Tras trece temporadas en el cargo, Javier Guillén participa en el podcast de HC Wanders para comentar actualidad, historia de la carrera y algunos puntos polémicos como el recorrido de la Vuelta a España 2022, que ha recibido bastantes críticas. Una charla amena sobre ciclismo con una de las personas más influyentes en el ciclismo de los últimos años. Rescatamos algunas de las preguntas más interesantes.
Pregunta: ¿Qué tal va todo?
Javier Guillén: Muy bien, muy metidos en el año 2022, ilusionados con el proyecto de cara al futuro y habiendo disfrutado de un año 2021 afectado por la pandemia a todos los niveles. Como todos, deseando dejarla atrás…
¿Cómo es presentar un recorrido como el de 2022? Imaginamos que irán llegando comentarios, se irá haciendo balance, ¿cómo se vive ese momento?
JG: Lo vives con cierta relajación porque es llegar a ese momento en el que se da a luz a tanto trabajo. Una vez que lo presentas recibes muchos inputs, nunca llueve al gusto de todos. Pero lo que tratas con las críticas y los elogios es separar el grano de la paja y con tu equipo ver cosas que en un momento determinado te pueden hacer darte cuenta de elementos en los que no has podido reparar en el momento de la elaboración por estar tan inmersos en él. Es verdad que tienes una idea en la cabeza y sí es cierto que este año hemos conseguido contar el relato que queríamos a través del recorrido. A partir de ahí, esto simplemente es un guion que debe ser interpretado por los corredores, que son los que determinarán si es bueno o no. A mí me importa menos que sea bueno o malo y más que sea una buena carrera.
Existe diferencia entre los recorridos propuestos los años pares e impares. ¿Es buscada? ¿Qué busca la Vuelta con el recorrido de 2022?
JG: Nunca había reparado en esa correlación. La observaremos. Más que mirar año par o impar, intentas realizar propuestas diferentes con respecto al año anterior. Esta Vuelta de 2022 tiene dos partes: qué queríamos hacer con respecto a la edición anterior, y qué cambios queríamos introducir con respecto a 2020, que era cuando originalmente salíamos de Holanda. Buscábamos que fuera muy global, que saliendo de Países Bajos intentásemos estar en todos los puntos cardinales del territorio nacional para que no se nos pudiera acusar de que esa salida extranjera fagocitaba todo. En 2020 no bajamos más allá de Salamanca o Madrid, así que esta vez sí que hemos realizado ese ajuste de cara a 2022. Mucha de la crítica nos llega por la ausencia de Pirineos, por que en Asturias no utilizamos los puertos clásicos, algo muy dogmático.
Llevas muchos años en la carrera, y está creciendo. ¿Ha crecido también Javier Guillén junto a la carrera?
JG: Lo que te hace crecer son los años. No soy el mejor juez de mí mismo, para eso tienes a tu abuela, tu madre, tus amigos y tus enemigos. Es verdad que la experiencia se acumula y tengo claro qué cosas han funcionado y qué cosas no, que no siempre se puede hacer lo que se quiere. Hoy por hoy somos uno de los eventos nacionales más potentes que existen, tal vez por detrás del fútbol. Somos una de las tres grandes no sólo por la duración, sino por la repercusión, cuando hablas a nivel audiencias, seguimiento, de peticiones nacionales e internacionales, etc. Al final no deja de ser una carrera organizada por una entidad privada que necesita obtener una rentabilidad, que es el mejor termómetro, aunque el dinero no sea lo que guíe en todo momento el recorrido, una crítica que nos han hecho algunas veces. La fidelidad de patrocinadores y televisiones también es síntoma de que la carrera ha crecido. Pero ello no debe ser algo complaciente. Hay que estar en guardia y cada año afrontarlo como un reto nuevo.
En otras ediciones sí que había una etapa reina al uso. Esta vez en Andalucía se deja pasar la oportunidad.
JG: Se dice mucho de esta Vuelta y entiendo la reflexión, aunque no la comparta. Hacemos veintiuna etapas y hemos tenido en cuenta la compensación de los traslados con ciertos kilometrajes. Para mí, la dureza de una etapa la marca el desnivel y la etapa de Sierra Nevada se va a los 4000. La del Piornal también es muy bonita y a ver qué tal sale la de la sierra de Guadarrama. Que a la gente le guste otro tipo de etapa está bien. Nosotros casi nunca hemos metido cuatro o cinco grandes puertos en ninguna etapa. En Andorra, por ejemplo, son etapas de dos, tres horas. Recuerdo la que terminamos en Aubisque en un día durísimo de alta montaña. Lo que pasa es que con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que no siempre se aprovechan ese tipo de etapas. No voy a concretar ejemplos, pero sí ha habido etapas en las que hemos puesto muchísimo cariño y el desarrollo después no ha cumplido del todo nuestras expectativas.
A mí la etapa de Sierra Nevada sí me parece de alta montaña. Como después de Haza Llana subimos directos a Sierra Nevada parece que es una etapa de dos puertos, cuando en realidad son tres. Al menos, para mí es así. No creo que esa etapa merezca otro puerto más. El Giro practica ese tipo de etapas, el Tour ha reducido kilometraje en la montaña. Bueno, en los recorridos de 2023 y 2024 las propuestas serán diferentes. Vamos a ver si funcionan. Si en Sierra Nevada sale una etapa histórica y hay movimiento, cambio de líder, etc nadie se va a acordar de si le faltaba un puerto o no a esa etapa. A veces nos olvidamos de que lo importante no es el recorrido, sino la carrera. Aunque evidentemente el recorrido afecta mucho.
¿Se está trabajando en llevar la carrera más allá de Hoya de la Mora?
JG: En estos momentos no hay posibilidad porque lo impide la legislación. Es un deseo y aspiración de la Vuelta poder hacerlo. La etapa acaba allí y si hubiese posibilidad de terminar más allá, lo valoraríamos. No debemos despertar ningún tipo de expectativa. Si en algún momento se puede hacer, bienvenido. Ojalá lo hiciéramos con el consenso de todos.
¿Se sube por la general o por Las Sabinas?
JG: Se sube por la carretera antigua, aunque se podría hacer alguna variación. No creo que Fernando Escartín o Kiko García vayan a hacer ningún tipo de variación ahí. Yo desde luego no se la voy a hacer.
En tu primera Vuelta, 2010, comenzasteis a introducir algunos elementos del ‘modelo-Guillén’.
JG: Lo que tratamos es ir viendo año a año cosas nuevas que introducir, sin saturar a nadie. Es cierto que desde aquella salida de Sevilla en 2010 fuimos explotando mejor las salidas. La más difícil pudo ser tal vez la de 2013 desde la batea. También hemos ido aprendiendo a jugar con el potencial estético de los sitios que visitamos, que es muy importante. Incluimos la Bola del Mundo, que hemos repetido otra vez, y que culminaba muchas aspiraciones de Unipublic. Aquel año introdujimos algunos muros, como el de Valdepeñas de Jaén, donde hemos visto historias que contar en ese kilómetro final como en el duelo Roglic-Mas de 2021, o aquella llegada de San Lorenzo del Escorial. El propio Ézaro. Es una seña de identidad y funciona bastante bien. Siempre que podamos utilizar este recurso, lo haremos. Sin obsesionarnos ni olvidando otros, claro.
¿Cómo vivisteis ese año perder a Igor Antón?
JG: No se ha dado muchas veces en la historia del ciclismo perder por una caída a un líder tan claro. Ni siquiera a un líder. En el momento no dio tiempo a digerirlo porque al final tienes que estar pendiente de muchas cosas. Sí que fue un palo, marcó mucho la carrera de Igor Antón en mi opinión. Como organizador lo vives mal, te entristece. Tuvimos un gran ganador como Nibali a la postre, por suerte. Pero recuerdo que costó digerirlo.
Ese año, camino de Cotobello, se estrenó la dupla Cobertoria – San Lorenzo que después se ha repetido en bastantes ocasiones. ¿Para quedarse?
JG: No hemos vuelto a Cotobello como tampoco a otros como Ermita del Alba. No existe una razón concreta por la que no hayan entrado desde entonces, siguen estando en cartera. San Lorenzo es un puerto durísimo que nos gusta mucho y ese encadenado también. Podríamos estar toda la etapa metidos en las vertientes de Cobertoria, por ejemplo. Si hay opiniones que mantienen que no ha terminado de funcionar ha sido porque las circunstancias de carrera se han dado así. También se podría decir de Lagos y en 2021 se dieron las circunstancias para ver esa etapa mítica que ya deseábamos todos. Será cuestión de insistir.
Aquel 2010 se instauró una única crono larga en la carrera. Desde entonces se han ido reduciendo los kilómetros cronometrados de forma paulatina. ¿Tenderán a desaparecer?
JG: Es correcto. No sólo los kilómetros sino el número de etapas contrarreloj. Aquella de Peñafiel ha sido la más larga que he hecho de director, hoy me parece un mundo. Yo creo que marcan demasiado la carrera. Existe el debate de que así los escaladores ataquen más, pero estadísticamente se está demostrando que no. También soy de la teoría de que hay que realizarlas y jugar con el posicionamiento a lo largo de las tres semanas. Si nos fijamos, las tres grandes hemos variado mucho el criterio en los últimos diez años. Fue espectacular la victoria de Pogacar sobre Roglic en la última contrarreloj, además muy sorprendente. No creo que haya vocación de eliminar las contrarrelojes por parte de las tres grandes.
¿Crees que pueden volver a recuperar el sitio y la importancia que tenían?
JG: No es un dogma, y si viésemos que lo mejor es hacer contrarrelojes, lo haríamos. Analizamos cómo se corre, la tipología de corredores, las diferencias de nivel entre los superclase y los que no lo son, etc. Organizar una crono es muy complicado, sobre todo por los cortes de tráfico. Pero una vez hecho, qué más da treinta que cuarenta que sesenta, que ya me parecerían demasiados. Es una evolución. Lo que nos interesa a todos es llevar la general sin decidir hasta el final. Si lo pudiéramos garantizar como en los años de la Covatilla, con la Bola del Mundo en 2010, etc lo suscribo con los ojos cerrados.
Una tendencia que también se ve en el Campeonato del Mundo.
JG: Sí, aunque el debate sobre el Mundial es distinto porque no afecta al campeonato en línea. Si preguntas a la UCI quizá te respondan que es porque la gestión de la crono es más compleja. Ese debate tiene sentido en las pruebas por etapas.
¿No se podría mantener esa emoción en la general con la celebración de una crono larga al final? La general llegaría sin cerrar. Incluso como ha hecho el Giro algún año celebrando la crono en los últimos días seguida de dos etapones de montaña donde se decidía la carrera y se llegaba a Milán. Incluso el desgaste de la crono puede ser dar sorpresas en los puertos.
JG: Nosotros hemos ubicado la crono en casi todos los lugares. Normalmente en la segunda semana, aunque alguna vez la hemos llevado al final. Aquí hay que ver qué nos puede aportar la crono. Si la encajas muy pronto quizá te deje diez días sin lucha por la general. Si la ubicas al final y tiene un kilometraje amplio, te puede bloquear la carrera porque todos los esfuerzos hoy día están muy calculados. No me gusta el conformismo de luchar por un top ten. Creo que se debería pelear más por el primer puesto. Por desgracia no estamos en esa dinámica. Hemos ido cambiando algunos aspectos como del famoso tríptico a dos etapas de montaña seguidas. Me gustó mucho lo que hicimos en 2021 con la etapa de Balcón de Alicante, etapa llana y etapa de Velefique. Si me aseguras que con ese planteamiento de crono al final vamos a ver cambio de líder y una resolución emocionantísima, te lo compro. Pero la estadística no dice eso. Creo que hay que hacer de todo, unos años te saldrá, otros no.
La Bola del Mundo abrió muchas posibilidades y rompió muchos esquemas, ¿no?
JG: Sí, hacer la Bola fue un reto logístico tan grande como pueda ser el Angliru o Peña Cabarga. Dimos con un modelo que era válido. Estar tan cerca de Madrid nos permitió más margen de maniobra. No todo es posible, tenemos muchos puertos vistos que no son viables para nosotros, pero sí que la Bola rompió muchos tabús. Cumplir el sueño de Enrique Franco fue importante y tener esa etapa tan importante cerca de Madrid también.
Qué buena fue la etapa de Fuente Dé.
JG: Sí, tuvo muchísima historia. Desde el inicio que se fue a 53 de media durante las dos primeras horas, con una escapada numerosa de inicio. No se pudo ver el ataque de Contador, por desgracia. La disposición de los corredores por parte de Alberto en la escapada, la táctica de Katusha, la ‘guerra’ entre Purito y Valverde, se vieron muchas cosas aquel día. Fue una de las grandes etapas de la historia de la Vuelta en una edición que desde mi punto de vista supuso un antes y un después para la carrera. Me quedo, no sólo con esa etapa, sino con toda aquella Vuelta.
Serranillos e Hinault juntaron otra buena en 1983. Estáis reinventando Gredos en los últimos años.
JG: En los últimos años hemos ido por esa zona, incluso este último año le dimos un giro y estrenamos subidas. Sin duda quien los introdujo en la historia del ciclismo fue Bernard Hinault, dando ejemplo de cómo el ciclismo puede poner sobre el mapa una zona concreta. Serranillos lo conocemos por esa etapa, que además fue el primer año con televisión en directo, con toda la repercusión que aquello tiene. El ciclismo ahora es totalmente diferente, esos ataques ya no se ven tanto. Muchos coinciden en que es la mejor etapa de la historia de la Vuelta.
Morcuera y Cotos decidieron la Vuelta 2015 de forma inesperada.
JG: Etapón, sí, previo al último día. Es una etapa de pundonor y estrategias, donde Dumoulin perdió porque no tenía compañeros. Se desenganchó sólo unos segundos, pero al final perdió hasta el apellido. El ciclismo es así, para que algunos alcancen la gloria, otros tienen que sufrir la miseria. Ojalá todas las etapas de montaña saliesen así, con los ataques además en el penúltimo puerto, salió todo a pedir de boca.
La del estreno del Angliru marcó un antes y un después. Creo que estabas ya por la organización…
JG: Sí, por ahí estaba. Consagró a uno de los colosos de Europa, que entra en cualquier debate sobre cuáles son los puertos más duros. Fue una etapa logísticamente muy difícil, llovía a mares y había muchísimo público, como después ha sido por suerte la tónica general. El hecho de que ganara el Chava Jiménez ayudó a que se hable de un estreno ideal y gracias a ello vino para quedarse.
¿Os esperabais aquello de Formigal en 2016?
JG: La etapa no estaba pensada para lo que pasó, ni mucho menos. Contador reconoció el repecho el día anterior y sabía lo que quería hacer. Pillaron a todo el Sky por sorpresa y Nairo demostró una vez más, como aquella etapa de Guadalajara unos años después, que es uno de los más listos de la clase. Si Roglic no recibe la ayuda de Astana quizá pierde la Vuelta ese día. En Formigal si no se produce una repesca nos quedamos en un pelotón de veinte corredores. Esa etapa ha elevado a Alberto a los altares de la carrera, con una relación entre él y la Vuelta muy especial. No sólo cuando ha ganado, que ha ganado tres ediciones, sino cuando no ganaba y atacaba en todas las etapas que podía, como en la Vuelta de 2017, su despedida como ciclista. Le echamos de menos.
La crono de Madrid, la sorpresa de Heras a Menchov en Pajares, la de los kazajos a Valverde en Monachil… en los últimos tiempos se han vivido muchas etapas muy sonadas.
JG: Las cronos finales son interesantes, pero o bien llega la clasificación apretada o te deja muy frío. Recuerdo muy bien aquella de Madrid porque ya estaba en la organización, como las otras dos. La de Heras fue una tortura para la gente de Radio Vuelta por todos los sucesos que hubo que contar simultáneamente. Se decía que tuvo incidencia la elección de las ruedas de Denis Menchov, que frenaban más o menos y Roberto había sido más osado en esa elección. El duelo Vinokourov y Alejandro es muy recordado. Siempre que vamos por allí nos lo recuerdan. Tuvo que esperar unos años para ganar su Vuelta y ser el último maillot oro.
De las más míticas fueron las del Naranco de 1993 y la llegada a DYC donde se coronó Pedro Delgado.
JG: Ese día se produce una retroalimentación. Perico ha sido uno de los grandes del ciclismo español y tiene su historia asociada a esa etapa. Con muchas intrahistorias y polémicas, por ejemplo, con Radio Vuelta, hay teorías para todos los gustos. Pero Pedro fue un súper clase e iba a ganar, yo creo, de todas formas. Las Destilerías DYC fueron posicionadas de nuevo por el ciclismo, que las dio a conocer gracias a los deportistas.
Me gustó mucho obviamente la de Lagos de Covadonga de 2021, donde vimos ese ciclismo tan demandado de ataque en un puerto anterior. Lagos se merecía eso. Tiene un listado enorme de grandes nombres. En cambio, nos faltaba esa gran etapa. Destacaría el esfuerzo de Egan Bernal, pese a que después la gloria se la llevó Primoz Roglic.
Otras como Navacerrada en 1998 también son destacables. En aquella Vuelta se vio el duelo Chava – Olano. ¿Con cuál te quedas?
JG: Me une una gran amistad con Abraham y, por tanto, le he conocido mejor. A Chava le conocí menos, era un corredor más de montaña, espectacular. Olano también fue campeón del mundo, hay que tenerlo en cuenta. Aunque la leyenda de Jiménez ahí está.
¿Qué nos cuentas de la Vuelta femenina?
JG: Estamos terminando de perfilar los recorridos para 2022. Es un evento que ha venido para quedarse, nuestra idea es ir añadiendo días poco a poco hasta llegar a los siete u ocho días de competición. El Tour de Francia se ha subido a este carro. Qué decir del Giro Rosa…
Sobre las wild cards, cada año son más complicadas de gestionar, ¿no?
JG: En realidad no es tan difícil en concepto: te dicen el número de invitaciones que puedes otorgar y después decides cuáles. Hay que decir que es bonito y preferible que haya problemas para decidir y que te lo pongan difícil. Nos gustaría tener más invitaciones, pero por el momento nos conceden dos. Se hablaba de una tercera, pero en este momento tenemos que pensar en gestionar la carrera con sólo dos. Las anunciaremos cuando se resuelva ese asunto.
El tema de Canarias tenía que salir…
JG: Parece que es algo que la Vuelta pone encima de la mesa para que se hable de algo. Canarias es viable, se puede hacer. El deseo de la organización es que sea a final de Vuelta. Si fuese de inicio, no habría tanto problema porque puedes jugar con muchos elementos, pero al ser final debes contar con un día de descanso y además queremos estar al menos en dos islas. Los planes están. La pandemia nos ha retrasado los plazos, que eran hacerlo cuanto antes. No vamos a vender el humo de cuándo. Aunque creo que es hora de irle poniendo una fecha. Si al final se debe retrasar o anular la idea, se dice, se explica siendo honestos y no pasa nada. Con el Gobierno canario hemos estado en contacto y es cuestión de recursos económicos y encontrar el momento.
