Todo el mundo está comentando la llegada del pasado domingo de la Gante-Wevelgem. Sin embargo, mi cabeza pensó inmediatamente en otra línea de meta que vimos hace muy pocas semanas, a unos cuantos kilómetros de distancia. Permitidme esta especie de “flashback.”
En la última etapa del Tour du Rwanda 2022, con llegada al Canal Olympia en Kigali, llegaban a los últimos metros juntos tres ciclistas: el ruandés Moise Mugisha (25 años, del equipo ProTouch sudafricano) y los franceses Sandy Dujardin (24) y Alexandre Geniez (33), ambos del TotalEnergies. Dentro ya del último kilómetro, Dujardin y Geniez felicitaron a Mugisha indicándole que la victoria era suya. El bueno de Moise entró con los brazos en alto flanqueado por los aplausos de los dos ciclistas franceses y de todo el público ruandés, que celebraba la victoria de un corredor local en la prueba por etapas más importante de África tres años después. La de Moise Mugisha era la primera desde que el Tour du Rwanda ascendió a la categoría UCI 2.1. en 2020 y atrajo a más equipos ProTeam y Continentales europeos. En una temporada en la que nos estamos habituando a los dobletes e incluso tripletes del mismo equipo, en las redes sociales casi todos vivimos esta foto de la línea de meta de Kigali como un gesto generoso y de agradecimiento del Total Energies. Dujardin y Geniez, que ya habían ganado etapa en esta edición, fueron más aplaudidos que el propio Mugisha. Sin embargo, no todo el mundo vio lo mismo en esta imagen. Kimberley Coats, una de las promotoras junto a Jock Boyer del Team Rwanda primero y del proyecto Africa Raising Team después, no podía contener en su blog la indignación y nos obligaba a volver a ver el vídeo de los últimos kilómetros con otros ojos.
Moise Mugisha, un ciclista combativo y con gran talento, llevaba toda la semana metido en una fuga tras otra. Fruto de sus esfuerzos, acabaría también ganando meritoriamente el maillot de la montaña, algo nada sencillo en una tierra conocida como “el país de las mil colinas.” En esa etapa final, Moise Mugisha estuvo prácticamente todo el tiempo en cabeza de carrera y coronó el mítico Mur de Kigali en primer lugar en varias ocasiones. Fue Moise quien más contribuyó a seleccionar la escapada. Los franceses aprovechaban terrenos más favorables para atacar. A pocos kilómetros del final, Geniez ataca en busca de su tercera victoria y por detrás solo le persigue ya Mugisha, acompañado de un Dujardin posiblemente también fundido. Para Geniez, que pocos días después sería condenado a cuatro meses de cárcel en Francia por violencia intrafamiliar, este era muy probablemente su último día de competición como profesional. Pero las piernas de Geniez ya no daban para más y, fundido, le tocaba asumir que ahí acababa todo: Mugisha, más fresco, le alcanzó junto a su compañero Dujardin. En una situación de carrera así, era el momento para Dujardin: podía atacar o seguir aguantando a rueda de Mugisha y, con su mayor punta de velocidad, jugársela al sprint. En un dos contra uno, aparentemente el ruandés tenía todas las de perder… aunque había demostrado ser el más fuerte de la escapada. Ahí llegó el pacto, algo decidido por los franceses y no pedido por Mugisha. Geniez y Dujardin nos privaron del final y, con su condescendencia, dieron la imagen en redes sociales de que Moise Mugisha no podría haber ganado por sus méritos propios esa etapa si no llega a ser por el “regalo galo.” Y esa es la imagen más recordada de esa última etapa del Tour du Rwanda 2022. Una victoria venida a menos para un ciclista ruandés gracias a la caridad de dos ciclistas franceses. Probablemente, con esa situación final de carrera, Moise Mugisha tenía pocas posibilidades de ganar, pero la imagen de su derrota peleando hubiese sido mucho mejor para el ciclismo africano.
