En breves fechas se dará a conocer el recorrido del Tour 2023, del que ya avanzamos unas pinceladas recientemente. En él se incluirá a un 99% de posibilidades una subida que supone recuperar del armario el pedazo de historia más relevante dentro de sus 120 años de historia. El Puy de Dôme, que regresaría a escena después de más de treinta años de ausencia, sería el gran filón mediático de la próxima edición, aunque para ello la organización debe vencer en varios frentes para hacer viable una subida de este tipo. En primer lugar porque la ascensión ha variado mucho. Siguiendo la moda francesa de cerrar al tráfico rodado las carreteras de acceso a ciertas montañas turísticas como este volcán en las inmediaciones de Clermont-Ferrand, se hicieron una serie de reformas en la estructura de la propia calzada, que ahora ha pasado a ser un carril, extremadamente estrecha para una carrera como el Tour.

Paralelamente asciende un tren cremallera que permite a los visitantes alcanzar la cima. La presencia de los cicloturistas también está prohibida. En la presentación se proporcionarán más detalles, pero parece que el planteamiento es que la etapa se celebre sin público, algo que deportivamente puede ser beneficioso en cuanto a no entorpecer los duelos que se estén dando en carrera. Eso sí, ver una subida final del Tour sin público es tal vez desnaturalizar en demasía la competición. El Tour es otra cosa. Estamos hablando de una cima que fue sustituida por el Alpe d’Huez como subida de referencia en territorio francés. Es verdad que la cima alpina se estrenó en 1952 junto a Sestrieres, los dos primeros finales en alto de la carrera en su dilatada historia. Y que esa misma edición vio el primer ascenso al Puy de Dôme. Pero la mítica estación de esquí fue haciéndose a un lado mientras la montaña del Macizo Central se quedó para ser la gran protagonista.

Tras la victoria de Coppi en 1952 (que ganó las tres primeras llegadas en alto), Bahamontes le relevó en la cronoescalada de 1959, coronando así su primer y a la postre único Tour. Inolvidable también el duelo entre Poulidor y Anquetil y aquel subir en paralelo entre los dos ases franceses. Ese día ganó otro español, el desaparecido Julio Jiménez. Era el año 1964, y hubo que esperar tres años para volver a ver el volcán en acción. Felice Gimondi venció en un Tour que fue para Pigneon. Vinieron dos victorias de Luis Ocaña en 1971, poniendo poco a poco cerco a un Merckx que sólo ganó el Tour por la mítica caída del conquense en los Pirineos, y 1973, donde el español terminó de sentenciar su victoria en el Tour.
Una cima que se ha dado muy bien a los escaladores hispanos. Tanto que en 1983 venció Patrocinio Jiménez una cronoescalada que volvió a poner a los trepadores en marcha, con una actuación magnífica de Ángel Arroyo, que le valió su segunda plaza final en aquel Tour, y Pedro Delgado. Ambos revolucionaron desde el Reynolds la mentalidad de la época en un pelotón demasiado asustado ante las bestias extranjeras.

Bestias que en el pasado habían batido. Ocaña batió a Merckx aquí, si bien el belga sufrió una derrota más amarga en 1975. Ganó un paisano suyo, Lucien Van Impe, pero el de Molteni y gran favorito al título (de hecho, era el maillot amarillo) recibió un puñetazo por parte de un aficionado y cedió ante sus rivales, en especial un Thévenet que le machacaría al día siguiente en Pra Loup, quizá a consecuencia de lo que pasó en Puy de Dôme. Desde que en 1988 el danés Johnny Weltz se llevase la etapa, no ha regresado al recorrido del Tour de Francia.
En el Macizo Central se han probado varias alternativas. El duro Puy Mary fue final de etapa en 2020. El exigente final en el aeródromo de Mende ha sido una meta recurrente en los últimos años. Sin embargo, parece que la cordillera esté siempre en un escalón inferior a sus hermanas mayores. O incluso en comparación con los Vosgos, que han incorporado al catálogo de puertos la Planche des Belles Filles como una de las referencias, al más puro estilo Puy de Dôme en los años 60, 70 y 80.
Si se confirma el retorno a esta propiedad privada, será desde luego un día señalado en todas las agendas de los amantes del ciclismo y una de las fechas del año. Según los rumores, se ha estado trabajando en esta opción desde hace ya algún tiempo. De hecho, no es precisamente la primera edición en la que entra en la baraja de posibles metas del Tour. ¿Será esta vez la vencida?
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Roger Krieger