Vamos a hablar de un personaje memorable, mítico, como Marco Pantani. Polémico, luces, sombras. Vamos a hablar de su versión inicial, esa que deslumbró al mundo del ciclismo durante la época del Carrera. Antes de meternos de lleno en esa etapa, es interesante comentar que Marco ya venía pegando fuerte desde joven. En el Giro Baby ya iba logrando buenos resultados hasta ganarlo en 1992. Posteriormente ficha por el Carrera en lo que supone el primer gran movimiento de su carrera deportiva. Hay una anécdota en la firma de aquel contrato, donde el italiano pregunta qué pasaría si gana el Giro o el Tour de Francia. Todos le miran sorprendidos como preguntándose de qué habla este chico. Quién iba a pensar en lo que se convertiría este escalador.
Fue una muestra de cómo era, de su carácter y forma de ser. Comienza su andadura en el año 1993, año en el que supone su debut también en el Giro de Italia. Abandona tras ayudar en alguna etapa a Claudio Chiapucci. Sólo un año después, pese a que las primeras imágenes que muchos tendrán de Marco son atacando en el Mortirolo, la verdad es que se impuso en la etapa anterior, con el Monte Giovo por el camino. Una etapa curiosa porque se movió el teórico líder del Carrera, un Chiapucci que, según dicen las malas lenguas, quería anticiparse a los movimientos de Pantani. El ‘diablo’ se filtra en una fuga y es cazado a un kilómetro de la cima. El ‘pirata’ lanza su ataque ahí y caza en el descenso a Pascal Richard, que iba por delante. Le deja atrás y alcanza la meta de Merano y gana su primera etapa como profesional. Nadie podía imaginar lo que estaba por venir, pese a la exhibición del de Cesenatico.
Una etapa la siguiente archiconocida, con Stelvio, Mortirolo y Santa Cristina antes de la meta en Aprica. En las primeras rampas del Mortirolo, Marco ataca. Se queda Indurain, Berzin, el rosa, le sigue, después se queda, Indurain le adelanta, los demás no cuentan… Finalmente se convierte en una lucha entre Pantani y Miguel en Santa Cristina que se salda con pájara del segundo y exhibición del primero, que se planta en meta poniendo el Giro en jaque y marcando la historia.
Ese día todos dijimos lo evidente, que ha nacido una figura. El resto del Giro fue ya un quiero y no puedo de Pantani. Ataca en el Agnello camino de Deux Alpes, cima que mitificaría en 1998, pero Moreno Argentin defiende a Berzin y consigue salvar la situación para el Gewiss. En la cronoescalada al Passo del Bocco ya se ve que Pantani iba a ser segundo, ya que Indurain se veía incapaz de doblegarle por esa segunda posición en la general. Berzin ganaría el rosa en Milán, pero el Giro será recordado por Pantani, el gran triunfador de aquella edición.
Viendo este tipo de escaladores me hacía sentir cómo era ver a aquellos mitos que nunca pude ver por edad y de los que siempre se habla. Ver algo fuera de lo normal.
Pantani se encomienda a la misión de plantar cara a Indurain también en el Tour. Obviamente, esto no es el Giro e Indurain tampoco va a ser el mismo. Hay una contrarreloj, la de Bergerac, donde el navarro aplasta a sus rivales en la que es para mí su mayor exhibición contra el crono por encima de la de Luxemburgo del año 1992. Entre esa etapa y la de Hautacam, Indurain pone el Tour a su merced. El Carrera va a su aire, como Poulnikov. Pantani era el más fuerte en montaña, sin recibir mucha ayuda de sus compañeros. Sólo tiene un día con aspiraciones de ganar la etapa, que es en Hautacam. Pantani ataca desde la base, pero Indurain aprieta por detrás para eliminar a Rominger. Miguel se marca su ritmo y consigue contrarrestar a Marco a ritmo y sin cebarse, una de las claves de cómo correr contra él. Iba a ser la etapa donde el transalpino estuviese más cerca de ganar.
La etapa del Mont Ventoux, coronado por Eros Poli, donde se vio algo curioso. La meta estaba en Carpentras, tras el descenso del coloso de la Provenza. Pantani ataca, Leblanc le sigue. En la zona desierta del puerto, Indurain pone ritmo cuartelero y adelgaza el grupo de los elegidos. Pantani estaba a muchos minutos en la general, y por eso en ese momento aparece el coche de Banesto y con Echávarri haciendo gestos al navarro, le hace bajar el ritmo. Marco pasa por la cima con algo menos de 2′ de ventaja. Había que parar al escalador de esta forma, sin cebarse y jugando con la ventaja.
En la etapa de Val Thorens, la reina alpina, se sale al tran-tran, teniendo Marco una caída. Se rumorea que incluso podía abandonar. Parece un hecho menor, pero Indurain había bajado en un momento tranquilo de la etapa a por bebida al coche. Sigue recuperando posiciones, con Pantani en últimos puestos del grupo. Atacaría en La Madeleine. Pasó del abandono al ataque. Preguntado por su caída en meta, su primer recuerdo fue para Miguel, que según él no llegó a saludarle ni preocuparse por su estado. “Quién se piensa que es, no hay tanta diferencia entre nosotros”, declaró a los periodistas. Así era Pantani.
En 1995, el Giro estaba diseñado probablemente para él. Un atropello le aleja y se acaba mentalizando para el Tour. Pierde mucho tiempo en la crono de Seraing y en las primeras montañas. Se dedica a ganar etapas, como en Alpe d’Huez, la subida más rápida de la historia junto con la de 1997, y Guzet Neiges. Pantani tenía ciertas opciones de podio en los Pirineos, pero las graves noticias sobre el accidente de Casartelli le afectan y se hunde definitivamente. Como remate de ese año, el Mundial de Duitama, con la dupla Olano-Indurain en cabeza, que le permite alcanzar al bronce. Un podio que no le causó satisfacción alguna por su cara en el cajón. Un año 95 que cerraría con la Milán-Turín, un momento clave en su carrera en el Carrera, ya que un coche atropella en la prueba al italiano y no volvería a competir hasta el año 97 en el Mercatone Uno, ya que su anterior equipo desaparecería a finales del año 1996.
Escuchar el programa de HC Wanders sobre Pantani en el Carrera (93-96)
Escrito por Pedro Gª Redondo
Foto: Sirotti