En el departamento de Boyacá nació este ciclista que ha subido a las cumbres más altas en primera posición. En su carrera vivió altibajos, como el Tour de Francia de 2007, del que ahora hablaremos, o sus victorias, o la desgracia en forma de grave caída en la Vuelta a Suiza que acabó con su carrera cuando todavía vestía los colores del Movistar. Mauricio Soler arrancó esa temporada en la disciplina del Barloworld sudafricano. Un destino bastante exótico a decir verdad para un ciclista de Colombia en aquellos días que enlazaron la reaparición de los ‘escarabajos’ (si es que se fueron alguna vez) con Nairo Quintana y los grandes éxitos de su ciclismo.
Un ciclista espigado, un escalador rozando el 1,90. Del Acqua&Sapone el colombiano pasa al equipo donde fue apadrinado por Félix Cárdenas, otro colombiano de éxito en Europa. Con el éxito de Soler incluso se incorporó un stagiare para cumplir los últimos meses de año con ellos. Un triunfo del ciclismo latinoamericano en un conjunto más de raíz británica y con ciclistas muy importantes para Sudáfrica. Chris Froome, ganador de cuatro ediciones del Tour en el Sky, quien se incorporó en 2008. En 2007 quien sí estaba era Geraint Thomas.
Y es que el 2007 comenzó a prometer desde bien temprano. La Milán Torino, en su última edición antes del parón hasta que en 2012 Alberto Contador la recuperó desde lo alto del podio ya cerca del otoño, se celebraba en marzo. Allí ganó Di Luca, otro ciclista con un año 2007 imperial. Pero el segundo en meta fue Soler, sorprendiendo a propios y extraños. El hype del equipo era elevado, por lo que acudirían a su debut en el Tour de Francia con un equipo más que interesante. Robert Hunter hacía las veces de líder, con toda la historia que supuso el ciclista para su país. Un buen empujón para la estructura, que se asentó en la categoría más alta del ciclismo años después.
Poco a poco fue ascendiendo el termómetro en el Tour. Las expectativas eran luchar por una etapa con Hunter, Efimkin, Cheula, Degano, Siutsou, Cárdenas… pero se sobrepasaron. En los Alpes, filtrándose en una escapada que atravesaba los primeros puertos se colocó quinto de la general e incluso se acercó a la victoria de etapa. Le faltó confianza, estuvo claro después. Vistió el maillot blanco de mejor joven y sufrió un duro pajarón, quizá pagando el esfuerzo del día anterior, camino de Tignes, donde los favoritos comenzaron a soltarse. Su día grande llegaría veinticuatro horas más tarde, con la meta en Briançon como objetivo. Iseran, Telegraphe y Galibier, puertos de gran altura.
Y ahí no hubo mejor terreno para un colombiano. Se filtró de nuevo en la escapada y llegado el Galibier se quedó solo hasta coronarlo, confirmar su liderato de la montaña y se lanzó cuesta abajo en busca de su primer gran triunfo internacional. Sin duda, su mejor victoria. El grupo de los favoritos no pudo darle alcance pese a lanzarse la carrera de forma muy violenta en el ascenso hasta los 2600 metros. Mauricio Soler se lanzó también a por la general, aunque la crono le lastró en demasía. En Pirineos volvió a la carga.

Estaba siendo una de las sensaciones del Tour y su papel iba a ser interesante. El día de Plateau de Beille fue tercero, detrás de los ciclistas en duelo Michael Rasmussen y Alberto Contador. El español ganaría allí su primera etapa del Tour. Ese tercer puesto le animaría a mayores empresas, toda vez que la montaña parecía claramente asegurada. Camino del Aubisque, en una etapa con Larrau como primer puerto, se movió el futuro ganador de la carrera, Carlos Sastre. Con él se movería el ciclista colombiano, que gracias al impulso del español se filtró en una nueva fuga en alta montaña.
No llegó a meta la aventura, pero sí subió al top ten y lo volvería a perder en la crono de Angouleme. Pero se había llevado el maillot a puntos del Tour y una etapa, un botín magnífico. Mauricio Soler ya estaba en el mapa y fue una de las sensaciones del pelotón. Aún quedaría su participación en la Vuelta a Burgos y su victoria tanto en la etapa reina como en la general. Un muy buen año de este ciclista que sufrió para salir adelante tras un lamentable accidente.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Tour de Francia / Interior: Wikimedia Commons