El vencedor de la Vuelta a España en 2018 comienza la temporada enfundado en su maillot azul, un aspecto bien diferente, y ofreciendo unas sensaciones que se le echaban de menos. Más mordiente, activo y buscando hacer daño. De ese modo venció una de las etapas reinas, habitualmente montañosa, en la pasada París-Niza. Es cierto que Jumbo-Visma supo controlar bien la situación, que nunca logró ponerles nerviosos gracias a un excelso trabajo de Wout Van Aert para su líder y maillot amarillo Primoz Roglic. Pero el aviso estaba dado. Con los objetivos de las Ardenas y el Giro de Italia, el líder absoluto del Bike Exchange ya ejerce como tal y empieza a enseñar los dientes.
En la Corsa Rosa no lo va a tener nada sencillo, con muchos nombres que aspiran tanto o más que él a llevarse la carrera. No es preocupante en el sentido en el que normalmente hay varios que ya sea por circunstancias desaparecen del mapa con el paso de los días. Lo importante es llegar a esa última y decisiva semana con opciones y una vez allí, jugarse el todo por el todo. En caso de decidirse en la Marmolada y tener opciones todavía en la general, esas rampas del final de etapa le irían magníficamente bien. La clave será también llegar en la mejor condición en lo que a la forma física se refiere, a ese momento decisivo sin haber descuidado la clasificación previamente. Un reto difícil, como lo es el mero hecho de aspirar a la maglia rosa, algo que tras su podio del año 2021 debe ser su único objetivo.
Y es que el Giro se le está resistiendo. Su oportunidad en 2018 aún le pasa factura, con una enorme precaución a la que anteriormente no se acogía. Ese escalador eléctrico, sin miedo a nada, es el que parece ha regresado en este comienzo de campaña. Habrá que ver cuánto de estable es y cuánto de bueno es ese golpe de pedal cuando se compare con los rivales en un estado de forma óptimo. No hay que olvidarse de que Yates es ya uno de los mejores ciclistas del panorama internacional e, igual que tiene que temer medirse con ciertos ciclistas, estos deben temer al británico por ser un rival correoso, rápido y escurridizo cuando está en su mejor versión.
Las Ardenas serán buena piedra de toque, así como lo será el Tour de los Alpes, que ya conquistara en 2021. El plan es hacerlo parecido, con un pico de forma creciente de cara al mes de mayo, donde tiene una ventaja más allá de su explosividad. Y es la ausencia de una gran etapa reina y de kilometrajes muy elevados. Esas dos últimas jornadas montañosas le vienen como anillo al dedo por lo duro del final en un caso y por tratarse de subidas cortas en otro, la etapa que atraviesa la tan de moda Eslovenia.
Después tendrá que decidir qué calendario realizar. Si acudir por enésima vez al Tour para pelear una victoria de etapa que ya ha logrado o encontrar ese golpe de pedal que le ayude a mejorar su séptima plaza de 2017. En todo caso, tal vez sea más interesante para él dedicarse a descansar y preparar con mimo la Vuelta a España, donde la ausencia de grandes etapas de montaña ubicaría la explosividad de este ciclista como una de los mayores aspirantes a levantar los brazos en Madrid, teniendo así opciones de llegar más allá en el final de temporada e incluso buscar luchar por un maillot arco iris por el que pelear junto a Adam, el hermano del que Ineos consiguió separarle.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: ASO / Alex Broadway