No hay duda de que el ciclista irlandés Ben Healy ha sido una de las sensaciones de esta temporada que entra en su último tercio, en su otoño particular. Más allá de seguidores de lo irlandés y de los Campeonatos Nacionales, este corredor de aspecto desaliñado había pasado desapercibido para la gran masa. Como en todos los ámbitos, es poner el pie en un buen escaparate, llamar la atención y automáticamente todos aquellos que no sabían quién eras, voltear la cabeza y desde entonces fascinarse por una forma de correr y unos resultados que sólo algunos futurólogos se habían atrevido a acertar.
Healy nació del Team Wiggins, al lado de algún otro ilustre del que también se habla mucho como Tom Pidcock, Daniel Tulett, hermano de Ben, corredor del Ineos Grenadiers, o Mark Donovan, ganador del Sibiu Tour y ciclista del Q36.5 suizo. Pasó por otra buena cantera como el Trinity Racing antes de por fin dar el salto en 2022 con el Education First. Sí, de empresa de aprendizaje de idiomas a otra. Fue sexto en el prólogo de la Vuelta a Alemania, no destacó en exceso a lo largo de sus 56 días de competición para el ojo humano.

De menos a más, el fenómeno Ben Healy se fue acentuando con el paso de los meses. Tercero en pleno enero, en su regreso a la competición en la Challenge de Mallorca, sorprendió a propios y a extraños con su victoria en una etapa de la Settimana Internazionale Coppi e Bartali. Está claro que no es el Tour de Francia, pero para un joven de segundo año vencer ante el eterno Pozzovivo o el extraño Mark Padun, que pasa por ser su compañero de equipo, fue cuanto menos sintomático de que en ese chico irlandés había talento. Un día después levantaba el champán al cielo para celebrar la victoria en el GP Industria.
La liebre estaba levantada, a un nivel muy básico aún, Healy ya empezaba a sonar como uno de esos buenos ciclistas que van irrumpiendo en esas carreras de segundo orden para irse incorporando poco a poco al primer plano. Pero no, esa sólo fue una primera impresión. Llegan las piedras más ardeneras, es decir, la Flecha Brabançona y hay sorpresa. Un francés, Dorian Godon, da la campanada por delante de él, sí, de Ben Healy. Pero cuando llega el tridente de las Ardenas, apenas unos días más allá, es el único en aguantar el tipo en Amstel Gold Race a un desatado Tadej Pogačar tras resistir de la escapada. En Lieja entró a dos segundos del podio (4º).

El hype por las nubes, Healy estaba de moda. El irlandés es noticia incluso dando bidones a sus compañeros como un auxiliar más. Esperaba el Giro de Italia en su horizonte y, claro, no iba a defraudar. Victoria de etapa en Fossombrone en el único día que hubo un mínimo que narrar sobre los favoritos. Fue el más fuerte con mucha diferencia de la escapada y se llevó la etapa más ardenera de toda la corsa rosa. Le dio tiempo a ser segundo en Bérgamo, en la mini-Lombardía. Eso le dio una pista para elegir su calendario y, sí, va a debutar en el Giro di Lombardía (o, como lo llaman ahora, Il Lombardía).
Antes conocerá las clásicas de Canadá en Quebec y Montreal, lo que para su desarrollo como ciclista será un paso más. Y ahí estará el foco de su 2024, primera temporada en la que ya no será precisamente un desconocido. La mejor forma de observar la progresión del irlandés en las Ardenas consistirá en que repita en el tríptico. Si en él se hace coincidir con alguna o algunas de las bestias que pueblan el ciclismo de élite, complicado verle celebrar alguna de ellas. Pero sin ellos en liza, ya se ha visto que Ben tiene nivel para imponerse a todos los demás.

La idea en un principio es que el ganador de etapa en el Giro de Italia conozca por fin el Tour de Francia. Aún se desconoce el plan para los jefes de fila de la formación de bandera estadounidense, pero sí se tiene claro el siguiente paso a dar con el corredor nacido en el entorno de Birmingham, en Reino Unido. Firmó la renovación y tiene contrato con el maillot rosa hasta final de la temporada 2026, cuando haya cumplido los 26 años de edad y se considere que está en la plenitud de su rendimiento. El plan es que este ciclista se convierta en una de las referencias en las clásicas y construya un palmarés más que interesante.
Y no es para menos, ya que es junto a Sam Bennett el mejor representante de la bandera irlandesa en el ciclismo de primera división. Considerando que el velocista supera ampliamente la treintena, pronto el rol va a ser individual. Atraer la atención del país de Kelly, de Roche, de Martin es más que interesante para esta marca internacional. Al igual que lo es conectar con la comunidad latina, potencial y real usuaria de los viajes de estudios de idiomas que están detrás de la esponsorización del equipo.
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: EF