Con solo 32 años, Marion Rousse se ha convertido en una de las personas más influyentes del ciclismo en Francia gracias a su intensa trayectoria, en la que ha podido acercarse a su deporte desde todos los puntos de vista. Profesional desde muy joven, su gran triunfo llegaría a los 21 años cuando se proclamaba campeona nacional absoluta en ruta en Saint Amand les Eaux, a escasos kilómetros de su Saint Saulve natal, en el departamento del Norte. Esa temporada le valdría para dar el salto del equipo Vienne Futuroscope al Lotto Belisol Ladies de Jolien d’Hoore o Ashleigh Moolman. Sin embargo, su carrera sería corta, colgando la bicicleta en 2015 para afianzarse como una de las comentaristas más importantes de la televisión gala. Voz y rostro muy reconocible en las transmisiones del Tour de Francia, donde derrochaba pasión, carisma y conocimiento de su deporte. Testigo de la fantástica evolución del ciclismo femenino en los últimos años, se convirtió en pionera nuevamente al ser designada como directora del renacido Tour de France Femmes. Tras el fantástico debut en el calendario de 2022, honrando la potente marca del Tour, la carrera sigue creciendo con el sueño de asentarse como el gran referente mundial del deporte femenino.
Corredora, periodista, ahora organizadora… Has pasado por muchas facetas del ciclismo. ¿En cuál te encuentras más a gusto?
Es difícil elegir, porque de todas ellas he disfrutado mucho y me han servido en mi crecimiento personal. He sido ciclista profesional y eso me ayuda ahora a tomar ciertas decisiones a nivel organizativo, a ponerme en el lugar de las deportistas. Me encanta también mi rol de comentarista, pues me permite vivir las mejores carreras del mundo. Es un honor poder compartir y hablar de tu pasión ante miles de espectadores. Y ahora en mi puesto de directora puedo invertir y devolver al ciclismo femenino todo lo aprendido y además desde una marca como el Tour de Francia, que es un gran orgullo. Así que no podría elegir ninguna por encima de las demás.
¿Cuál es el grado de relación o independencia con respecto al Tour de Francia masculino?
Para mí es UN Tour de Francia. Es un gran relato de cuatro semanas en el mes de julio y eso es fantástico porque la gente quiere ver gran ciclismo. La gran fuerza que tiene el Tour de Francia es que llega a todos sin necesidad que sean grandes conocedores del ciclismo. No hay mejor vía de exposición para hacer descubrir y disfrutar el ciclismo femenino.
La principal diferencia se encuentra en la manera de correr, pues no es el mismo formato de carrera, las etapas son más cortas por lo que las dificultades llegan antes y eso provoca que todo se desate más rápido y se produzcan carreras más descontroladas que en la prueba masculina.

Annemiek partió el año pasado como la indiscutible favorita para lograr el maillot amarillo. ¿Crees que este año se dará la misma situación?
Considero que este año hay más pretendientes. Es cierto que el año pasado Annemiek estaba muy por encima del resto y lo demostró en la ruta, aunque es cierto que me hubiera gustado disfrutar del duelo con Marta Cavalli, que se cayó en las primeras etapas y no pudo pelear en la montaña.
Este año creo que Demi Vollering puede estar cerca del nivel de van Vleuten y podría aspirar a ganar el maillot amarillo en un recorrido bastante diferente al de la edición pasada. Pienso también en Elisa Longo-Borghini, en Silvia Persico, que está siendo una gran revelación y no para de progresar… Hay un buen grupo de candidatas que pueden dar que hablar en un recorrido exigente y tendrán que estar muy atentas en cada una de las etapas.
¿Cuál es tu sueño como directora del Tour de Francia femenino?
El sueño es que esta carrera pueda afianzarse y perdurar en el tiempo. También creo que estamos muy cerca de cumplir mi sueño de poder ver a las chicas evolucionar hasta el máximo nivel del ciclismo.
¿Te sientes orgullosa y satisfecha con la evolución del ciclismo femenino en los últimos tiempos?
La evolución de mi deporte es algo que me hace sentir muy orgullosa, porque ya no es la misma disciplina que cuando yo la practicaba no hace tantos años. Hemos evolucionado de una época en la que estábamos lejos de la profesionalización, teniendo que compaginar trabajo, entrenamientos y carreras. Afortunadamente en la actualidad las ciclistas tienen estatus de trabajadoras y son reconocidas como tal en nuestra sociedad, permitiéndoles dedicarse al 100% al deporte y haciendo que el nivel sea más alto y las carreras mucho más atractivas de seguir. Me siento sobre todo muy feliz de que las niñas puedan tener referentes para soñar en participar en un Tour de Francia o en convertirse en ciclistas profesionales.
Tu carrera como ciclista fue bastante corta. ¿Por qué?
Fue breve, pero al mismo tiempo bastante larga, puesto que empecé a los seis años hasta los 25, así que en la realidad he acumulado unos cuantos kilómetros en las piernas sobre la bicicleta. Pero sí, decidí colgar la bicicleta porque quería tener un trabajo, un salario con el que ganarme la vida.
Cuando me convertí en campeona de Francia vinieron a ofrecerme comentar carreras en televisión y así me surgió la oportunidad de recibir remuneración por hacer un trabajo que me encantaba y me motivaba. Era el momento de tomar una decisión porque sentía que estaba intentando hacer muchas cosas y eso hacía muy difícil poder mantener una carrera ciclística al más alto nivel con un trabajo al mismo tiempo. Tuve que elegir y esa posibilidad se me presentó rápido y la verdad que no me arrepiento de nada.
Estás cerca de corredoras y equipos durante toda la temporada. ¿Se te ha presentado alguna vez la opción o la propuesta de volver al pelotón?
Sí, es algo de lo que hemos hablado e incluso bromeado en ocasiones. Pero la verdad es que ahora mismo hay tanto nivel y densidad en el pelotón que no creo que se eche en falta a Marion Rousse en las grandes carreras (risas). Mi papel actual es también importante en el ciclismo y estoy contenta de mi evolución. Es así, es la vida y es mi destino.

