Ciclistas Entrevistas

Entrevista a David Gaudu (Groupama-FDJ)

Haber nacido en la Bretaña francesa siendo ciclista profesional añade como unos cien kilos de presión. Entre el clásico cielo de la zona, típicamente nublado, y la dureza del carácter que ello forja, a poco que destaques dando pedales en el entorno del siglo XXI, aparecen dos nombres en el horizonte que quedarán asociados a tu carrera y a las expectativas que tu buen hacer genera a tu alrededor: Bernard Hinault y Warren Barguil. El primero, ganador de cinco ediciones del Tour, tres del Giro y dos de la Vuelta, amén de múltiples victorias en las grandes clásicas, como listón del campeón que siempre deberías intentar llegar a ser. El segundo, para recordarte que antes que tú hubo otros que calzaron tus zapatos, que fueron elevados a los cielos para después caer a gran velocidad. Una especie de esqueleto encontrado en el camino a la cima del Everest. Aquellos que se quedaron a medio camino entre el todo y la nada. 

David Gaudu nació en Landivisiau, una de las localidades más occidentales no sólo de la región, sino de toda la Francia continental. Los tres astros comparados han nacido en apenas un radio de 20 kilómetros. Justo en el extremo opuesto se dio la circunstancia que iba a cambiar su carrera hasta el final de los tiempos. “En mi tierra han salido muy buenos corredores, es evidente, y no sólo ellos dos. Es un muy buen lugar para la bicicleta”. 

Corría el año 2016. Un joven delgado (apenas 53 kilogramos) se enfunda un dorsal y toma la salida en el prestigioso Tour de l’Avenir. Ya por aquel entonces había esperanzas en él, se hablaba de un potencial relevo en la alta montaña, para recuperar ese papel en el que Pinot no terminaba de rematar y con el que Pierre Rollando no supo convivir hasta el punto de tener que reciclarse. La selección francesa presentaba un bloque muy sólido con el propio David y otros como Aurelien Paret-Peintre que eran ya entonces parte de las quinielas de futuribles para el estrellato galo. En aquel pelotón estaba un potentísimo equipo ruso capitaneado por Vlasov y Sivakov, ambos hoy en la élite del ciclismo. 

El vencedor del Giro unas ediciones ha, Tao Geoghegan Hart, fue también de la partida. Qué decir del sorprendente Powless, del italiano Vincenzo Albanese, que pese a no haber estrenado aún su palmarés, es un ciclista rápido que figura dentro de los colores cian del Eolo-Kometa y que dará que hablar tarde o temprano. También estaban su compañero Michael Storer, una de las grandes apuestas de Groupama-FDJ para este 2022, y el español Alex Aranburu. Año arriba o abajo del 1996 que dio la vida a Gaudu, esa generación es la que ahora forma la clase media del pelotón actual. De ellos, entonces, se hablaba como el futuro del ciclismo. 

La línea de meta de Tignes aguardaba con mucho interés. Los Alpes franceses vieron al galo cruzar la línea de meta en primer lugar. Años más tarde, en pleno Tour de Francia, fue la subida próxima a Val d’Isere y L’Iseran la que le haría sufrir, ya de mayor, ya en el Tour definitivo. Buenos puestos, por supuesto, en este 2021, siendo cuarto en el Col du Portet, ya en los Pirineos, tras los tres hombres más fuertes de la carrera y que finalmente ocuparían las tres plazas del cajón de París. 

Seis años más tarde, David Gaudu sigue sin explotar como se esperaba. La irregularidad de Thibaut Pinot le abrió la puerta. Otro caso con el que formar una comparativa, seguramente odiosa. El equipo es el mismo. Sí comparten el talento, la habilidad escaladora que profesan y presumen. Uno más regular, otro más genial. Comparten el gen de la victoria, de tener ese colmillo que les permite levantar los brazos más que otros. Aún sin haber levantado los brazos en el Tour, Gaudu ha vivido escenarios donde cristalizar toda esa clase de alguna forma. En la Vuelta a España de 2020, si bien es cierto que fue una edición extraña por celebrarse entre octubre y noviembre, puso firma a dos cimas habituales en la ronda española: La Farrapona, donde se impuso a Marc Soler, y La Covatilla, donde anticipó a los favoritos y eso le dio la chance de evitar que la cruenta pelea de Carapaz y Roglic le tocase de cerca, desviase su disparo al poste una vez más. 

