El ciclista checo Zdenek Stybar ha querido dar un último impulso a su carrera deportiva. El veterano corredor, un clásico en la estructura de Quick Step en sus diferentes nomenclaturas al pasarse hasta doce temporadas en él, cambia de aires para ser por primera vez el líder indiscutible en las clásicas de primavera. Algo que no le ha sucedido prácticamente nunca, ya que en la escuadra de Patrick Lefevere siempre ha tenido coincidencia con alguna que otra estrella de las piedras.
Es cierto que ese marcaje que el resto de rivales ejercían sobre esa figura le ha favorecido en alguna ocasión para volar más libre, pero no compensa el hecho de que haya tenido que trabajar y sacrificar sus opciones durante tanto tiempo. Un hecho que le ha cortado las alas y le ha privado de ser esa cabeza de lista de un equipo, algo que echaba tanto en falta que para allá que se ha lanzado en este 2023.
Son 37 para 38 los años que le contemplan. Un ciclista que a quien se haya incorporado en la recta final a la biografía de este checo le pueda parecer un ciclista del montón, pero nada más lejos de la realidad. Fue uno de los pioneros en dominar de forma previa el ciclocrós antes de pasarse a la carretera. Incluso como se venía de una época donde era menos habitual, hubo cierto miedo y expectación por ver a ese ‘animal’ del barro someter a los dioses de las carreras de un día.

Y nada más lejos de la realidad. Fue un contendiente más, pese a ser triple campeón del mundo en CX. Uno de esos favoritos que se añadían por precaución a equivocarse, más por desconfianza. Con el tiempo, fue retrocediendo en el escalafón hasta ni ser ya mencionado. Stybar fue siempre buen ciclista, con una poderosa arrancada y pedalada en llano, más ese golpe de riñón diferencial en las llegadas con sprint reducido, donde se ha llevado varias victorias. Buen rodador, buen llegador, pero el contador parado en 18 victorias desde 2020.
Su año fue el 2015, cuando enlazó victoria de etapa en el Tour de Francia, en Strade Bianche, esa carrera que entonces no tenía tanto auge como ahora, y los segundos puestos en E3 y París Roubaix, una prueba que parecía tenía en las piernas, pero pronto nos daríamos cuenta de que la teníamos más bien los demás en la imaginación. Eterno aspirante, cuando en 2013 se llevó en pocas semanas el Eneco Tour y una etapa de la Vuelta ante Philippe Gilbert, todo parecía rodar fenomenal para el ciclista originario de Planá, al sur de su República Checa natal. Pero se estancó. Lesiones, compañeros con más galones, etc.
En 2019 se llevó Omloop, pero fue un espejismo. Incluso en Milán San Remo siempre ha estado posicionado en esos grupos cabeceros que últimamente acaba en ataques traicioneros hasta que uno llega en solitario a meta. Y Zdenek no termina de rematar. Ni siquiera de acercarse. Fue 7º en 2014, eso sí. El Monumento que mejor se le ha dado ha sido Roubaix, sin lugar a dudas. A su podio hay que añadirle otros seis top ten. Lejos de vivir de las rentas en un equipo como Quick Step, el checo ha querido cambiar de aires para darse una última oportunidad.

Es el líder indiscutible en el Team Jayco en materia de clásicas. Michael Matthews en alguna como Milán San Remo podría discutirle dicha posición, pero entre los demás no asoma nadie que sea capaz de moverle una silla que le ha llegado después de muchos años peleando. Eso sí, en las piedras será el rey del conjunto australiano. A ver cómo responde en los grandes días de las clásicas, ya que el principio no ha sido especialmente prometedor, sin terminar en Omloop y firmando un 85º puesto en Kuurne-Bruselas-Kuurne.
Escrito por Lucrecio Sánchez
Foto de portada: Luca Bettini / SprintCyclingAgency / Team Jayco AlUla