HC Historia

Elio Aggiano, el pequeño frasco de Brindisi y Mapei

Elio Aggiano no era precisamente un corredor bajito. Se encontraba a caballo entre el 1,70 y el 1,80, por lo que su estatura no se podría decir era reducida. Eso sí, su forma de ir en la bicicleta daba la sensación de que se trataba de un ciclista bajito, por ir muy agachado, en paralelo con la barra de su bicicleta. Fuera de eso, al ex corredor de equipos tan importantes como Mapei o Vitalicio se le recordará por su gran brío a la hora de buscar ataques y moverse en el pelotón, pero también por una voz que recordaba a las mejores frases de El Padrino, grave y susurrante al mismo tiempo.

Mientras el pelotón italiano de entonces estaba poblado de grandes vueltómanos que dominaban a su antojo el Giro de Italia y otros que se desempeñaban en las pruebas de un día, Aggiano fue ocupando ese lugar de atacador por sorpresa que poco a poco fue remitiendo hasta prácticamente desaparecer del pelotón. Un corredor que era muy valiente, bastante rápido en grupos pequeños y que pese a no poderlo aprovechar en escenarios de gran relevancia, lo que le hubiese concedido seguro mucha más fama y días para el recuerdo, sí que pudo triunfar hasta en ocho ocasiones, una cifra bastante respetable para un corredor que tenía que trabajar mucho por conseguir sus oportunidades.

Brindisi se encuentra, para que nos ubiquemos, en el tacón de la bota que conforma en el mapa la península itálica. Un ciclista que se sostuvo en el profesionalismo durante once años en equipos de relevancia elevada, en el clímax de su carrera, o media. Entre ellos estaban el todopoderoso Mapei de los años 2000 y 2001, al que se marchó desde las filas del entonces extinto Vitalicio de Javier Mínguez. Fueron días muy interesantes para ver al italiano en su salsa, en los mejores pelotones a bordo de maillots bien reconocidos y reconocibles desde televisión.

El transalpino tomó la salida en diez grandes, con únicamente un Tour, el de 1999, el cual consiguió acabar. No pudo hacerlo, sin embargo, en tres de sus cuatro participaciones en la Vuelta. Muy activo, en cambio, en el Giro, donde corrió en cinco ocasiones. En las clásicas no destacó en exceso, aunque sobre todo en las italianas estuvo muy presente, siendo 12º en la Milán San Remo del año 2000. Fuera de Italia, sólo terminó un Monumento, el Tour de Flandes de 2007, el último de su carrera profesional. Lo hizo luciendo los colores del Tinkoff Credit Systems, que tenía una seria colonia italiana con ciclistas tan curiosos como Salvatore Comesso o Daniele Contrini.

Pero también a gente como Tyler Hamilton, Jorg Jaksche o Danilo Hondo, ambos positivos en cursos pasados y alejados del primer nivel. También el más afamado Kyrienka, campeón del mundo contrarreloj, el español Ricardo Serrano o ciclistas con cierta proyección como Pavel Brutt, Mikhail Ignatiev o Ivan Rovny, quien se hizo más famoso por tratar a puñetazos a otro ciclista que por sus logros deportivos. Un cajón desastre del que formó parte este corredor con el fin de alargar un año más su trayectoria.

En cuanto a sus victorias, Aggiano consiguió alcanzar la cifra de ocho entre las etapas en Langkawi, Castilla y León, Tour de Dinamarca, Trentino y escenarios de este estilo. En ningún caso carreras de primerísimo nivel, como se puede ver, ya que en las importantes siempre se veía opacado por otros o perdía sus oportunidades por estar trabajando para velocistas o ciclistas que estaban en un escalafón superior en los equipos de los que ha formado parte el italiano.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: Sirotti

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