Entrevistas

Entrevista a Miguel Ángel Martín Perdiguero: «La política es más dura que el ciclismo»

San Sebastián de los Reyes. 14 de octubre de 1972. Nace Miguel Ángel Martín Perdiguero, un corredor repleto de aristas que jamás hubiésemos conseguido descifrar conforme se le vio lucir por primera vez las barras blancas y verdes del maillot del Kelme. Ha dado mucho que hablar, tanto que se le asignó una banda, asentada en una ascensión llamada La Covatilla, en Salamanca y en la que destrozó el grupo de favoritos para decantar una Vuelta a España. Participó en Supervivientes, reality show de Telecinco, se dejó ver en Interviú junto a un grupo de ciclistas entre los que se encontraba el mismísimo Alejandro Valverde.

San Sebastián de los Reyes, 13 de octubre de 2022. Casi cincuenta años después, el ciclista ya ha dejado paso al político. Desde su despacho de la concejalía del ayuntamiento de Sanse, su pueblo, cierra el círculo de acabar siendo profeta en su tierra. Seguro que echando la bicicleta de menos: «ya sólo monto en bicicleta en verano y de vez en cuando». Aún así, se percibe a Perdi en la buena forma de siempre.

Pregunta: ¿Cómo empiezas en el mundo de la bici?

Perdi: «Empiezo con cinco años. Mi hermano tenía un año más que yo y a él le encantaba el ciclismo. Le gustaba ver a los mayores montando en bici por Sanse. Así que empezó él y empecé yo, a montar y a competir. No sé qué categoría sería, éramos los más pequeños, no éramos ni promesas».

¿Lo de sprinter te vino también desde el inicio de los tiempos?

P: «De pequeño no eres sprinter ni eres nada. Se ganan carreras o no se ganan carreras, no era ni mucho menos el mejor, había otros que eran mucho mejores. Lo mismo pasa en juvenil, que no eres sprinter, eres de todo. Igual que en amateur. Pero en amateur sí que gané muchas carreras al sprint, porque al final puedes ser muy bueno, pero si no ganas, no eres nadie. Ser sprinter te da muchas victorias y eso te ayuda a pasar a profesionales».

¿Cómo sucede ese paso para ti?

P: «El año que yo pasé corría en Kaiku y gané 15 carreras. Quince carreras no son fáciles de ganar, y mucho menos en esa época. Gané etapa en todas las vueltas que corrí, pero da igual que ganes al sprint, en montaña… al final ganas. Es cierto que había probado con la ONCE, que había probado con Artiach, pero es también cierto que el equipo desapareció y no pude pasar con ellos. Estando con Kaiku probé en dos carreras con Kelme. Una fue la Subida al Naranco, donde gané las metas volantes y los sprints especiales, y el Memorial Galera, donde llegaron cuatro escapados y yo hice quinto, el primero del gran grupo. Después del entrenamiento llamó a casa el patrón de Kelme para decirme que había hablado con Álvaro Pino, que era el director deportivo, y con el director a su vez de Kaiku, y decidieron que el que se merecía pasar era yo y así fue. Tuve la oportunidad de pasar a Kelme en un contrato de cuatro años (2+2), aunque al final sólo hice los dos primeros, pero bueno, pude aprovechar la oportunidad».

Y de Kelme te fuiste a la ONCE de Manolo Saiz…

P: «Trabajé con Pino en Kelme, con Manolo Saiz en la ONCE, con Mínguez en Vitalicio, con ‘Matxin’ en Saunier. Al final he estado con todos los directores buenos de la época. Son todos totalmente distintos. Pino tenía todavía mucha faceta de haber sido corredor, Manolo tenía la mentalidad de equipo-equipo, innovaba muchísimo y preparaba muchísimo las carreras, y Mínguez sabía todo lo que iba a pasar. Tantos corredores y carreras que habían pasado por sus manos que al final podía predecir todo. Sin embargo, Joxean llevaba pocos años como director profesional y fue mucho más divertido, era más joven. Con él gané muchas más carreras que con ninguno. Lo realmente bueno es que sigo teniendo relación con todos ellos después de tantos años».

