No son días donde esté de moda lo que voy a decir, pero tampoco hay que hacer leña del árbol caído. El dicho ese de que a toro pasado todo es sencillo, o que hay un seleccionador diferente dentro de cada uno también aplican.
No se juzga el avance de la Vuelta durante la última década, ni la dificultad que tiene organizar un evento de esta naturaleza, expuesto a mil y un factores como, por ejemplo, un presunto intento de sabotaje como en la tarde del sábado. Y del domingo. Barcelona y Catalunya postulándose para una futura salida del Tour de Francia. Aunque el Tour estaría a salvo. En fin.
Pero sí se puede reflexionar. Sí, fue un mal inicio para la Vuelta y para Barcelona. Sí, tanto la organización como el ayuntamiento se repartirán las culpas y responsabilidades en los porcentajes que cada uno considere oportunos. Cuando coinciden en un mismo momento la lluvia, el anochecer y una crono por equipos, qué puede salir mal. Corredores y equipos descontentos, público presente que apenas pudo ver a sus ídolos y que fue abandonando los lados de la carrera conforme aumentaron la intensidad de la lluvia. Un combo perfecto para ‘promocionar’ el ciclismo, desde luego. La ciudad, a oscuras. Algo que al parecer no es nuevo.
Cuando el infortunio obliga a recurrir al más difícil todavía es donde hay que ubicarse a un lado de la línea: soluciones o excusas. No me cabe duda de que la organización intentaría por todos los medios solucionar el problema de la iluminación cuando todo sucede a gran velocidad en decisiones que son cuestiones de décimas de segundo. No es nada fácil, sin duda. El mundo del ciclismo estaba con la mirada puesta en Barcelona y ni siquiera la pudieron ver. Mal para el prestigio y la imagen de la carrera, con todo lo que le ha costado a la Vuelta labrarlo, que con suerte acabará en anécdota si las tres semanas que restan lo favorecen. Confiemos que así sea.
La primera ocasión que la Vuelta vio la celebración de estas cronos por equipos nocturnas fue en 2010, primer año en el que la nueva dirección tomó el mando. Entonces se invadió Sevilla de cañones de luz, el tiempo fue bastante más benigno y todo salió rodado. Era un 28 de agosto, la etapa comenzó hacia las 22:00. Estas salidas tan icónicas son interesantes desde el punto de vista cultural, mediático. Para el aficionado al ciclismo son bastante irrelevantes. Pero, insisto, el ciclismo profesional no es hoy un producto pensado en el aficionado al ciclismo. Sino en aquellos que lo son únicamente un ratito al año. Aquí las consecuencias.
El ciclismo es un deporte que por algunas razones se practica en las horas centrales del día. El ciclismo profesional a esas horas suele ser poco recomendable. Jugar a las tinieblas a 60 kilómetros por hora no es velar por la seguridad de los ciclistas, señor Hansen. Ayer el plante hubiese estado más que justificado. Como le dije en la carta que le dirigí en su día, hay muchas decisiones y acciones que se toman fuera compás y aquella del Giro lo fue. Hubo quien definió la partida de bolos de Barcelona como una prueba del Grand Prix. En fases, lo pareció.
Que Remco Evenepoel reaccionase mal es entendible. Ayuso también lo hizo. De Plus lo hizo peor, que tuvo que ser retirado de la etapa en ambulancia. Imágenes de la caída del Team Jayco al completo. El caos. Lo contrario al escenario imaginado y deseado, desde luego.
La primera etapa en línea finalizaba con el circuito de Montjuic. La lluvia, de nuevo protagonista, exigió la decisión de tomar los tiempos válidos para la general antes del paso por la montaña, bonificaciones no incluidas. Pero la victoria de etapa, con bonificaciones de nuevo, estuvieron en la meta original. Como si la seguridad de aquellos que disputan la etapa importase menos que aquellos otros ciclistas que corren por la clasificación general. Decisión poco comprendida y que se quedaba a medio camino para todo el mundo.
Barcelona, que en 1999, cuando tuvo lugar la penúltima visita de la Vuelta, vio la suspensión del circuito que estaba diseñado con ocho pasos a Montjuic. La alternativa fue un día de descanso enmascarado, con los ciclistas importantes mojándose bajo la lluvia a bajo ritmo y los más modestos intentando encontrar su día de gloria. Fabio Roscioli, por fin, ganó por delante de Maximiliano Lelli.
Por la mañana, las escenas se repetían. Actos cancelados, lugar de presentación de los ciclistas modificados, charcos y más charcos. Todo imprevistos. La recta de meta inundada, cambios sobre la marcha sobre decisiones que ofrecían ya de por sí dudas razonables. Incluso Vingegaard acudía a charlar con Enric Mas como representante del Movistar, único equipo World Tour que corre en casa para debatir estas decisiones y consensuar la respuesta de los corredores.
Esperemos que este tipo de sucesos al menos sirva para la reflexión de aquí en adelante. Como sucedió con el caso de Crans Montana, los recorridos y la mayoría de las particularidades se presentan con meses o con al menos días de antelación. Los problemas y discrepancias deben mostrarse antes. Criticar a posteriori cuestiones como, por ejemplo, el horario de la contrarreloj, carece de sentido. Aún así, no es lo mismo gestionar una contrarreloj que nace y muere con unas condiciones X a otra, como el caso de Barcelona, donde se comenzó con un nivel de luz y se llegó con otro.
Con todo el cariño que le tengo a la Vuelta por ser la carrera de casa y mi prueba favorita cada año, espero que reflexione estos asuntos. Porque desde luego no es para estar satisfechos y seguro que no lo están. Barcelona parece gafada en la Vuelta, y quiero pensar que habrá una oportunidad para resarcirse más pronto que tarde, pese a que las últimas visitas han tardado trece y once años en repetirse.
Cuestión aparte es el nuevo intento de boicot por parte de Jumbo, Remco y otros poderosos del pelotón, como clamando venganza. Lo de siempre, nunca es suficiente, por eso no se recomienda ceder a los chantajes. La única respuesta del ciclismo ante las dificultades siempre con efecto de castigar al aficionado. Con una etapa complicada, sí. Muy incómoda, desde luego. Dantesca si quieren. El día del plante era la contrarreloj ante tales circunstancias de apagón. La segunda, envenenada con tanto paso por poblaciones. Pero, ¿queremos acercar el ciclismo a la gente o no? Lo único que parece estar claro es que nunca llueve a gusto de todos.
Escrito por Jorge Matesanz
Foto de portada: Getty Images / Twitter Soudal Quick Step