¿La idea es hacer dos finales en alto en Pico de las Nieves y Teide?
JG: Lo que sabemos es que queremos hacer dos islas y eso nos lleva a cuatro etapas. Tenemos claro que queremos aprovechar bien la montaña canaria. En el caso del Teide no veo claro terminar arriba porque para empezar es un Parque Nacional y no sé ni siquiera si nos garantizarían el paso incluso. Como final creo que habría que descartarlo. No veo realizar una crono en Canarias, por aquello de que los equipos tengan que trasladar toda la infraestructura para ello. Tampoco afirmo que esté fuera de la mesa. Lo único es ver qué y cómo hacemos. Sí veo dos etapas de montaña, estamos a final de Vuelta. También pueden ser tres etapas de montaña. Lo que no termino de ver es terminar la Vuelta con una etapa de montaña. Planteamientos hay muchos. Pero que quede claro que si queremos ir a final de carrera a Canarias es por aprovechar en condiciones la montaña de allí. Así que debería haber bastante.
País Vasco ha llegado para quedarse.
JG: Vamos mucho últimamente y ojalá pudiéramos ir todos los años, pero está en la rotación como el resto de territorios. Este año hacemos las tres provincias con vocación de repetir. La Vuelta tiene que estar presente por afición y por recorrido. En Catalunya igual, hemos hecho muchas etapas últimamente también. Cuando hemos ido a Andorra hemos pasado por allí, así que han estado más presentes de lo que parece. Y lo seguirán estando.
¿Al Tourmalet se volverá? ¿Y el Pirineo aragonés?
JG: Ya estuvo programada y se canceló porque nos cerraron la frontera. Quedamos con las autoridades en que es una etapa que tenemos que repetir y en ello se está trabajando. En cuanto a Aragón, decir que el Pirineo para mí es más una combinación de Francia y Aragón. Hay ver qué cosas hace el Tour, qué ha hecho y no para buscar algo novedoso… En los próximos años se va a trabajar en estas opciones.
¿No sería un buen año 2022 para regresar a Fuente Dé, ya que se cumplirán diez años de aquella etapa?
JG: Podemos conmemorar muchas cosas, pero también está el interés de la carrera por un perfil de etapa u otro y, por supuesto, también los intereses de las autoridades. En Cantabria descubrimos el Pico Jano en un día donde el puerto más duro es el anterior. Fuente Dé salió muy bien, podemos repetirlo alguna vez. Nos pasó con la zona de Serranillos en 2021, donde la etapa no salió como en 1983. ¿Por eso hay que dejar de hacerlo? ¿Por eso hay que hacerlo? Afortunadamente en ciclismo no hay matemáticas.
¿Con qué color te quedarías para el maillot entre los que han lucido los líderes de la Vuelta?
JG: Con el rojo. De los maillots del Tour y del Giro lo que más me gusta es la historia que cuentan, lo que hay detrás. De la nuestra fue el éxito del deporte español y la relación de ese color con nuestro deporte. Nos supimos subir a ese carro con ese color. En la historia no hemos podido o sabido mantener un mismo color, tal vez porque no había una historia detrás. La gente te cuenta que el maillot era así o de este otro color sin contarte por qué. Puede ser el fallo. Se hizo muy bien, en mi opinión, al alejarnos del amarillo del Tour. Si quieres tener tu propia identidad, me parece clave. En las clasificaciones secundarias cambio el argumento, creo que debería haber más unidad, porque así puedes identificar mejor en las carreras. Y así lo hacemos en las dirigidas por ASO. Así no tienes que preguntar. Hay intereses comerciales y a veces no se podrá porque las carreras hay que pagarlas. Pero es la idea.
¿Qué gran vuelta o momento ciclista te marcó y enganchó al ciclismo?
JG: Yo me crie con Perico. Las hazañas y su forma de correr me marcaron. El Tour del 89 está en mi imaginario. Comencé a ver ciclismo de pequeño y tengo muchas cosas en la retina. La continuidad la tuvimos con Miguel, si bien todo esto lo he vivido con mucha más intensidad desde que estoy en la Vuelta. Para mí, la edición más importante de las que he vivido ha sido la de 2012, que no quiere decir que sea la mejor.
Sobre homenajes, este año se celebra el homenaje a Valverde, con una única etapa con salida en Murcia.
JG: A Alejandro el homenaje hay que dárselo en la Vuelta entera. Y hay que dárselo en Madrid. Mientras tanto, él estará corriendo. Lo hicimos así con Contador. Vincular una etapa homenaje a un ciclista en activo… hay que tener cuidado. Esto no va de homenajes, va de competición oficial. Imaginemos que se plantea y que por un devenir del destino o por estrategia finalmente no sale en la Vuelta, como desgraciadamente le pasó en 2021. ¿En qué consistiría ese homenaje? ¿En diseñarle una etapa ideal en su tierra y dejarle ganar? ¿En que se escape toda la etapa y vaya saludando? Yo creo que eso no sería propio del ciclismo. Otra cosa es tener el detalle de salir en una etapa desde Murcia y pasar por su casa si procediera. O terminar una Vuelta en Murcia. Por tanto, lo que tengamos que hacer lo haremos en Madrid.
¿Existe la posibilidad de cambiar el sistema de puntos en la regularidad o la edad en el de los jóvenes?
JG: No se contempla variar esa clasificación. En la combinada, que es muy apegada a la Vuelta, sí que hemos hecho cambios en estos años. En cuanto al de los jóvenes, es una reflexión que habrá que plantearse. De los grandes, quitando Roglic, que es más mayor, todos están en edades muy tempranas. Quizá había que pensar en el maillot al más veterano. Ha cambiado mucho la filosofía, es cierto.
Se han conseguido muchas cosas, imaginamos que aún quedan muchas por conseguir. ¿Qué retos esperan en el horizonte?
JG: Queda Canarias, obviamente. Queda no obsesionarse con metas o retos. Es mejor gestionar lo descubierto que obsesionarse con descubrir más. Hay que profundizar también en explotar la Vuelta en nuestro entorno: Portugal, Francia, llevar por qué no la Vuelta a Marruecos, volver no de forma muy recurrente por la distancia a Bélgica y Holanda…
Hablando de estrenos, ¿cuáles han sido los que te han causado una mayor satisfacción?
JG: Todos hacen ilusión, se trabaja mucho en ello. La nocturna de Sevilla fue muy difícil, pero visto el éxito de público fue una gran satisfacción. Otro reto que fue muy divertido y nos complicó mucho fue la salida desde la batea. Tal vez el mayor impacto fue empezar una etapa desde el buque Juan Carlos I. La salida desde la catedral de Burgos ha sido muy alabado. Salimos de Pompidou en Málaga, de la playa de Benidorm, de muchos sitios muy característicos. Incluso en la salida aquella desde el espigón de Marbella con paso por cuatro kilómetros por tierra compacta y casi nos jugamos aquel día que los corredores no salieran cuando ahora parece que todos demandan sterrato.
Las fechas son inamovibles. Al igual que el rumor que lleva unos años sonando de que las grandes podrían reducirse a dos semanas.
JG: Más que un rumor, creo que es un globo sonda para ver quién recoge el anzuelo. Se suele hacer sobre el Giro y la Vuelta más que sobre el Tour. Yo estoy radicalmente en contra, me consta que el Giro también lo está. No se habla de quitar una semana en ningún caso. En el nuestro nunca, jamás, ha existido una conversación sobre esto más allá de comentarios o rumores que circulan por otros lugares. Dada la gran fuerza de las tres grandes, nadie plantea ese debate.
Escrito por HC Wanders
Foto: Sirotti
Gran entrevista. No me convence alguna cosa que dice como lo de las contrarelojes o los finales en Sierra Nevada