Aquí no acaba mi “flashback.” La necesidad de volver a ver y releer lo que había ocurrido en Kigali me recordó igualmente a la novena etapa del Tour de Francia 2021. El sudafricano Nic Dlamini llegó fuera de control a Tignes, en los Alpes, a casi hora y media del ganador de ese día, Ben O’Connor. En redes, no faltó quien criticó el rendimiento de Dlamini diciendo que había ciclistas que solo estaban en el Tour por cubrir una supuesta cuota de discriminación positiva. Recuerdo contestar en alguna conversación indicando que el ciclista de Qhubeka ya había corrido dos Vueltas a España (2019 y 2020), había logrado un par de top20 en etapas de media montaña, y no era precisamente malo subiendo, como demuestra su maillot de la montaña en el Giro sub23 en 2017 que ganó Pavel Sivakov. Dlamini simplemente había sufrido una fuerte caída al principio de esa etapa y, en su primer Tour, no aceptaba subirse sin más al coche del equipo sin acabar la etapa. Otros 11 ciclistas no acabaron esa etapa, pero con ninguno de los demás vivimos las reacciones que generó el bueno de Nic.
¿Necesita el ciclismo africano tanta condescendencia por parte de los europeos? No. Rotundamente no. De hecho, el ganador final del Tour du Rwanda 2022 fue el eritreo Natnael Tesfatsion, de 22 años, corredor del Drone Hopper Androni Giocattoli. El equipo de Gianni Savio hizo una tarea de equipo encomiable, apoyando a Natnael con los colombianos Juan Diego Alba, Jhonatan Restrepo, Didier Merchán y Daniel Muñoz, que lo dieron todo en cada etapa. Natnael remató en las últimas etapas, fue el más fuerte y regular, y demostró que está por delante del grupo de ciclistas de “clase media” que le disputaron la general, la mayoría de ellos de equipos continentales: el ucraniano Budyak de Terengganu, Jesse Ewart y Henok Mulubrhan de Bike Aid, Gianni Marchand de Tarteletto-Isorex y Kent Main de ProTouch. Un buen termómetro es el 4º puesto final de Ángel Madrazo, de otro ProTeam, el Burgos-BH: el Gorrión llegó a ser líder por primera vez en una vuelta por etapas en su carrera ciclista, pero no pudo contra la estrategia del DH Androni y la potencia de Natnael en los finales de etapa. Madrazo es un gran ciclista, pero nunca ha pasado del 43º puesto en una Gran Vuelta por etapas. Natnael Tesfatsion ganó meritoriamente la general del Tour du Rwanda 2022 pero aún está en fase de crecimiento, fogueándose en las carreteras europeas; justamente este pasado domingo fue 4º en el GP Industria 1.Pro en Larciano, Toscana, una prueba con gran nivel de participación que ganó Diego Ulissi.
Y llegamos al final de la “Gent-Wevelgem-In Flanders Fields” 1.UWT 2022. Casi 250 kilómetros en una de las grandes clásicas belgas, aunque no llegue a la categoría de monumento. A 24 kilómetros del final, después del último paso por el Kemmelberg en el que Van Aert no logró abrir hueco, se produjo el corte bueno, con Jasper Stuyven (Trek Segafredo), Christophe Laporte (Jumbo-Visma), Dries Van Gestel (Total Energies) y Biniam Girmay (Intermarché Wanty Gobert). Por detrás, los equipos de los sprinters, como Groupama, Alpecin o Movistar, tiraron sin conseguir alcanzar al cuarteto. Llegada esta situación de carrera, con el pelotón descartado, la mayoría teníamos claro que era una cuestión entre Laporte y Girmay. Stuyven tiene muy buena punta de velocidad pero con los años ya ha demostrado en otras ocasiones que no consigue sacarla en clásicas o mundiales con muchos kilómetros de recorrido, pues es habitual que llegue sin fuerzas a la última recta en esos casos. El otro belga, Van Gestel, 27 años, solo tiene dos victorias en su palmarés y apenas una de ellas ganando al sprint a otros compañeros de escapada, en el Tour de los Fiordos 2017. Christophe Laporte ha demostrado que el cambio de aires a Jumbo desde Cofidis le ha sentado muy bien, está en la mejor forma que le hemos visto nunca y sí acredita victorias al sprint en pequeño e incluso en gran grupo. ¡Y qué decir de Girmay! Llegamos, varios párrafos después del título, al protagonista del artículo.
