Charlamos con la periodista vitoriana, junto a la que analizamos la actualidad ciclista, además de repasar algunos momentos de su trayectoria o conocemos el lado más humano de la entrevistadora más conocida de la mítica revista Ciclismo a Fondo, si bien ha colaborado con muchos medios a lo largo de su ya dilatada carrera. Amante confesa de los zapatos casi tanto como del ciclismo, también ha sido autora de dos libros sobre los que nos cuenta en esta entrevista. Teléfono, el fin de semana a punto de llegar y una conversación de ciclismo con Ainara Hernando.
¿Desde cuándo el ciclismo?
Ainara Hernando: Desde toda la vida (risas). Mi padre era cicloturista cuando yo era pequeña. Bicicletas en casa ha habido siempre, así que casi era algo predestinado. Encima era la época de Miguel Induráin y encima soy vasca, con todo lo que supone el ciclismo en mi tierra. Es como el comer, parte de nuestro día a día. Quien no lo practica, lo sigue, o lo conoce. Sumando todo, lo difícil era que no estuviese ligada al ciclismo de una u otra manera, creo yo.
Así diste con un foro como Parlamento Ciclista, donde eras una usuaria muy activa.
AH: Es verdad, recuerdo cuando eran los primeros años de internet y no había todavía Whatsapp o redes sociales. Ésa era nuestra red social. Nos juntábamos a debatir. Mucha gente nos conocimos cuando después hemos ido a las carreras. Imposible olvidarse. Es cuando comencé a escribir artículos con opiniones y compartiendo al final las mismas aficiones. Recuerdo mucho cuando se hacían esas quedadas y el buen rollo que existía.
Los pros y los contras de un mundo de pantallas, supongo…
AH: Sí, en estos mundos siempre hay quien se esconde tras un alias y se siente absolutamente impune, es mucho más fácil. Ahora también con las redes sociales se ha generado eso, no somos tan valientes delante como detrás de la pantalla, tanto para lo bueno como para lo malo. Te pones a debatir sobre algo cara a cara y siempre va a haber más respeto del que a veces puede haber a distancia y por estos medios.
¿Qué vino antes: periodismo o ciclismo?
AH: Vino después. Más o menos desde que estaba terminando el Bachiller, tenía claro que quería hacer INEF. Ya había comenzado a ir a las carreras por mí misma y me empezó a picar el gusanillo de la comunicación. Escribir, fotos, etc en una época en la que todavía no había redes sociales. Primero el ciclismo y después la necesidad de contar lo que veías.

Obligada: ¿qué llegó antes: el ciclismo o los zapatos?
AH: (risas) También el ciclismo. Lo que pasa es que están ahí en disputa (risas). Lo más bonito y me gusta presumir de ello, es que debemos quitarnos prejuicios con la combinación de deporte y gusto por los zapatos, vestidos, etc, que parece que tienen que estar regañados. No hay que encasillarse. Hay una frase en una canción de Vanessa Martín que dice “de todas las mujeres que habitan en mí, juro que hay algunas que yo ni conozco”. Es un poco así. Todos podemos tener varias caras o aristas dentro de uno mismo. No es incompatible.
¿Ir a las carreras es un vicio que cuesta dejar?
AH: La gente lo dice, que es una adicción. Lo que más me engancha, incluso más que el ciclismo en sí, es la gente. La gente que rodea a las carreras.
Has seguido históricamente el ciclismo profesional masculino, donde lo que habita fundamentalmente (por suerte cada vez menos) son hombres.
AH: Yo he sido siempre “la niña” y eso creo que va a seguir siendo. Es como con los padres, que por mucho que crezcas vas a seguir siendo “la niña”. Compañeros periodistas con los que más convives me he sentido desde un principio una más, no ha existido ningún tipo de diferencia por ser mujer. El hecho de haber empezado tan joven sí que tuvo influencia (risas).
Sobre tus libros, ¿cómo surgió la idea de escribirlos?
AH: Eso es culpa de mi padre. O mía, porque le regalé un libro de Ander Izagirre y cuando se le terminó, me dijo eso de “ahora te toca a ti”. Ese libro era una recopilación de historias rocambolescas del Tour de Francia y me quedé dándole vueltas. Acabé pensando que mi padre tenía razón y se trataba de trasladar lo que yo hacía en la revista a un libro, al final es mostrar ese perfil más personal de los corredores, que es lo que hago normalmente. Así surgió el primero.