Perdiguero en el Cantina Tolo italiano © Sirotti

No todo habrán sido momentos buenos… ¿alguna discusión con alguno de ellos?

P: «Yo creo que con todos (risas). Es que son todos iguales en algunos sentidos, pero al mismo tiempo muy distintos, cada uno tiene su manera de ser director y de todos se aprende muchísimo. Al final si eres ciclistas es gracias a ellos también. Mínguez, por ejemplo, no entendía que me pintara las uñas. Tampoco que me tumbase a dormir antes de la carrera en el autobús. Pino era distinto, no tenía a lo mejor esa fuerza dentro del equipo que sí tenía Javier. Para Manolo Saiz o andabas o no andabas. Si no andas, no existes. Cuando no andaba, mal y cuando lo hice, súper bien».

¿Por qué tanto cambio de equipo?

P: «Normalmente la gente intenta tener muchos años de contrato. Yo en mi caso prefería correr por un año, porque yo cada año esperaba andar más y ganar más carreras. Cuanto más ganas, más ganas, puedes mejorar mucho tu contrato. Yo confiaba mucho en mí y no buscaba esa estabilidad, buscaba estar motivado. Es complicado estar en un equipo muchos años y estar motivado, al menos para mí. Yo quería mejorar y cada año mejoraba».

¿Qué tal con Mario Cipollini?

P: «Coincidí con él en el año 2002. Una cosa es ser un ciclista profesional y otra muy distinta ser un personaje. En este caso, Mario era una estrella. Sigue siendo una estrella. Cuando convives con una estrella te das cuenta de que es distinto. La imagen es muy importante, y efectivamente Mario, si no ha sido el mejor sprinter de la historia, está ahí. También creo que hizo que mucha gente de esa época pusiese la televisión o se enganchase a la modernidad del ciclismo. Mario era especial».

Ese mismo año fue aquello de La Covatilla.

P: «Roberto Heras y Aitor González eran muy buenos amigos míos. Tenían una perspectiva distinta. Aitor corría en Kelme, aunque su equipo apostaba más por Óscar Sevilla. Heras estaba casi sin equipo y le eché una mano porque sí, porque éramos amigos. A Roberto le interesaba que yo fuese muy rápido, a Aitor le interesaba que yo fuese muy rápido y a mí también. Montamos una buena entre todos y todos salieron ganando. Lo importante es se sigue hablando de aquella etapa que ganó Santi Blanco veinte años después».

Perdiguero responde a nuestras preguntas ante una taza de Bunbury © Alejandro González

Aquello derivó en la llamada ‘La banda de La Covatilla’ y en el reportaje de Interviú, ¿no?

P: «Quién no quiere tener en esta vida una banda. ¿De ciclismo? De ciclismo (risas). Se habla mucho de aquello de Interviú y creo que fue sonado por ser los primeros deportistas que salimos desnudos en esa revista. La realidad es que salimos porque estábamos Aitor González y yo en la playa, súper negros, finos, entrenando y paramos a tomar algo en la playa. Y comentamos que esos cuerpos estaban para enseñarlos. Montamos en el avión, llegó Horrach, que venía de correr la Volta a Portugal, y le preguntamos si quería salir en pelotas en el Interviú. Aceptó. Luego en la Vuelta hablamos con cuatro amigos más como Sevilla, con Guti (Quique Gutiérrez), con Valverde y hablamos con la revista. Ellos encantados. Salimos amigos. Recuerdo que al día siguiente de salir se agotó».

Comentasteis seguro el ‘claroscuro’ del moreno ciclista.

P: «Unos más que otros. Es cierto que Aitor, Ferrio, Santos González y yo estábamos negros enteros. No como Valverde, que tenía las marcas. Moreno albañil».

En tu año 2004 ganas mucho.