¿Qué conclusiones sacáis desde la organización sobe la primera edición de 2022?
El balance es más que positivo para la edición inaugural del Tour de France Femmes avec Zwift. Evidentemente a nivel deportivo no tenía ninguna duda, conozco bien el ciclismo femenino y tengo la suerte de poder comentarlo durante el resto de la temporada, y sabía que las chicas nos iban a dar un gran espectáculo.
Donde podríamos tener más incertidumbre antes de la salida era en cómo recibiría el público esta nueva apuesta, no solo en cuanto a número de aficionados en las cunetas, si no también en las cifras de audiencia en televisión, y en ese aspecto el éxito ha sido rotundo. El ambiente fue espectacular, con muchos aficionados acercándose a las carreteras con pancartas para animar a las ciclistas, muchísimos espectadores delante de los televisores pendientes del desarrollo de cada etapa, un eco muy fuerte en todos los medios, haciendo de caja de resonancia. Vivimos un auténtico Tour de Francia, una cuarta semana de la novela de cada mes de julio, por lo que lo consideramos como un enorme orgullo y un fantástico triunfo.
¿Y las expectativas para la segunda edición?
Para este 2023 mantendremos los códigos que definen el Tour de Francia, su propia marca y todas las infraestructuras que lo acompañan, como la caravana publicitaria. Mantener la magia que hace que el Tour sea una prueba diferente al resto y así ejercer de caja de resonancia importantísima para la expansión y desarrollo del ciclismo femenino, para facilitar la llegada de nuevos patrocinadores. Por supuesto con la voluntad de seguir mejorando y evolucionando en esa dirección.
¿Cuáles son las grandes novedades en el recorrido para este año?
En cuanto al recorrido de 2023, hemos apostado por añadir alta montaña con la llegada al Tourmalet y el paso previo por el Col d’Aspin, en una voluntad de la organización de introducir aún más el Tour des Femmes avec Zwift en la gran historia del ciclismo. Es una cima mítica a la que el Tour femenino debía acercarse y todas las campeonas buscarán el honor de inscribir su nombre en una montaña con tanta leyenda. Y al día siguiente terminaremos con una contrarreloj individual de más de 20km en Pau. Como cualquier organizador de carreras, esperamos que tenga un papel decisivo en la clasificación general, al menos en la lucha por el pódium. Es una novedad importante, puesto que en la anterior edición habíamos tomado la decisión de no incluir ninguna etapa contra el crono. Pero entendemos que para ser una gran líder y vencer una gran vuelta hay que demostrar ser fuerte en todas las disciplinas de la ruta, y la contrarreloj debe estar presente.
¿La inclusión de la contrarreloj es una decisión tomada tras el aplastante triunfo de Annemiek van Vleuten en 2022?
Sí y no, porque si nos circunscribimos a eso tampoco habríamos añadido un final en alto tan duro como el Tourmalet. Además, estamos constatando en lo que va de año que el nivel general sigue subiendo y las carreras cada vez son más locas y competidas, sin la supremacía de van Vleuten. No hay ninguna intención de favorecer o complicar las cosas a ningún tipo de corredora, si no para afianzas y hacer crecer la importancia del Tour des Femmes avec Zwift en la Historia. De hecho, en la lucha contra el reloj Annemiek van Vleuten es de las más fuertes y ya ha sido campeona del mundo de la disciplina. También es cierto que hemos constatado que, con una crono el último día, el pódium final de la edición de 2022 posiblemente no habría sido el mismo.

¿En qué momento crees que se decidirá la carrera en la edición de 2023?
Es el Tour de Francia, así que la carrera se decide cada día en cada etapa, porque es una carrera siempre muy intensa y nerviosa. En las primeras etapas ya salimos de Clermont-Ferrand por el Macizo Central, por lo que ya serán etapas duras y que reservarán más de una trampa en el recorrido. En las etapas llanas tampoco se puede confiar nadie, porque siempre son jornadas muy tensas en las que hay que evitar caídas y sustos, como ya vimos el pasado año.
La etapa que llega a Rodez en la cuarta jornada, será en mi opinión la primera gran cita para la líder de la general, porque es la etapa más larga y sobre todo porque en los últimos 60 kilómetros no hay un solo metro llano, al modo de una auténtica clásica, con carreteras estrechas, descensos sinuosos y repechos exigentes. Luego nos dirigiremos sin remisión al gran último fin de semana con las ya comentadas etapas del Tourmalet y la contrarreloj de Pau.
Entrevista: Jorge Matesanz
Transcripción y traducción: Víctor Díaz Gavito
Fotos: A.S.O./Maxime Delobel