¿Habéis escuchado alguna vez la expresión de ‘las modas son cíclicas’? Seguro que sí. Aquello que era tendencia en los años 80, nos parecía ridículo en los 2000, pero vuelve a ponerse de moda en 2020. Pues en el deporte, como en la vida en general, sucede lo mismo.
Centrándonos en los vueltómanos, la evolución a lo largo de este Siglo XXI es muy palpable. Poniendo como punto de partida el año 2006, obviando un inicio de milenio muy oscuro para este deporte, la evolución de los corredores llamados al alcanzar la gloria en las grandes vueltas ha sido muy clara. Aunque siempre ha existido variedad en los perfiles, es cierto que en determinadas épocas los triunfos han solido ir a parar un tipo concreto de vueltómano. Por ello, analizamos ese ciclo de los vueltómanos en los últimos 17 años.
2006-2011: la era de los grandes escaladores completos
Alberto Contador, Andy Schleck, Ivan Basso, Michele Scarponi, Denis Menchov, Vincenzo Nibali, Carlos Sastre… Hablamos de una era con un nivel superlativo de escaladores. Escaladores que, si bien no llegan al nivel de valentía o explosividad que observamos en el ciclismo actual, nos hacían disfrutar con sus grandes duelos y exhibiciones en las etapas de alta montaña.
Las diferencias podían radicar en pequeños detalles: quizá había ciclistas con mayor explosividad al atacar, como Contador o Nibali, y otros más diésel como Menchov o Sastre; además, solía coincidir que los ciclistas con más chispa se defendían mejor contra el crono, quizá con la excepción de Menchov.
Ciclistas muy completos que, aunque con alguna que otra duda, hicieron emerger el ciclismo tras una época su inmersión en el lodo y la sombra del dopaje. Sin duda, y esto ya como opinión personal, fue la época en la que el término de vueltómano se consolidó bajo las características de ciclista completo, gran escalador, con cierta explosividad, inteligentes tácticamente y con habilidades para defenderse contra el crono. Un perfil típico de los años 80, donde resaltaron figuras como Perico Delgado, Laurent Fignon, Stephen Roche o Greg LeMond.

2012-2018: la era de las tiranías, la potencia, los trenos en subida y la innovación
De la explosividad a la potencia. De la valentía al control. La era Sky arrancó en 2012 para convertirse, hasta el momento, en la etapa de gloria más larga de un equipo en el Siglo XXI. El tren de Sky dominó las grandes vueltas de la época, haciendo sucumbir a ciclistas del nivel de Alberto Contador, Vincenzo Nibali o un joven Nairo Quintana, que todavía guardaba esa esencia del vueltómano de la era anterior.
El conjunto británico conformó plantillas que funcionaban como una auténtica locomotora, como un tren en el que cada vagón conocía a la perfección su misión que no era otra que la de acercar a su líder lo más cerca de la meta y con la mayor comodidad posible. Y todos esos vagones contaban además con una tecnología innovadora, capaz de automatizar todos y cada uno de sus movimientos y tareas, conformando un equipo prácticamente invencible.

Además, el conjunto británico supo encontrar un estilo de líder que parecía imbatible en esas circunstancias: escaladores de mucho fondo y grandísimos contrarrelojistas. De alguna manera, el ciclo regresaba al ciclismo de potencia-control que dominó los años 90 con figuras como Miguel Indurain, Alex Zulle o Tony Rominger.
En definitiva, la estructura comandada históricamente por Dave Brailsford supo conjuntar a la perfección a los mejores ciclistas, con el mejor entrenamiento y la mejor tecnología. Y su resultado no pudo ser mejor.
Tras la fugaz etapa de Bradley Wiggins, que llegó tan rápido como se marchó de lo más alto del podio, Sky encontró en Chris Froome a un comandante con puño de hierro, invencible y prácticamente intratable en la segunda década de siglo. Una etapa que remató Geraint Thomas con su victoria en el Tour de Francia de 2018, que ponía fin a esta dictadura del conjunto británico.

