Giro HC Historia

El Giro de Italia de Tom Dumoulin (2017)

Un Giro de Italia que pasó al palmarés de Tom Dumoulin, pero que pasó y estará siempre en la historia del ciclismo y de la corsa rosa. Curiosamente, no lo hace por su desarrollo deportivo, que tampoco estuvo mal. Tampoco por escándalo alguno de dopaje, que es a lo que el ciclismo nos ha tenido acostumbrados durante dos décadas. El hecho más célebre de esta edición y que se convirtió en viral, dando la vuelta al mundo, es ver al líder parar a hacer sus necesidades (aguas mayores) en el momento cumbre de la etapa.

Una forma de aliviar un problema para después ascender de forma magistral el Umbrail Pass en persecución de sus grandes rivales, con los que perdió no tanto tiempo como se esperaba y salvó el rosa, que supo defender hasta la penúltima etapa, de montaña, volviéndolo a recuperar en la última contrarreloj, ya de forma definitiva.

Aquel Giro tenía un favorito número uno, que era el colombiano Nairo Quintana. El escalador de Boyacá estaba decidido a probar suerte en Italia, ya que el Tour parecía serle ya esquivo. Un recorrido montañoso, con puertos de altitud y unos rivales que parecían quedar lejos de su alcance. Vincenzo Nibali, Mikel Landa y poco más. En la primera llegada en alto, en el Etna, los favoritos simplemente apretaron al final, por lo que llegaron juntos a meta, con Jungels vistiéndose de rosa y Dumoulin siendo uno de los más beneficiados de la etapa.

El primer día clave, en cambio, era la etapa de Blockhaus. Una moto tiró por el suelo las esperanzas en la general del Sky. Landa y Thomas cayeron, con el galés abandonando más tarde y el vasco perdiendo sus opciones a la general, entre el aturdimiento y después la desmoralización. Ya se sabe que el escalador es delicado cuando las cosas se empiezan a torcer. Eso por detrás. Por delante, lo esperable. Movistar poniendo un pasodoble importante y Nairo Quintana atacando con ojos de killer desde lejos.

Fue abriendo distancia, alejándose del resto de favoritos y parecía que iba a sentenciar medio Giro. De pronto, la ventaja empieza a estabilizarse y por detrás un grupo selecto de favoritos con el eterno Mollema, Pinot y Dumoulin empieza a recortar la distancia de forma preocupante. Nairo gana la etapa, eso sí. Pero pierde la ocasión de dar un zarpazo. Más bien se lo dan a él, con el ciclista de Sunweb tirando en primera persona y dando una exhibición fuera del agua.

Tras el día de descanso llegaba la crono, y ahí, sobre los 40 kilómetros, Tom Dumoulin dio una exhibición y se alzó con la maglia rosa. Casi tres minutos le endosó al líder del Movistar, por lo que el colombiano iba a tener que atacar con todas sus fuerzas si quería ganar el Giro. En la siguiente llegada en alto, en el mítico Oropa, se repitió la escena, con Nairo atacando y Dumoulin a su ritmo, cual Induráin. El problema aquí fue que el puerto no era tan duro como el Blockhaus y el neerlandés acabó echándole el guante. No contento con eso, le soltó de rueda en el sprint final para ganar la etapa y dejar al colombiano tocado.

Nibali ataca junto a Quintana camino del Umbrail Pass para desbancar a Tom Dumoulin © LaPresse – Fabio Ferrari

Le había ganado en crono y en su terreno. Sabía a estas alturas que el Giro de Italia iba a requerir de la épica y de ataques lejanos para poder derrotar a la maglia rosa. La etapa de Bormio, que era la reina, incluía el Stelvio y el Umbrail Pass, en Suiza, su hermano pequeño. En la subida final sucedió la escena de Dumoulin, por lo que se lanzó la carrera y tanto Nibali, que ganó la etapa al escapado Mikel Landa, como Quintana le recuperarían tiempo a Tom, pero no suficiente para quitarle el rosa.

Fue el espaldarazo definitivo. En la etapa de Ortisei el Movistar buscó la táctica desde lejos, pero no pillaron desprevenido al líder. Como tampoco lo hicieron camino de la cima de Piancavallo, donde ganó Landa, por cierto. Le quitaron el rosa, pero con tan escaso margen que ante la crono definitiva de Milán todo parecía controlado. Camino de Asiago, igual. Unos segundos que eran nada. En la contrarreloj final, ante la victoria de otro neerlandés como Van Emden, Dumoulin se alzó con el triunfo de su vida.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Sirotti

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