P: «Ese año con ‘Matxin‘ fue súper divertido. Un equipo nuevo, venía de Italia, el director apostó muchísimo por mí y cuando eso pasa y el equipo te ayuda, ganas muchísimas carreras. Gané en la Clásica de San Sebastián, que entonces todavía pertenecía a la Copa del Mundo. Formando parte de ella, hay que recordar que sólo dos españoles han conseguido ganar en ella. Lo de ahora no tiene nada que ver con lo era antes. También Volta Catalunya. Muy importante. Cuando estás motivado, tienes ganas y sientes el apoyo total del equipo vienen los resultados».

No era mal equipo aquel, con ‘Purito’ y muchos otros. Has coincidido con grandes ciclistas a lo largo de tu trayectoria.

P: «Yo he corrido con ciclistas súper buenos. Escartín, Heras, Olano, Jalabert… Entre todos ellos me quedo con Laurent, que para mí era el mejor. Recuerdo cuando gané el GP Indurain en el año 2000 y se lo gané a él. Para mí eso era… Tengo una foto en la que le estoy mirando… increíble. Luego Abraham Olano era un profesional, cómo se cuidaba, era impresionante. O la facilidad de Roberto para la escalada. Mejor persona imposible y como escalador… Hay corredores con los que coincides y te marcan. Escartín también, cómo sufría y qué bueno era. Y como persona también».

Después ya al final de tu carrera regresaste a la vera de Álvaro Pino. ¿No tuvisteis bastante?

P: «Álvaro estaba en Phonak y yo ya no era el neo que coincidió con él en mis inicios. Y bien»

¿Conoces París?

P: «El año 2006, cuando ganamos el Tour con Floyd Landis. Quién no tiene esa foto en París. Yo la tengo. Quien no la tiene, parece que no ha corrido el Tour. Es cierto que me bajé el día antes de esa etapa, mi trabajo estaba ya hecho, que era ganar el Tour».

Tu última carrera fue en La Covatilla. ¿Casualidad?

P: «El ciclismo se estaba poniendo muy feo. También lo que pasó con Landis en el Tour. Y decidí ese día terminar mi carrera deportiva y dedicarme a otra cosa. En un día tan importante».

Efectivamente, te dedicas ahora a la política. ¿Qué es más duro en el día a día: el ciclismo o la política?

P: «Sin duda alguna, la política. Yo me la tomo como me tomaba el ciclismo, que era todo el día. Y trabajar todo el día a todas horas no es normal. Al ciclista le da igual que sea lunes, sábado o domingo, entrena y se cuida igual. Entonces así me tomo yo la política. Es complicado porque al final cuando eres ciclista y ganas, todo el mundo te aplaude. En la política, hagas lo que hagas, siempre va a haber gente que te va a criticar. La gente no entiende que no somos números, que somos personas. Hay gente que piensa que porque supuestamente te paga te puede decir lo que quiera. Por eso es mucho más dura la política».

¿Ciclistas que hayan sido antipáticos o simpáticos en tu vida ciclista?

P: «Con todo el mundo me he llevado más o menos bien. Es como Santos González, que caía bien a todo el mundo en su época, cuando tocaba la guitarra y demás. Yo es que como no me meto con nadie, me llevaba bien con todos. Las discusiones en carrera, quedan ahí. No tengo una persona que te pueda decir que con él no».

La participación de ‘Perdi’ en el reality show de Supervivientes fue un acontecimiento © Mi Tele

¿Cuál era tu sueño como ciclista?

P: «Al final era vivir de ello. Lo que te gustaba era correr, ganar carreras y hacer lo que te gusta. He podido correr Tour, Giro, Vuelta, Mundiales, Olimpiadas… ¿Que me hubiese gustado ganar un Tour? Tampoco era mi pretensión. ¿Ganar un Mundial? Pues a lo mejor sí, por qué no. Pero ganar un Mundial es muy difícil. He dado todo lo que he tenido y ya está».

¿Te sentiste reconocido?

P: «España es un país complicado. En Italia o Suiza te das cuenta de que se valora mucho más al corredor de un día. En España si no ganas un Tour parece que no eres tan bueno. Después de tantos años, la gente se acuerda de mí sin haber ganado ningún Tour, que eso es importante. Por lo que sea, por haber ganado más o menos o por tener las uñas pintadas de negro».

¿Cómo ves el ciclismo de ahora precisamente en España?