Resistencia pasada, presente y futura
Más allá de los Froome, Wiggins y Thomas, esta era del vueltómano potente también encontró en ciclistas como Rigoberto Urán, Ryder Hesjedal o, sobre todo, Tom Dumoulin a perfiles muy similares a los británicos que lograron domeñar el ciclismo de la época. Y, en frente, la resistencia todavía se aferraba al ciclismo de la era anterior, continuando con los explosivos escaladores del estilo de Contador, Nibali, Valverde o Joaquim Rodríguez y la aparición de nuevas figuras del mismo estilo como Fabio Aru, Mikel Landa o el ya citado Nairo Quintana.
2019-2020: dulce y explosiva transición
Podríamos denominarla ‘la era del pancarterismo’ pero ya en artículos pasados me he encargado de desmontar ese mito por lo que lo denominaremos como dulce y explosiva transición. Fue aquí cuando emergió el estilo ciclista de figuras como Simon Yates, Egan Bernal, Richard Carapaz o Primoz Roglic.
Por definirlo mejor, eran ciclistas que aglutinaban buena parte de las virtudes de los vueltómanos de las eras anteriores: por un lado, eran escaladores muy explosivos, que se defendían de gran forma contra el crono y entremezclaban llegadas apretadas en los últimos metros con alguna que otra cabalgada en solitario al más puro estilo 2023. Por otro lado, mantenían esa confianza plena en el trabajo en equipo y en la innovación que se maximizó en la segunda década del Siglo XXI.
Fue una época de mucha incertidumbre, sin dominadores claros y con batallas muy ajustadas, que se decidían, en muchas ocasiones, en muy pocos kilómetros, por detalles e incluso por escasos segundos. Fue el preludio de la boyante era que vivimos en la actualidad.

2021-2023: la era de los caníbales
¿Os acordáis del inicio del artículo cuando hablábamos de los ciclos de la moda? ¿Habéis comprobado cómo hemos hablado constantemente de ciclos pasados que se repetían en el presente? Pues en este último apartado, no va a ser menos. El ciclo del ciclismo y de los vueltómanos nos hace retrotraernos a los años 60 y 70, como si volviésemos a la era de los hippies, de los tocadiscos o del estilo ‘pin-up’ si hablamos de moda, pero hablando de ciclismo. Por aquel entonces, un ciclista llegó para hacer historia y para romper con numerosos mitos de este deporte. Se llamaba Eddy Merckx y todos le conocemos como ‘El Caníbal’.
Y le conocemos así por su imparable valentía, por esa hambre extrema que demostraba en cada carrera que corría. No en vano, consiguió nada menos que 525 victorias… ¡y todas y cada una de ellas de forma espectacular!
50 años después, volvemos a la era de los caníbales. Sí, en plural. Porque no hay uno ni dos caníbales en la actualidad, hay 5-6 ciclistas que podrían ser apodados de esta manera. Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard, Remco Evenepoel… y si nos salimos del término vueltómano al uso también podríamos incluir a Van der Poel o Van Aert.
Estos ciclistas, como Merckx, son valientes, indomables, insaciables… no solo durante las grandes vueltas sino en cada carrera que corren. Son escaladores top, contrarrelojistas top, tienen punta de velocidad y una inteligencia táctica a la altura de muy pocos. Ciclistas que se valen en solitario para dar la vuelta a una carrera o para exhibirse atacando desde 30, 40, 50 o incluso 60 kilómetros a meta.
El retorno al pasado que llevamos viviendo desde hace un par de temporadas, sin duda, ha hecho recuperar la edad de oro del ciclismo, recuperar la ilusión perdida a comienzos de siglo y hacer del ciclismo un sinónimo de gran espectáculo. Y ojo, aquí tenemos la suerte de, una vez más, contar con protagonismo español. ¿O no habéis visto al ‘caníbal’ Ayuso en el Tour de Suiza?

Disfrutemos de esta nueva era de los caníbales porque ya saben que esto cambiará, es cuestión de ciclos… ¿Cuál será el próximo?
Escrito por Adrián González Blanco
Fotos: A.S.O./Alex Broadway/Charly Lopez