier movimiento del ganador del Giro. En ese sentido, mejor evitar la presión del Tour, donde a la guerra con otros equipos que han rearmado su ofensiva para acometer el asalto a París sobre el Ineos dominador, hay que añadir el hecho de partir con los mismos galones que Geraint Thomas o Tao, el antecesor en el palmarés de la carrera transalpina. Una auténtica pléyade de líderes que puede ser incómoda y resultar llena de veneno. No olvidemos que el mes de mayo siempre pesa en las piernas de julio y que en caso de duda el equipo tenderá más a apostar por opciones británicas. Por gusto y por identidad, si bien es cierto que el gusto por ello de Ineos es de menor intensidad que la de Sky con dicho concepto. Bernal debe pensar que el Tour no lo es todo. Su equipo no lo necesita en la salida. Es joven y tiene muchas ediciones por delante para triunfar. Tiene poco que ganar y mucho que perder, por ejemplo su halo de corredor top que ha recuperado gracias a la maglia rosa

Ganada brillantemente, no se puede decir en cambio que haya tenido una oposición feroz. Primero Evenepoel, después Vlasov y Yates, más tarde Caruso, Bardet… ninguno pudo hacer sombra a un Ineos que corría gran parte del Giro con un ciclista menos gracias a la baja de Sivakov ni a un Egan que estuvo dominador, ganando etapas de alta montaña o llegadas en alto con suma facilidad. Marcando la diferencia en cada una de ellas y sufriendo lo justo para mantener a sus rivales a raya. 

Lo mejor de la carrera ha sido su determinación para ir a por la maglia y defenderla en el ataque, en la sentencia, en la aniquilación de la más mínima duda sobre quién era el patrón de la corsa rosa. Su dominio en la etapa de Montalcino, tras haber realizado una muy buena Strade Bianche a comienzos de temporada, fue espectacular. Apoyado en la sensación de la lucha contra el cronómetro, Filippo Ganna, fue capaz de dar un golpe de autoridad sobre el resto de enemigos. Sólo quedaba resistir el peso del rosa sobre unas espaldas doloridas a principio de mayo y la duda sobre su presencia o no en la línea de salida de Turín. 

Ahora se abre un nuevo futuro para él, donde se supone que será el gran capo del equipo de cara al futuro, confirmando su estatus y teniendo la posibilidad de completar el triplete en las grandes vueltas que alguna vez ha confesado profesar. Sin duda seguirá siendo un ídolo de masas en Colombia, donde ya será por siempre recordado como el conseguidor de una antigua aspiración de la década anterior y que durante tantas y tantas generaciones sólo podían soñar e imaginar, a sabiendas de que no era un objetivo posible y realista. 

Bernal debe descansar, recuperarse del esfuerzo y preparar con mimo la Vuelta a España. Su recorrido le favorece, con llegadas en alto a su medida y escasa contrarreloj, en un estilo similar al del Giro de Italia de esta edición en la que los grandes puertos fueron eliminados por la peligrosidad en sus descensos, la ligera nieve o las ganas de los organizadores de evitar problemas en la etapa reina. Ese hecho, que enrabietó a Egan, le restó riesgos y posibles problemas de desgaste, lo cual ahora le da un plus para afrontar nuevas metas con solvencia. 

Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: Sirotti

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