Entrevistas

Entrevista a Javier Mínguez. Parte 1: El director deportivo

Desde High Cycling, conversamos con Javier Mínguez, genio y figura del ciclismo español. Vallisoletano nacido en Valdearcos de la Vega, el 1 de febrero de 1949. “Monglorio” fue ciclista y corrió solo una temporada como profesional, en 1973. Después fue director deportivo de equipos amateur y luego de profesionales: Moliner-Vereco (1979-1980) primero y, después, entre 1981 y 1993, una estructura ligada a los nombres de sus sucesivos patrocinadores, como Zor (1981-1986), BH (1986-1990) y Seguros Amaya (1990-1993), hasta fusionarse con Banesto en 1994 y 1995. Regresaría con Vitalicio Seguros-Grupo Generali entre 1998 y 2000. Tras un parón, fue seleccionador nacional entre 2013 y 2018. Muchos recuerdos los que nos puede contar.

HC (HighCycling): Como director, ganaste la Vuelta a España con Faustino Rupérez y luego con Álvaro Pino. ¿Qué supuso la primera victoria con Rupérez?

JM: Debutamos con el Moliner-Vereco en la Vuelta a España 1979, el primer año profesional del equipo, y un año después, en 1980, como Zor-Vereco, ganamos. Rupérez ha sido un ciclista muy disciplinado, obediente y sufrido. Tenía también una gran condición física. Era un corredor al que no podías dejar unos metros; tenía un estilo parecido al de Remco Evenepoel ahora, salvando las distancias. Camino de la Seo de Urgell, en la quita etapa, arrancó un ciclista, Faustino continuó el ataque, el otro pinchó… y cuando se quisieron dar cuenta, les clavó más de tres minutos, lo que le sirvió para ponerse líder y tener margen para ganar la Vuelta 1980. Rupérez subía bien sin ser un gran escalador. Tampoco era un gran contrarrelojista, pero tenía mucho poderío físico.

HC: Con esa victoria de 1980, Zor se convirtió en un referente de esos años con el propio Rupérez, Chozas, Pino, Arroyo, Alberto Fernández…

JM: Teníamos muy buen equipo, muy buenos corredores, pero nos faltaba un patrocinador más estable que invirtiera pensando en el futuro. Cada año nos quitaban uno o dos de los mejores ciclistas. Eso nos impedía crecer. Después de Zor vino la época de Seguros Amaya. Finalmente, eso sí, monté también una correduría de seguros yo mismo, que es un negocio que tiene mejores y peores momentos, como el ciclismo.

HC: ¿Cómo vivisteis la Vuelta a España 1984 que ganó Éric Caritoux a Alberto Fernández por 6 segundos?

JM: Alberto perdió realmente la Vuelta en Rasos de Peguera, en la séptima etapa. Iba muy fuerte. Teníamos a Chozas delante tirando y se fueron los dos con Caritoux, pero, en lugar de llevarle a tren y pactar con el francés repartirse etapa y liderato, Alberto tuvo una “ceguera” y se puso a atacarle sin parar. Quería ganar la etapa y entrar solo. No esperó a que Chozas hiciera el trabajo. Alberto atacó muy pronto, se volvió loco y se fundió en el último kilómetro. Podría haber entrado con Caritoux y al final perdió un minuto y le pasaron Delgado y los colombianos de Teka (Patrocinio Jiménez y Edgar Corredor). En la habitación ya le dije a Alberto que había perdido la Vuelta. Él reconoció el error. Luego en la antepenúltima etapa, en la crono de Torrejón de Ardoz, le faltaron esos 6 segundos, pero Caritoux salía líder y se supo defender, tenía todo a favor. Si cometes un error, pagas el error. Si en Rasos de Peguera yo hubiese tenido pinganillo o hubiese podido pasar para dar instrucciones a Alberto, habría ganado esa Vuelta con diferencia, pero eran otros tiempos. Alberto ya había sido 3º en el Giro de Italia del año anterior.

HC: Al final de 1984, Alberto Fernández murió en un accidente de tráfico. Debió ser un golpe muy duro. También años después con Antonio Martín.

JM: Yo he tenido dos o tres golpes mortales de cerca, como director. Recuerdo el 14 de diciembre de 1984, el día de la muerte de Alberto Fernández. Alberto era un grandísimo ciclista. No fue el primer golpe. Recuerdo a Blas Domingo Llidó, un chico de Alicante que había fichado, pero iba a correr conmigo… y el 1 de septiembre de 1978 le mató un camión antes de poder hacerlo. A Blas no pude apenas conocerlo. El 11 de febrero de 1994 es una fecha que no olvido: la de la muerte de Antonio Martín. Antonio Martín era el futuro del ciclismo español, por eso Banesto se fusionó con Seguros Amaya; desde Banesto necesitaban más corredores y sabían que Antonio estaba llamado a tener éxito y triunfar. Antonio era de esos ciclistas que, como Indurain, tenían las tres condiciones (cabeza, tronco y extremidades). Los médicos de Banesto, Sabino Padilla y Guillermo Cuesta, ya vieron en las pruebas de esfuerzo que Antonio Martín era el único que podía igualar a Indurain. En su primer Tour, Antonio hizo entre los diez primeros y mejor joven. La ONCE llegó a ofrecerle a finales de la temporada 1993 el doble de lo que cobraba con nosotros, pero su madre le recomendó seguir conmigo, confiaban mucho en mí para que consiguiera llegar a lo más alto. El propio Antonio me contó por teléfono lo de la oferta de la ONCE, algo de quitarse el sombrero. Un par de meses después, en febrero, murió.

Antonio Martín

HC: Volviendo a los años 80, la Vuelta a España de 1985 fue la de la victoria de Pedro Delgado por delante de Robert Millar. ¿Te hubiese gustado dirigir a Perico en sus mejores años?

JM: Te voy a contar algo de esa Vuelta. El mejor no fue ni Delgado ni Millar, sino el colombiano Pacho Rodríguez, corredor nuestro de Zor, pero en la tercera etapa que acabó en Santiago de Compostela perdió tiempo porque pinchó a kilómetro y medio de meta. En aquellos años la norma era que no se descontaba tiempo si el pinchazo era en el último kilómetro. En la etapa por la sierra de Segovia, cuando se escaparon Delgado y Recio, el director del Peugeot del líder Millar, Roland Berland, se paró y me dijo que tirásemos nosotros, que íbamos segundo con Pacho. Berland se quería reír de mí en la cara. Al final, fue una lotería y ganó Delgado. Son circunstancias de la carrera. Por cierto, Perico creció en la cantera del Moliner-Vereco de Valladolid. Fui yo quien le pasé de juveniles a amateur. Vino a correr con nosotros desde chaval, ya se le veían unas cualidades estupendas. ¡Subía muy bien! Después de irse a hacer la mili. Perico tenía acordado de palabra que firmaría con nosotros para correr en Náquera, una carrera importante en la que había mucho dinero en premios… Perico no apareció. Me la jugó y firmó con Reynolds. Teníamos la mala suerte de no tener patrocinadores que pudieran invertir tanto como otros. Sembrabas, pero cada año nos quitaban muchos corredores. Perico no era de Reynolds como se dice, era nuestro. Años después volví a coincidir con Perico en Banesto, en 1994, pero ya era en su último año.

HC: En 1986, sí lograsteis ganar de nuevo la Vuelta a España con Álvaro Pino. También se recuerda esa edición por “la huelga de las Palomas”, porque en la penúltima etapa decidieron subir ese puerto de categoría especial agrupados. ¿Qué recuerdas de esa Vuelta?

JM: Sí, la Vuelta salía de Palma de Mallorca. Recuerdo que Víctor Cordero, que llevaba las cuestiones del equipo Zor-BH años antes de dirigir Unipublic, me preguntó cómo estaba Pacho Rodríguez para la Vuelta. Yo le dije que mal, que el único que estaba bien era Álvaro Pino. Cordero me dijo que entonces como mucho podríamos aspirar con Pino a un 5º puesto en la general final. Los directivos no saben nunca cómo están realmente los ciclistas. Pero yo sabía cómo estaba Pino: Álvaro estaba que se salía. Respecto a lo de las Palomas, fue una “mafia de los corredores”, que se calientan la cabeza, cabreados por los traslados o el recorrido. Los ciclistas cabecillas del pelotón deciden que “mañana vamos despacio” y se suman el resto porque les conviene, porque a esas alturas de la Vuelta muchos estaban ya reventados. Fue algo que surgió en carrera sin más.

Álvaro Pino

HC: Otro gran ciclista que pasó por tus manos fue Laudelino Cubino. ¿Crees que, en el ciclismo actual, donde no es tan importante la crono, le hubiese ido mejor a Cubino? ¿Crees que tenía potencial para más?

JM: Lale era el Curro Romero del ciclismo. Cubino tenía una clase espectacular, calidad y una cabeza serena, tranquila. Si ganaba, ganaba. Y si se quedaba, lo aceptaba. No tenía la tensión en la cabeza de otros ciclistas más competitivos como Álvaro Pino, que solo querían ganar. Cubino lo mismo se levantaba una mañana, veía que hacía sol, decía que iba a ganar y ganaba, que se levantaba un día de lluvia y decía que no quería correr. Aun así, Cubino tiene un palmarés de lujo: ha ganado en el Tour del Porvenir, en la Vuelta a Colombia, ha sido campeón de España, tiene victorias de etapa en Vuelta, Giro y Tour.

HC: Después de la experiencia en Banesto, vendría el proyecto de Vitalicio Seguros, entre 1998 y 2000. En esos años, os enfrentasteis a Jan Ullrich con un Igor González de Galdeano que peleó hasta el final. También estuvieron allí otros ciclistas como Casero, Clavero o Freire. ¿Qué recuerdas de esos años?

JM: En la salida de la Vuelta a España 1999 en Murcia, a primeros de septiembre, vi a Ullrich que no parecía ni él mismo: había perdido como mínimo 15 kilos respecto al Ullrich que habíamos visto en marzo en la Setmana Catalana, que se quedaba en todas las subidas y daba hasta pena. Desde la salida en la Vuelta ya pensé que lo teníamos complicado. Efectivamente, Ullrich fue de menos a más y fue muy superior a los demás. Igor ganó el prólogo de Murcia y la etapa de Andorra, y al final fue 2º en la general. En el año 2000, Igor se cayó en la etapa de Asturias y se tuvo que retirar. Vitalicio era un proyecto para 5 años, pero solo pudimos estar tres. Una pena. Ya el segundo año, como no había seguridad en el futuro, se nos fueron ciclistas importantes, como Casero a Festina. Y eso que en 1999 ganamos un Campeonato del Mundo con Óscar Freire, que también se fue, a Mapei-QuickStep. Mantenerlos era imposible porque era un dineral y no teníamos proyecto a largo plazo. El patrocinador principal lo dejó y no tuvimos opción de seguir. Se deshizo el equipo. En mi carrera he tenido mucha suerte con muchas cosas, pero con los patrocinadores no.

Entrevista: Jorge Matesanz

Transcripción: A. M. Fuente

Fotos: Sirotti

2 Respuestas

    1. Gran escalador Pedro Muñoz, muy bien por mencionarle. Victorias de etapa en Grandes Vueltas. Uno de los mejores ciclistas españoles de los 80.

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