P: «Lo complicado de este momento es que en España tenemos muchísimos deportes en los que los españoles somos muy buenos. Cuando corría Induráin no era tan así. Ahora pasa que el nivel ha sido tan alto que siempre queremos más. Queremos que se gane el Tour y el Mundial. Hay corredores jóvenes muy buenos, démosles tiempo, son muy jóvenes y son ciclos. No estamos en un ciclo tan malo. Induráin hubo uno, Valverde otro y Perico en su día también. En España queda mucho por hacer, hay corredores muy buenos, que están creciendo».

¿Y sobre lo de los puntos UCI, los ascensos y descensos?

P: «Cuando tienes mejores corredores, tienes más puntos porque puedes tener a esos corredores por tener más dinero. Los equipos buscan puntos a base de dinero y competir con ellos es difícil. Mucha gente pensaba que Movistar iba a bajar y al final han quedado bastante arriba. Los corredores buenos harán que los equipos estén siempre arriba».

Hablando de Movistar, nunca has estado en esa estructura pese a haber estado en el resto de equipos españoles. ¿Por qué?

P: «Una vez estuvimos a punto. Pero creo que era un equipo que a lo mejor no estaba realmente interesado en un ciclista de mi perfil o no les gustaba. Y como equipos nunca me han faltado, tampoco era cuestión de decirles sí o sí. Buscaban un poco las grandes vueltas y las grandes vueltas no eran lo mío».

¿Ahora desde fuera como les ves?

P: «Yo creo que son muy necesarios. Sin Movistar el ciclismo español estaría bastante mal. Algunos corredores que salen de allí hablan bien, otros mal, pero como en todos los equipos. Es necesario porque siguen pasando ciclistas jóvenes, dan resultados, etc. Así que poca queja podemos tener sobre Movistar».

Si tuvieras una varita mágica, ¿qué cambiarías del ciclismo?

«Es tan complicado cuando ya no estás dentro… Lo que no haría sería volver a como estábamos antes. Mucha gente dice que se echa de menos el ciclismo de mi época, que ahora se piensa mucho en los vatios y no se corre para divertirse que practicábamos en mi época. Ahora no existe esa complicidad con los espectadores. Si todo está tan estructurado y montado así, por algo será. Era un ciclismo muy diferente. Hasta marzo no se empezaba a montar en bici, por ejemplo».

A nivel recorridos, ¿cómo ves el tema de las cronos?

P: «Creo que es cuestión de modas. Cuando estaba de moda que fuesen muy largas, estaban. Al final son modas, está todo inventado. Ahora tocan cortas. Recuerdo antes en la Vuelta a España cuando no había llegadas en alto. Y ahora hay muchísimas llegadas en alto. Llega un momento en el que habrá que volver a cambiarlo, imagino. Lo que busca la gente es sentarse delante de la tele y ver espectáculo. Y una crono muy larga puede hacer que la gente se aburra. No es mi caso, pero no lo sé».

¿Y a nivel kilometrajes?

P: «En mi época montábamos en bici muchas horas. Ahora los entrenamientos son más cortos. Todo está mucho más medido»

El ciclismo femenino va despuntando…

P: «Al final la apuesta de las televisiones por el ciclismo femenino es clave. Cuanto más ves, más te enganchas a él. ¿Se puede hacer más? Seguro. Antes a las ciclistas no se las conocía. Ahora a las buenas sí se las conoce. Es distinto. Se irá cambiando a mejor poco a poco».

¿Cuál es tu relación con el ciclismo en este momento?

P: «Tengo todavía muchos amigos del ciclismo. En Sanse tenemos la mejor escuela de ciclismo de España, de donde han salido muchos ciclistas. Y bueno, aquí viven muchos ciclistas: Ventoso, Lobato, Pasamontes, Barredo, Pereiro… Nos juntamos de vez en cuando y bueno, hay muchas anécdotas con ellos».

¿Alguna que se pueda contar?

P: «No (risas)».

Escrito por Jorge Matesanz / Agradecimiento a Víctor Montero

Foto de portada: EFE / G. Cuevas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *