Entrevistas

Entrevista a Juanmi Mercado

Juanmi Mercado, natural de Armilla (Granada) fue una de las sorpresas de la Vuelta a España 2001. Con su victoria en los Lagos de Covadonga fue capaz de resistir un extraordinario estado de forma que le permitió ser quinto clasificado final en Madrid. Desde aquel momento supo construir una carrera en torno a las llegadas en alto, donde basó sus victorias en vueltas de una semana. En el Tour de Francia obtuvo dos etapas y firmó por equipos punteros en el pelotón. Tras un periodo donde el ciclismo pasó a un segundo plano, vuelve a la escena ciclista.

¿Cómo empiezas en el mundo de la bici?

Empecé con siete años. Me gustaba andar en bici y entré en una peña ciclista con la que empecé a competir con ellos, desde principiante hasta cadetes. En juveniles ya destacaba, y gané dos veces la Vuelta a Granada con el equipo Construcciones Armilla, con los hermanos Juan y Jacobo Miranda, que llevaban el equipo.

Era una época muy intensa. Todos los fines de semana había carreras, así que todo era entrenar y correr. Luego ya como aficionado me fichó el Ávila Rojas, donde estuve un año.

¿Cómo fue el salto a profesionales de la mano de Javier Mínguez?

Hice un buen año en aficionados. Quedé sexto en el Valenciaga, que ganó Freire, y estuve siempre delante en Copa de España. Hacía buenas carreras, ganaba la montaña… Mínguez se fijó en mi progresión y me fichó para el nuevo equipo que estaba formando, el Vitalicio Seguros, junto a otros corredores como Freire, Horrillo, Manchón…

¿Qué tal es trabajar con Mínguez?

Es un hombre con mucha experiencia y que sabe de ciclismo. Un director muy serio, que no tiene ningún problema en echarte la bronca si te sales del camino. Conmigo tuvo paciencia y me dejó madurar como ciclista sin meterme demasiada presión. Creo que llevaron muy bien mi progresión en el equipo.

Después de tres años en Vitalicio, fichas por Banesto para la temporada 2001. ¿Cómo se gestó el cambio de aires?

Vitalicio iba a dejar de ser patrocinador y nos quedábamos sin equipo para la temporada siguiente. Hablé con mi compañero José Luis Rebollo y me recomendó un representante, que fue el que me consiguió hueco en Banesto. La verdad que respondí bien desde el principio y logré unos buenos años con el equipo.

De Mínguez a Unzúe. ¿Qué tal con Eusebio como director?

Eusebio es un director que entiende mucho este mundo del ciclismo y de la bicicleta. Ha estado con tantas grandes figuras, y sigue todavía, que eso se nota. Son profesionales que saben bien cómo llevar un corredor. Al final cada uno tiene sus intereses, pero todo se resume en dar pedales y cuanto más rápido mejor. Te exprimen mucho, pero es en eso en lo que consiste el deporte.

¿Quizás el punto de inflexión en tu carrera fue la Vuelta a Portugal del 2001?

En las carreras portuguesas previas ya empecé a caminar mucho. Logré mi primera victoria en la Volta ao Alentejo en Portalegre y llegué muy bien a Volta a Portugal. Acabé tercero en la general detrás de Jeker y Zintchenko y demostré que podía estar delante en carreras importantes, sobre todo en la montaña. Creo que gracias a eso cogí confianza, gané Vuelta a Burgos e hice segundo en la Clásica de los Puertos tras Santiago Botero. Con todo ese buen rendimiento logré meterme en el equipo para la Vuelta a España.

Era tu debut en una gran vuelta y ganas en una cima mítica como Lagos de Covadonga. ¿Se te hizo muy larga la Vuelta?

Ahí confirmé todo lo que venía mostrando desde Portugal, con una victoria muy importante que me asentó en el equipo. Llevaba tres meses a un gran nivel y creo que terminé bastante bien.

A mitad de Vuelta sí empecé a notar algo más de cansancio. Me quitaron del pódium en un abanico camino de Albacete. Íbamos en tensión porque sabíamos que se iba a liar, pero para cuando quise reaccionar ya se había ido el grupo delantero. Logramos minimizar la pérdida de dos minutos a uno y medio, pero ahí perdí el pódium.

En general no tuve ningún día malo y pude terminar la carrera a buen nivel.

¿Qué tal con el Chava en aquella Vuelta?

El Chava siempre en su línea. Era un tío que corría para él, por pura inspiración, hacía lo que le pedía el cuerpo. De hecho, creo que en Lagos hizo que yo no me vistiera de rojo. Empezó a pegar palos en el grupo de favoritos y no me dejó lograr más ventaja para vestirme de líder. Creo que se equivocó, y Santi Blanco se lo dijo en la cena al final del día.

Tu primera victoria en el Tour, ya con QuickStep, llega en 2004 cuando bates a Txente García Acosta. ¿Cómo recuerdas ese día?

Fue el día famoso de la polémica de Armstrong con Simeoni. Cuando estábamos haciendo la fuga saltó él a cerrarla porque estaba el italiano. Hubo mucha tensión y gritos porque nos iban a estropear todo el trabajo de los kilómetros anteriores. Al final se paró y nos dejaron coger bastante tiempo. Yo en las subidas me encontraba muy bien. Arranqué en el repecho y solo me pudo seguir Txente. En el llano cada vez que me daba un relevo, iba a tope. En la llegada fui siguiendo las instrucciones que me daba Wilfred Peeters por el pinganillo, y salió todo perfecto. Me puse a rueda en las últimas rotondas y arranqué por la derecha a 500m de meta. Cuando quiso reaccionar ya era tarde.

¿Te esperabas poder ganar a Txente en un final en llano? Fue bastante sorprendente para todos.

En una carrera tan fuerte y exigente, si vas bien y estás para meterte en una fuga, puedes ganar a cualquiera. Yo siempre he tenido buena punta de velocidad, y los puertos anteriores siempre generan desgaste. Al final todo es coger el buen momento y aprovecharlo. Y si además tienes a un maestro como Peeters desde el coche, todo es más fácil.

Pese a ser un gran escalador, nunca corriste el Giro de Italia. ¿Por qué?

Con Banesto tuve opciones de correrlo, y era un objetivo bueno para mí. Pero me puse enfermo y no pude tomar la salida. El Giro era en una época que me venía siempre mal por las alergias. Desde entonces, ya me centré en hacer Tour y Vuelta, que era un calendario que me venía muy bien.

Vitalicio, Banesto, QuickStep y Agritubel. Fuiste cambiando de equipo cada dos o tres años, siempre en estructuras ambiciosas.

Según iba consiguiendo victorias y haciendo un buen palmarés, creo que mi ficha se iba revalorizando, y siempre busqué que se me recompensara por el trabajo hecho. El tema económico siempre influyó en que buscara equipos donde se me valorara a nivel de contrato.

Banesto y QuickStep eran de las mejores estructuras del mundo. Después, Agritubel era un equipo nuevo que quería hacer cosas importantes en el Tour, aunque se notaba que había menos experiencia en la gestión del equipo.

¿Por qué cuelgas la bici tras la temporada de 2007 en Agritubel?

No era fácil encontrar equipo y hubo muchos problemas. Yo ya no estaba bien físicamente y lo tuve que dejar. Me quedo con la sensación de que he hecho muchas cosas bonitas en el ciclismo, pero con el gusanillo de haber podido hacer algo más. Creo que, en los años siguientes de los Contador, Purito, Valverde… podría haber estado ahí. Pero tuve la mala suerte de tener que dejarlo y hay que aceptarlo.

Después de varios años parado, has vuelto a competir esta temporada. ¿Qué tal esta nueva experiencia?

Luego he estado casi doce años parado, cogiendo la bici solo a veces con la grupeta, para mantenerme. Ahora me ha dado por volver a competir. Cuesta ponerse al día con los jóvenes. Todo está mucho más medido, con los preparadores, los vatios… Ya no se corre por sensaciones, todo está más controlado y la gente llega siempre a tope. Se va a unas velocidades que parece que vas en profesionales. Se suben los puertos a un ritmo impresionante.

Después de tanto sin competir, se nota sobre todo a la hora de pelear en el pelotón, cuando hay que meter codos o manillar para defender la posición. Todas las carreras son a tope.

¿Hay algún ciclista que te haya impresionado especialmente a lo largo de tu carrera?

Roberto Heras ha sido un corredor del que siempre me gustó su manera de correr. Después Alberto Contador, con el que coincidí poco porque era aún muy joven. Viví cuando tuvo todos sus problemas con la caída y las lesiones, pero luego fue creciendo y ha conseguido cosas enormes. A veces pienso si yo podría haber logrado cosas así de haber seguido mi carrera.

¿El mejor compañero?

Podría decirte muchos. Podría decirte Óscar Freire ha sido un compañero siempre honesto conmigo y con el que siempre he tenido buena relación. Pero, en general, en el ciclismo todo se construye en equipo, y es difícil no estar unidos para lograr los objetivos tuyos y de tus compañeros.

¿El rival más duro?

Óscar Sevilla, con el que me tuve que enfrentar en la Vuelta y en muchas carreras del calendario español, incluso ya en aficionados. Creo que ha sido con el que más batallas he tenido.

Tu mejor y tu peor día sobre la bicicleta.

Los peores, esos que llegas a meta totalmente hecho polvo, destrozado, en los que piensas que para qué tomaste siquiera la salida. También las lesiones, que te dejan sin poder rendir como debes. Tuve problemas de espalda que me hicieron perderme días importantes, como la etapa del Angliru.

Los mejores son cuando logras éxitos y ves la recompensa a todo el trabajo que has hecho. Terminar una vuelta grande ya es un triunfo.

¿Algo que te quedara por hacer en el mundo del ciclismo?

Me gustaría poder a entrar en el mundillo. Tengo el curso de director y creo que me gustaría ponerme al volante en un futuro, ayudando a los chavales a progresar y aportando mi experiencia.

Entrevista: Jorge Matesanz
Transcripción: Víctor Díaz Gavito

Foto: Sirotti

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