Los vaivenes de Pinot le han permitido la oportunidad de liderar un equipo World Tour en la carrera más importante del mundo. 11º en su estreno como líder, son ya muchas las voces que le sitúan como ‘The next French thing’, un nuevo francés con capacidad de ilusionar, de aspirar a capitanear una generación que está tomando el poder progresivamente. Groupama – FDJ apuesta claramente por David. La presión y la responsabilidad estarán, es inevitable. Cumplir o no con lo soñado por sus directores le convertirán en un Bernard Hinault (poco probable) o un Warren Barguil (más). 

Este 2022 estaba previsto para ser su año. La posibilidad de debutar en el Giro se esfumó al tiempo que Groupama-FDJ necesitaba un capitano para el mes de julio, la carrera de casa. “La temporada está siendo dura, gané una etapa en el Algarve (en el alto di Foia, ante Evenepoel, McNulty, Martínez…) y comenzó muy bien, pero en París-Niza me caí, me fracturé una vértebra y tuve que abandonar. Quería recuperar pronto el nivel para estar en las Árdenas, pero no pudo ser”. 

“El objetivo es el Tour. Tiene que ser el Tour, como el año pasado. Hemos seguido la misma ruta hacia allí”. Lo dice un ciclista que roza el top ten en 2021 y al que ya no le vale cualquier cosa. “Hay que ir a por la clasificación general, por supuesto. Pero sin cambiar mi forma de correr, ofensiva y alegre sobre la bicicleta, porque es la que me ha ido bien hasta ahora y porque es la que me gusta y me representa”. 

Sobre la presión de ser francés y correr en un equipo World Tour como líder de un equipo de su país lo tiene claro: “sí que tengo presión, es normal. Soy ciclista profesional por fortuna y esta presión es la habitual en estos casos”. Bendito problema el de la presión, que bien llevada puede espolear, como puede ser el caso. Gaudu capitanea, además, uno de los equipos más asentados en el panorama internacional, con muchos años a sus espaldas patrocinando a la estructura de Marc Madiot. Líderes se crean, van, vienen, pero el equipo permanece, demostrando una salud envidiable que les ha mantenido en la élite. Fruto de ello, David, que pasó a profesionales con ellos, siendo staggiare justo en 2016, año de su gran triunfo en el Tour de l’Avenir que antes comentábamos. Una apuesta por este ciclista que no les ha salido nada mal. 

En plena corriente autodestructiva de talentos franceses por parte de la prensa o de las altas expectativas o anhelos de los aficionados, el ciclista de Groupama-FDJ sigue teniendo un sueño muy claro en mente: “uno de mis sueños, por qué no, sería ganar el Tour de Francia”. Un reto difícil, no cabe duda, pero al que no renuncia ante la pregunta de si es posible o no: “es posible, por qué no”. 

“Siento la responsabilidad de ser líder del equipo, es algo que tengo en la cabeza. Pero no me pesa, siento que todos mis compañeros lo dan todo por mí y eso me motiva a darlo todo por ellos”. 25 años de una madurez que se desprende por los cuatro costados. Madurez que le lleva a tener clara la respuesta ante sus ídolos o corredores de referencia, con un ciclista a punto de la retirada, pero con el que comparte sitio en el pelotón como corredor favorito: “Valverde ha sido y es uno de mis mayores ídolos”. 

Escrita y realizada por Laura M. Taberner y Jorge Matesanz

Foto: Photo Gomez Sport

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