Ciclistas Historia

El año más feliz de Esteban Chaves

El ciclista colombiano se enfrentó en 2016 a los más clásicos del lugar en el Giro de Italia y la Vuelta a España. Esteban Chaves se puso al frente de su capacidad escaladora, en aquel momento sorprendente, y supo perfectamente aguantar los ritmos de gente como Nibali, Froome, Contador, Valverde o su compatriota Nairo Quintana. El ciclista de la sonrisa eterna, Risi, el de Bogotá, tuvo en ese 2016 su mejor año como ciclista profesional, y todas las expectativas y decepciones con él vinieron por las grandes prestaciones que mostró en unos meses donde fue un pedalista espectacular, de los mejores de aquel año y que era capaz de marcar las diferencias, además de por sus piernas, por su actitud.

Un escalador a la antigua, capaz de poner todo patas arriba con sólo elevarse sobre los pedales y al frente del grupo. Esa imagen del colombiano de tez oscura poniendo el filtro sobre los grupos de favoritos que irían poco a poco descolgándose como las gotas de agua de un gotero descienden por la carretera. Esas capacidades que en un ciclismo cada vez más estructurado y lleno de elementos que le aportan previsibilidad, gente como Esteban fueron una bendición. Lo sigue siendo, pero sus mejores días parecen haber quedado ya atrás y aunque tiene contrato con Education First hasta 2024, no parece que a estas alturas vaya a ser aspirante a ganar lo mismo que entonces.

En 2016 tenía un calendario muy marcado, con dos momentos clave en esos doce meses: Giro de Italia primero, descanso, y Vuelta a España después. Ya había sorprendido en la Vuelta del año anterior venciendo en dos etapas de la primera semana. Fogonazos que le provocaron fotos junto a Tom Dumoulin o Nairo Quintana. Esteban ya era alguien en ese 2016 donde se esperaba una evolución del ciclista del Orica Green Edge. Un rara avis en un equipo repleto de australianos altos y fuertes en el llano.

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En la salida del Giro se esperaba mucho de Landa, de Nibali, de Kruijswijk, de Valverde y de muchos otros que tenían mucho más peso específico que el colombiano. Las etapas de montaña le fueron ubicando hasta después de la contrarreloj, donde partía en la 13ª posición en la general, con dos minutos y medio perdidos sobre el primero de la general, que era Brambilla. En realidad, con Nibali, que era la referencia, tenía apenas un minuto y cuarenta segundos. Una renta muy baja para lo que quedaba de alta montaña. Y eso que en la contrarreloj no quedó ni entre los cincuenta primeros.

En la primera llegada en alto ya había sido de los más fuertes, pero sería en la etapa de Corvara (Alta Badía) donde pondría los puntos sobre las íes. Ganó la etapa, lo cual siendo rápido y buen escalador, podría entrar dentro de la lógica. Pero lo hizo resistiendo y proponiendo en el grupo de los mejores, de tú a tú y eliminando a gente tan importante como Valverde en la lucha por los primeros puestos. Incluso Nibali, gran favorito, sufrió y perdió tiempo con él. Se aupó a la tercera posición de la general y ya no bajaría de ese puesto en lo que restaba de carrera, que era una semana, la semana más dura del Giro.

Tenía algunos rivales por delante aún, pero también por detrás, los más peligrosos, como se vio a posteriori. En la cronoescalada a Alpe di Siusi subió al segundo puesto y ya se le podía considerar una baza sólida por haber demostrado después de dos semanas esa consistencia del día a día. Hubo mucha batalla en los días que precedían a la dupla de etapas reina que cerraba la edición de la corsa rosa. Muy buena y peligrosa etapa aquella de Andalo que vio triunfar a Valverde.

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Risoul aguardaba y Chaves estaba ante su terreno ideal, con puertos largos, duros y altitud, su gran baza frente a todos los demás. Esa ventaja natural que los colombianos tienen frente a los europeos. Y la puso en práctica, como era lógico. Llegada la parte dura del Agnello, puso a Amets Txurruka a tirar y dejó a los favoritos hechos trizas. Se puso en primera persona y pese a que no pudo separarse de todos los rivales, sí que le costó a todos seguir su rueda. Por delante, Scarponi esperaba instrucciones de su jefe, Nibali. Coronaron y en el inicio del descenso el líder, la maglia rosa, el holandés Steven Kruijkswijk, gran favorito ya a ganar el Giro, sufrió una aparatosa caída.

Ello le dejaba como maglia rosa virtual. Enganchó a Nibali y junto a Scarponi se presentaron los tres en el último puerto, donde Nibali fue muy superior y le metió un tiempo precioso. Pero Esteban fue rosa, se vistió de líder y era el favorito. En la última etapa de montaña Lo Squalo le remontó la ventaja que tenía, por lo que ‘Chavito’ tuvo que ‘conformarse’ con una segunda plaza final que sabía a gloria. La moral por las nubes y una sonrisa de oreja a oreja. Todo el mundo hablaba del eterno relevo colombiano en una época dorada para los americanos.

Y llegaba la Vuelta. La Vuelta de Froome y Nairo Quintana. En esa guerra se infiltró y fue estando, escalando posiciones en esos primeros días para compensar la pérdida de tiempo de su equipo en la crono por equipos inicial. Siempre en cabeza, fue ubicándose en puestos de podio incluso con Alberto Contador inventándose aquella epopeya maravillosa camino de Formigal. Había superado las etapas más duras con los mejores, y con buena nota.

Chaves celebra una de sus victorias de etapa en la Vuelta 2015 © Sirotti

La contrarreloj de Calpe le recluyó fuera del podio, ya que el madrileño era mejor especialista que él. Sin embargo, la última etapa competitiva era de montaña y acababa en el Alto de Aitana, que no era excesivamente duro. Sabía que dada la calidad y capacidad de sufrimiento del español, debía probar fortuna desde lejos. Y así fue. Arrancó con todo en el primer paso por el puerto de Tudons, de segunda, y el español en primera persona tuvo que intentar achicar el agua para salvar el tercer cajón del podio.

El colombiano encontró una ayuda impresionante en un compañero de equipo y fueron haciendo camino juntos hasta que en la última subida decidió partir en busca de la cima en solitario. Consiguió adelantar en la general a Contador y subió al podio de Madrid con todos los honores, compartiendo una foto histórica con Nairo Quintana (segunda victoria colombiana en la Vuelta, casi 40 años después de la de Lucho Herrera) y Chris Froome, el gran campeón del momento en el Tour de Francia. Impresionante la foto y el momento, algo eclipsado por ello.

Un año que sólo podía ser rematado con una victoria en el Giro de Lombardía, lo que le elevaría a ser considerado uno de los mejores ciclistas de todo el calendario profesional de aquella temporada. Un año que generó demasiadas expectativas en Chaves, que pese a sus victorias parciales en escenarios de primer nivel, nunca consiguió esos umbrales de rendimiento. Un año magnífico, el mejor año de su vida.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: ANSA / MATTEO BAZZI/ RCS Sport

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