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Enric Mas consigue la victoria en La Gallina

Se habla mucho del ciclista mallorquín por su conservadurismo, sus miedos antes al ataque, ahora al descenso, o también por las declaraciones que realiza y que hacen que el precio del pan esté por encima del de la gasolina. Sin embargo, nadie habla de sus días grandes. Porque Enric ganó (y muy bien, por cierto) en lo alto de La Gallina, en Andorra. Muy poca gente se acuerda. Fue valiente y le salió bien. No hubo caídas, ni críticas desmedidas. Sólo victoria. La mejor de su carrera hasta hoy.

2018 era un buen año para que el señalado por Contador como nuevo ‘mesías’ se alzase sobre una piedra y marcase el camino a seguir. Hay una diferencia muy grande entre voy a hacer y hacer. Ese paso es el más complicado en muchos casos. Por eso, entre voy a ser y soy hay muchas dificultades. La Collada de Beixalis que tanto recorre con su amigo Carlos Verona fue aquel día muy importante para configurar la situación de carrera que después dio con los tres ases del podio de Madrid escapados en la cota de La Comella, además ascendida por su lado fácil.

Fue interesante la escapada con Miguel Ángel López ante el desfallecimiento de Simon Yates que le hizo pasar la vida por delante de sus ojos. Con imágenes de Finestre, la novia que le rechazó de pequeño y la rabia que da perder oportunidades con las que siempre has soñado. El británico se rebeló ante todo ello, se arremangó y no perdió en ningún momento la vista sobre los insurrectos. Supermán apretaba para despegarse del lastre que llevaba a su rueda. O sea, de Enric Mas, que subía la cuestona hasta el Santuario de Canolich como polizón.

A 150 metros de la llegada se lanzó el sprint. El colombiano luchaba también contra sus demonios. Sabía que al menos el podio lo tenía. Dos peces fuera del agua. Fue agónico, con Enric cerrando a Miguel Ángel antes de la última curva. Y le ganó, claro. Dura diez metros más la etapa y no estaba tan claro, pero hasta esa línea de meta, el primero fue Mas. Levantó los brazos al cielo sin perder la verticalidad, lo cual tiene mérito en esas cuestas, y pegó un grito que, como decía antes, compartimos todos.

Y así fue todo. Breve e intenso. Sin comerlo ni beberlo, la oportunidad se presentó. Y desde entonces no ha ganado más allá de una etapa en la Vuelta a Valencia. La general se la dejó en la crono, donde un pinchazo vino al rescate para servir de pretexto. Eso sí, en 2018 conquistó la cima de Arrate, en la Itzulia.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Fotos: Photogomezsport

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