Biniam Girmay Hailu es un ciclista que cumplirá 22 años el próximo 2 de abril. Nacido en Asmara, la capital y ciudad más poblada de Eritrea, desarrollada por los colonos italianos y con una arquitectura modernista reconocida por la UNESCO. Biniam se dio a conocer en 2018, tras ganar el campeonato continental africano júnior tanto en la prueba en línea como en la contrarreloj. Pasó a entrenar en Suiza en el equipo de la UCI y, con él, en la primera carrera oficial que disputó en agosto de 2018, la primera etapa de la Aubel-Thimister-Stavelot Júnior en Bélgica, llegó escapado junto a un tal Remco Evenepoel, su coetáneo, al que ganó en el sprint final. En 2019 y 2020, compaginó su formación en Europa con disputar algunas vueltas por etapas en África. Ahí llegaron sus primeras victorias de etapa ya contra los mayores. Primero, en La Tropicale Amissa Bongo 2019, ganando un sprint a Reguigui, Bonifazio, Manzin y Greipel. Después, en el Tour de Ruanda 2019 y de nuevo por partida doble en La Tropicale 2020. Fichado por el Nippo Delko One Provence, un ProTeam francés, para la temporada 2020 y 2021, fue 2º en el Trofeo Laigueglia 2020 y en el Tour du Doubs 2020. El Delko tenía una perla en desarrollo, pero sus problemas económicos le hicieron perderla; ya antes de la desaparición del equipo, Biniam fichó por el equipo Intermarché Wanty Gobert, un World Team, desde agosto de 2021. Todo un acierto para ambas partes.
El Intermarché es de esos equipos que transmiten buen rollo y poca presión hacia sus ciclistas; posiblemente ni su autobús ni el hotel donde se concentren den juego para una serie de Netflix como la del Movistar Team ni generen salidas polémicas como el DSM. Un equipo el Intermarché Wanty que igual da margen para filosofear y pedalear a Guillaume Martin, ayuda a ganar en el Giro a ciclistas despreciados por otros equipos como el gran Taco Van der Hoorn o Victor Campenaerts o ficha a última hora al veterano puestometrista Domenico Pozzovivo. No es raro que fuesen llegando las victorias para Biniam: la Classic Gran Besançon Doubs por delante de Vendrame y la celebrada victoria en el Trofeo Alcúdia-Port d’Alcúdia de la Challenge de Mallorca 1.1. por delante de Gibbons, Nizzolo y Cortina. Biniam se ha destapado como un ciclista capaz de ganar al sprint en pruebas duras; no es tanto un sprinter puro, como un clasicómano rematador que sube muy bien los repechos y puede también con el adoquín. En Intermarché el eritreo tiene referentes suficientes de los que aprender, como Alexander Kristoff, Baptiste Planckaert, Jan Bakelants, Andrea Pasqualon, Adrien Petit o Boy Van Poppel. Pero, junto a los veteranos, también hay un grupo prometedor de 11 ciclistas menores de 25 años y aún en desarrollo, como Barnabás Peák o Hugo Page. Lo mejor que le puede pasar a Intermarché y lo mejor que le puede pasar a Biniam es que ambas partes puedan seguir juntas mucho tiempo: Girmay tiene contrato hasta 2024 incluido.
Biniam Girmay Hailu es hijo de Girmay y nieto de Hailu. Así se construyen al parecer los apellidos en Eritrea, donde mucho le apodan “El León.” Tal vez le pegaría más lo de “El Tigre”, porque el Tigriña es la lengua oficial del país, que se transcribe con un alfabeto alfasilábico llamado etiópico que seguramente es responsable de que a veces se escriba Ghirmay o se altere el orden de sus apellidos. Para simplificar las cosas, él prefiere que le llamen Bini.