¿En qué los basaste?
AH: Con el primero escogí a diez ciclistas y conté de dónde venían y por qué llegaron donde llegaron, esa vertiente más personal, familiar, el recorrido que tuvieron desde que fueron pequeños. Cada uno tiene un país, unas circunstancias… Y era interesante. Elegí, por ejemplo a Chris Froome, que era de Nairobi, de esa tierra roja, un niño blanquito de piel clarita y de familia inglesa que después se traslada a Johanesburgo (Sudáfrica) y se convierte en ciclista, etc. Al lado está Nairo Quintana, de una familia súper humilde, que vendía fruta en los mercados desde muy pequeño, que cuando cogía una bici que era tres veces más grande que él, ganaba a todos los que estaban entrenando mientras regresaba a casa… Todo ese tipo de cosas me apetecía contarlas. Esa parte de colarse en las casas de los ciclistas y buscar ese lado humano. Me apetecía acercarme más y con más profundidad. Así fue el primero.
En una entrevista, que es tu digamos especialidad, ¿qué es lo que consideras más importante?
AH: Yo creo que lo más básico es que se trate de un momento lo más cómodo posible. Creo que lo que hacemos es otro tipo de periodismo que está muy alejado del actual, que va más por sacar la entrevista rápida, de sacar el titular. Esa información es como la fast food, de rápido consumo. Vivimos en una sociedad sobreinformada. Lo nuestro es un poco, como a mí me gusta pensar, el domingo de la mañana donde lees con todo el tiempo del mundo, un café, y tienes tiempo para degustar un libro, un artículo, etc. Más una charla que una entrevista. Cuando creas ese ambiente, se traduce en que al final salen historias más potentes, más profundas, más personales. Quizá más alejadas de las exclusivas.
¿Cómo ves el ciclismo de hoy?
AH: Hemos recuperado el ciclismo espectacular que muchos de nosotros ni siquiera habíamos conocido, ¿no? Hemos vivido la época Sky, Ineos, US Postal, la época de Indurain, que era de los nuestros y eso es fantástico, aunque cuando lo vives desde el otro lado ya no tiene tanta gracia. Y de repente han aparecido unos jóvenes que no es que sea uno, es que son todos que han roto los esquemas establecidos. Han roto con ese ciclismo donde era todo un trabajo de equipo hasta que llegara el último puerto y los tres o cuatro líderes empezaban a disputar. Nos están haciendo vivir un ciclismo que nos recuerda a aquél que veíamos en los libros en blanco y negro. Ellos lo han puesto otra vez en color y lo estamos disfrutando. Es magnífico, es estupendo. Es una generación con descaro, con ganas de dar espectáculo. Lo que quieren no es ganar, sino que la manera en lo que lo hacen cobra mucha importancia. Quieren ser recordados. El campo de batalla ya no está en el Tour, sino que se ha ido a otras de una semana o a las clásicas. Ya no se ven sólo victorias, sino gestas. Antes daban ganas de ver los últimos kilómetros, pero ahora ya parece que todo se puede romper en cualquier momento.

¿Qué te ha parecido la temporada de Evenepoel?
AH: Valverde, que de esto sabe un poco porque ha visto a muchísimos ciclistas, es al ciclista que señala que más le ha sorprendido nunca. Te gana la Lieja, te gana San Sebastián, el Mundial y encima la Vuelta a España. Y lo mejor de todo es la forma. Es verdad que en la Vuelta se benefició de la caída de Roglic, aunque hay que estar ahí para defenderse. Él dice que no cree que sea capaz de repetir una temporada como esta, pero yo no estoy muy de acuerdo con Remco en eso. No es tan descabellado. Tiene un potencial tremendo. No sólo igualar, sino mejorar. Si alguien puede, es él.
Sobre Van Aert, ¿crees que está infrautilizado? Siempre parece que hay alguien por delante de él.
AH: Sí, aunque no compro esa idea del todo, porque al final nadie le obliga a estar en el Jumbo. Si está es porque quiere y porque le verá beneficio a estar ahí. También sabe que en Jumbo va a tener a su alcance cosas que en otros equipos no va a tener. Supongo que cuando vea que eso no es así o que ha tocado techo, se puede marchar y probar otros retos. Yo creo que si está donde está es también por estar donde está. ¿Puede luchar por el Tour? Sí, por qué no, aunque si un ciclista es bueno haciendo lo que hace, ¿debe arriesgar todo eso? ¿Por qué apostar por otra cosa? Aún tiene tiempo para decidir cambiar de tipo de carrera. Es lo bonito, se puede jugar con esa transformación. Yo no creo que esté desaprovechado. En el Tour hizo lo que quiso. Aún siendo clave para ganar el Tour, hizo de las suyas y consiguió sus victorias.
Bonito duelo Pogačar – Vingegaard, eh.
AH: Es una pasada. Somos unos afortunados por haberlo vivido. Nos presentábamos con cero expectativas pensando que Tadej iba a soltar un palo a las primeras de cambio y adiós. Fíjate qué Tour hemos tenido. Ojalá se repita en 2023. Lo que es cierto es que Pogačar es el mismo, lo hemos visto en Lombardía. Y también hay una cosa y es que en el ciclismo se suele ver al segundo como el primer derrotado y en este Tour nadie lo ha hecho con el esloveno. Hay que agradecérselo. Y ojalá se sumen más.
¿Puede haber sido uno de los mejores Tours?
AH: Sin duda. De los últimos años, seguro. Venimos de una época de dominio de Froome, de Wiggins, de Thomas… Esa superioridad era bonita en un sentido, pero bloqueaban totalmente la carrera. Como espectador, era soporífero. Me recuerda a aquellos duelos de Contador con Andy Schleck, aunque con más nivel, porque el nivel tiene que ir subiendo, es algo natural. Fue una pasada.
Año de muchas despedidas…
AH: Me da mucha nostalgia, porque es como si se extinguiese una generación completa. Principalmente con Valverde, que era el último exponente de aquella gran generación de ciclistas que aún sobrevivía. Gilbert, Nibali… vaya tardes de espectáculo nos han dado. Me da la sensación de que es un momento de la vida que se queda atrás. Tiene que ser así.
Valverde es portada de tu segundo libro y tienes mucha relación con él. ¿Alguna anécdota que se pueda contar?
AH: Anécdotas, muchas. Recuerdo, por ejemplo, la mañana antes del Mundial de Innsbruck, que estábamos comiendo con Natalia, su mujer, y apareció por la terraza del hotel y me dio un susto de muerte. Casi me caigo de la silla. Un ciclista que al día siguiente se iba a jugar el Mundial. Es así, sigue siendo el mismo. Ni está nervioso ni se quiere aislar. Su fórmula del éxito ha sido ser siempre el mismo. Cuento esa anécdota, que es una tontería, pero que ejemplifica muy bien lo que ha sido. A pesar de los muchos éxitos y momentos que ha vivido, él ha sido siempre igual. Ha sido el secreto de todo: su longevidad, su talento, etc. Recuerdo también la celebración de aquel campeonato que ganó. Creo que fue Castroviejo quien pidió hamburguesas para todos esa noche para cenar y Alejandro se tomó un arroz blanco en su cena de celebración.

¿Cómo ves el proyecto Movistar post-Valverde?
AH: Desde la Vuelta a España, mucho mejor. Se les ha abierto el cielo. Nadie puede negar que según terminó el Tour este año, la situación era muy preocupante. A mí me gustó que se dijese abiertamente lo que pasaba con Enric y las bajadas. Lo que vimos en la Vuelta y en otoño ha sido magnífico, con su recuperación. Nunca ha dejado de ser un gran corredor. Se le habrá achacado que no ataca, que no arriesga, y es cierto, pero ojo al mérito que tiene ser quinto o sexto en el Tour. No es fácil. Y más con el nivel que decíamos que hay ahora. Yo creo que hay motivos para la esperanza. Vamos a echar de menos a Valverde, al igual que en su momento lo hicimos con Freire, con Contador, con Purito, con Samuel… Es ley de vida, tiene que pasar y tienen que llegar otros corredores. No va a haber grandes cambios en el equipo, porque se va a apostar por este bloque. Hay motivos para creer en la solidez de este grupo y de Enric como líder.
¿Saca Enric Mas todo su potencial?
AH: Su forma de correr es más diésel. Hay que tener en cuenta a quién se está midiendo, que no son cualquier cosa. Probablemente este Tour ha sido de un nivel altísimo. Es que esos ciclistas están ahora mismo a otro nivel. Y que Enric esté un escalón por debajo de ellos, no significa que sea precisamente un escalón bajo, ni mucho menos.
