Decía Diógenes que el movimiento se demuestra andando. Hace mucho tiempo que el ciclismo femenino lleva esta máxima al extremo, y se empeña en lograr alcanzar sus hitos mirando siempre hacia adelante. A veces las barreras son más altas, o los caminos más angostos, y los pasos son por tanto más cortos o dubitativos. Otras veces, confluyen circunstancias que ayudan a abrirse espacio entre la maleza y avanzar a grandes zancadas. Uno de esos pasos de gigante para el deporte español, aunque quizás escondido para los ojos de muchos, ha sido el histórico mes de mayo que está por terminar.
En esta primavera nuestras carreteras han vivido cinco pruebas de un día (la Vuelta CV en abril y las dos clásicas navarras, el GP Ciudad de Eibar y la Durango-Durango en mayo) y dos rondas por etapas (la Setmana Valenciana y la Vuelta a Burgos, que se estrenaba como WorldTour. Y eso, a falta de la prueba emblema de nuestro calendario, la Bira, cancelada por segundo año consecutivo.
Una acumulación de pruebas que han tenido un nivel espectacular en cuanto a participación y competencia. Las mejores ciclistas del panorama internacional se batieron en duelo en una primavera llamada a ocupar un espacio importante en el ciclismo femenino mundial. Recorridos que hicieron las delicias (y penares) de corredoras y aficionados, dando la importancia que merece a un aspecto que siempre ha resultado algo olvidado en el ciclismo femenino: la montaña. Es hora de que las grandes escaladoras del pelotón tengan también sus oportunidades de brillar y de reivindicar que las ciclistas pueden enfrentarse a cualquier coloso sin guardarse nada.
Annemiek van Vleuten ha sido una de las grandes protagonistas de este mes mágico. Ganadora de la Setmana Valenciana, tras sentenciar el primer día, y de la primera de las clásicas navarras, no se bajó del pódium en el resto de carreras, donde no pudo con su némesis Anna van der Breggen. La Campeona de Europa es la punta de lanza del proyecto de Movistar Team para convertir a su equipo femenino en una referencia del WorldTour. La llegada de corredoras extranjeras como Emma Norsgaard, Katrine Aalerud o Leah Thomas supone un salto de calidad del conjunto que ha servido también como acicate para las ciclistas españolas. Nuestras ciclistas han encontrado un rol definido, y una oportunidad de tener objetivos comunes más allá de buscar el puestómetro. Impulsadas por un espíritu ganador, han demostrado algo muy característico de nuestro ciclismo: la calidad e importancia del trabajo del gregario. Alicia González, Gloria Rodríguez, Alba Teruel o Lourdes Oyarbide están brillando al comando el pelotón y dejándose todo para sus líderes, que no desaprovechan la oportunidad para agradecer y otorgar el valor que merece el buen rendimiento de sus compañeras.
Solo Arlenis Sierra consiguió interrumpir el dominio de victorias del dúo neerlandés van Vleuten/van der Breggen al llevarse in extremis la segunda clásica navarra ante Ruth Winder. Fantástica la victoria de la campeona cubana, que volvía a mostrar sus mejores piernas después de un año muy difícil y de un durísimo atropello sufrido al inicio de esta temporada. Una victoria llegando desde atrás que nos hizo vibrar y emocionarnos.
En cuanto a las corredoras españolas, la fiabilidad y regularidad de las Mavi García, Eider Merino y una Ane Santesteban que parece estar recuperando su mejor golpe de pedal, deben ser los cimientos de la nueva generación que viene. Sara Martín siguió demostrando que es la gran apuesta del futuro, aunque una desgraciada caída le impidió disputar una Vuelta a Burgos a la que llegaba con gran ilusión. Sandra Alonso se llevaba la segunda etapa de la Setmana Valenciana para sumar la primera victoria española del año. La del Bizkaia-Durango ha comenzado la temporada confirmando que es una corredora llamada a escribir muy bellas páginas para nuestro ciclismo. Se imponía en una ajustadísima foto-finsih a Sheyla Gutiérrez, que se quedó a las puertas del triunfo en dos volatas consecutivas. Volver a ver a la brava riojana disputando las victorias es otra de las mejores noticias que podíamos dar.
La Vuelta a Burgos suponía el broche de oro a unos días inolvidables de ciclismo. Estrenando su categoría WorldTour a lo grande, dejó una batalla sin cuartel entre las mejores ciclistas del mundo, con el imponente SD Worx imponiendo su ley en favor de la campeona mundial Anna van der Breggen. Un equipo que brilló con la combativa Asleigh Moolman, la imponente Demi Vollering, que en Lagunas de Neila confirmó que además de esprintar sabe escalar, o la jovencísima y valiosísima kiwi Niamh Fisher-Black. La neozelandesa disputó la victoria de la primera etapa con la suiza Elise Chabbey (otra que está cuajando un temporadón notable) y con la a la postre vencedora Grace Brown, que suma otra muesca más a un 2021 fabuloso. Burgos nos dejó además la inauguración del palmarés WorldTour de la sonrisa del pelotón, la siempre combativa y espectacular Cecilie Uttrup-Ludwig, en uno de esos triunfos que alegran a cualquier aficionado. Tampoco debemos olvidar la victoria sorprendente de la rusa Chursina, culminando la fuga del día en la segunda etapa. Los nombres y las victorias se van diversificando, prueba fehaciente de que el nivel sube y la competencia es cada vez mayor y más rica.
De una manera o de otra, los espectadores hemos podido además disfrutar en directo de las carreras. Sea por streamings o por cadenas especializadas, la visibilidad de las carreras es otro hito importante en el crecimiento de un ciclismo espectacular y que huye de los cálculos y la especulación que tantas veces nos hace plantearnos por qué nos pasamos horas viendo ciertas carreras. Aunque con mayor o menos fortuna (las esperadas Lagunas de Neila se pudieron ver solo en sus seis últimos kilómetros) debemos agradecer la apuesta por ofrecernos ciclismo femenino en directo y esperamos que la cosa no se quede ahí. Ojalá sirva para que este deporte ocupe el espacio que merece en las parrillas televisivas, y se le vaya dando un mejor trato no solo en las imágenes, si no también en los comentarios. La cadena pública debe reflexionar sobre cómo narra el ciclismo femenino, y apostar por comentaristas que conozcan la realidad de este deporte o invitando a corredoras o exciclistas para dar mayor riqueza a la narración y acercarse más al espectador.
En definitiva, se están dando pasos para ser optimistas en cuanto al futuro del ciclismo femenino español. Los organizadores están haciendo una apuesta importante y necesaria que sirve de ejemplo y a la vez de motivación para las niñas que sueñas con ser ciclistas. Queda mucho por mejorar en cuanto a visibilidad. Soñamos con volver a tener una Joane Somarriba, o corredoras que logren romper el techo mediático como están haciendo Carolina Marín en el bádminton, Lydia Valentín en la halterofilia o Sandra Sánchez en el kárate. Es el momento de mirar y mimar nuestro ciclismo femenino. La semilla está plantada, no nos olvidemos de regarla.
Escrito por: Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)
Foto: Photo Gomez Sport / Movistar Team