Girmay es uno de los 11 ciclistas eritreos profesionales, junto a otros 2 en WorldTeams (Merhawi Kudus en EF, Amanuel Ghebreigzabhier en Trek-Segafredo), 1 en ProTeam (Natnael Tesfatsion en DH Androni) y 7 en equipos UCI Continentales (Metkel Eyob en Terengganu; Henok Mulubrhan y Dawit Yemane en Bike Aid; Mehari Tewelde en ProTouch; Ghebrehiwet Birhane, Nahom Zerai y Ephrem Ghebrehiwet en Team Qhubeka). En realidad, son 16 profesionales eritreos, ya que recientemente se han unido otros 5 eritreos al proyecto de equipo con licencia UCI continental ruandés May Stars Cycling del que hablaremos próximamente en otro artículo. Sin olvidar a uno de los pioneros, Natnael Berhane, quien, tras no renovar por Cofidis, en 2022 corre para un equipo emiratí que seguramente le aporta un buen sueldo, el Al Shafar Jumeirah. Tampoco olvidamos a Daniel Teklehaimanot, ya retirado, y que consiguió aquel maillot de topos en una etapa del Tour de Francia 2015.
Volviendo a la línea de meta de Wevelgem, como muchos imaginábamos, la cosa estaba entre Laporte y Girmay. Y así fue. Bini demostró que es de esos corredores de sprint explosivo, pero no sprinter puro. Ya lo vimos en el sprint por la plata en el Mundial Sub-23 2021 en Leuven, también en Bélgica, donde fue remontando y finalmente pudo superar a otra gran promesa del Jumbo-Visma, el holandés Olav Kooij. Bini lanzó el sprint a la vieja usanza: colocándose a rueda de sus tres compañeros de fuga y saliendo con todo desde ahí, para mantener a trompicones la velocidad hasta la misma línea de meta y ganar por muy poco al otro especialista en estos finales a cara o cruz. Podría haber ganador Laporte, perfectamente, Bini no mostró una superioridad aplastante ni mucho menos. Como en toda clásica de 250 km decidida así, sin querer quitar mérito ni desmerecer el talento de Bini, se gana por pequeños detalles, por lanzar el sprint en el momento justo y por el lado correcto. A veces salen las cosas, otras no. Y, en esta ocasión, a cara o cruz con Laporte, Girmay lo consiguió.
Muchos no entienden por qué después de su éxito en la Gante Wevelgem, el equipo de Biniam no le haga competir en las clásicas de primavera y le reserve para el Giro de Italia. En redes se ha comentado que no es una cuestión elegida: los visados de muchos países africanos para Europa duran 90 días y esta semana acaba, así que Biniam regresará a Eritrea junto a su mujer y su hija de menos de un año a disfrutar del cariño de sus paisanos y a coger fuerzas para dar mucha guerra en el Giro.
Queremos acabar así esta crónica atípica. Podríamos dedicar muchas líneas a explicar lo que representa esta primera victoria en una prueba de un día del World Tour para Eritrea y para Áfica. Hablar de todos los ciclistas pioneros en el continente hasta la llegada de Girmay a ser ya por derecho propio uno de los ciclistas top en la actualidad. Pero, en un ciclismo global donde las banderas y los colores no son lo más importante, tenemos que acostumbrarnos a que en cada carrera puede ganar un ciclista de cualquier lugar del mundo. Bueno, tal vez no cualquier ciclista. Además de cierta fortuna para estar ahí en el momento decisivo, para ganar una Gante Wevelgem con 21 años hay que tener el talento, el desparpajo, el aprendizaje y las piernas que tiene Biniam Girmay Hailu. Por eso he elegido ese titular ni sensacionalista ni condescendiente (espero): “El talentoso Biniam Girmay Hailu gana su primera Gent-Wevelgem.” Porque ya nos ha demostrado que no es un “one-hit-wonder” sino que, muy probablemente, Bini estará en la disputa de esta y otras clásicas y etapas de Grandes Vueltas en los próximos años.
Escrito por: A. M. Fuente (aka Viktor Frankenaerts: @cyclinggeo)
Foto: A.S.O./Alex Broadway
Gran artículo. Por cierto, Tigre no es buena opción como apodo de Girmay, es como se llama la región norte de Etiopía (Tigray o Tigré) de la que viene la lengua y con la que Eritrea está en guerra.
Al primer gran ciclista eritreo, Weldemichael Asghedom, lo apodaron los italianos Bebere, era tan fuerte como esa especia (pimienta roja).
Gracias por esta aportación. Pues habrá que llamar a Girmay “León” o “Lion” , así le llaman sus compatriotas