Has hecho ya 13 Vueltas a España. ¿Cómo ves la evolución de la carrera?
AH: Empiezo en 2009, precisamente el año en que Javier Guillén coge el mando de la Vuelta. Después se instala el maillot rojo, etc. Yo creo que le ha dado personalidad, identidad propia. La ha situado muy bien en el calendario, dentro de que no es nada fácil, pero la ha convertido en una carrera diferente, y eso es lo que me gusta. Y ya no sólo él, sino el equipo que tiene alrededor, como Kiko García, Escartín… siempre buscan una vuelta a la Vuelta con llegadas nuevas, lugares inéditos, vamos recorriendo la geografía y descubrimos sitios nuevos o que pensábamos que estaban olvidados en la geografía española haciendo etapas muy bonitas. Han conseguido también que algunos lugares sean referencia no sólo del ciclismo sino del turismo. ¿Quién conocía El Caminito del Rey antes de que entrase en la Vuelta? Lo han puesto en valor y ya lo conoce mucha más gente.
Lo que consiguieron con los Lagos de Covadonga…
AH: Los Lagos ya estaban ahí, al igual que el Angliru, pero ahora lo que han logrado es esa combinación de sitios nuevos con los clásicos, sin dejarlo a un lado. Los Lagos son un referente y ahí están. Luego nos han llevado a sitios recónditos como los Ancares. Esas montañas que parecían abandonadas y que eran muy desconocidas y hemos vivido buenos momentos de la Vuelta por allí.
Guillén comenzó a recortar los kilómetros contrarreloj en la Vuelta y después los demás han ido detrás. ¿Cómo ves esa evolución de las cronos?
AH: Ha exportado más cosas, como las etapas cortas, que fue una apuesta de la Vuelta y fue (y es) muy criticada. El Tour ya ha copiado ese modelo. Casualidad, ¿no? En cuanto a las cronos, creo que es un poco la evolución propia del ciclismo. Van un poco de la mano, para mí. Porque estamos hablando de épocas en las que la ONCE, Induráin, US Postal… había muchísimos especialistas. Apetecía verlos en acción. Y ahora pues no. No hay tantos grandes especialistas en crono. Ahora los ciclistas tienen que ser especialistas en casi todo. Pero es también un poco la evolución de la sociedad. Estar ahora delante del televisor es más complicado. Lo veo desde el punto de vista del organizador, que piensa si es rentable para ellos tener a la gente enganchada durante una hora y pico. Es difícil. ¿Por qué? Porque ahora hay más distracciones. Porque ahora la gente no se te va a quedar una hora mirando exclusivamente a ciclistas rodar en solitario por una carretera. Hay muchos más deportes que son competencia, también. Yo creo que va un poco por ahí, que el organizador busca audiencias a través del espectáculo.
¿Qué ciclistas te han movido más?
AH: Valverde, Purito y Contador, los tres. Coincidieron con mi época de arranque y encima los tres españoles, no te digo más. Freire también. Gracias a ellos, como iban a las clásicas, podías pedir a tu medio, que es también español, que te enviase a ellas. Es que las podían ganar. Nos han abierto un mundo que nos ha permitido conocer muchas cosas.
Sigues sobre todo el masculino, pero imagino que estás al tanto del ciclismo femenino también.
AH: Es lo mismo, la propia evolución de la vida. Todo tiende a igualarse y el ciclismo femenino va ganando su repercusión. Se va generando interés. Es un espectáculo y si eso es así, los medios van a darle difusión y cubrir los eventos. Hasta hace poco las chicas no tenían ese espacio, pero por suerte ha ido cambiando. Es una suerte. Menuda época estamos viviendo con ellas también. Decimos de esta generación de ciclistas en el masculino. Y Van Vleuten también cabe en ella. Es la forma de pensar que si se ataca, nunca se sabe lo que puede pasar. Si atacas, puedes ganar. Hay que probar.
¿Qué se puede mejorar? ¿Qué pasos son los siguientes?
AH: Yo creo que el paso está dado. Lo que hay que hacer es seguir, seguir en la senda. Hablo en todos los elementos que intervienen. Carreras, patrocinadores, audiencias…
Escrito por Jorge Matesanz
Fotos: Ainara Hernando, Purociclismo
Buen programa El camino del Cid.
Muy chulo y entretenido.
Sigue así…
Agur