Ciclistas Profesional

¿Eres de MvdP o de WVA? Un duelo de leyenda

Los genios nacen y mueren, pero en pocas ocasiones se reproducen. Los talentos que la historia ha regalado al ciclismo casi nunca se han visto traspasados a sus nuevas generaciones, que en muchos casos han concedido preferencia a sus estudios o un tipo de vida más duradero, alejado de la juventud exitosa y sacrificada que supone la vida ciclista. 

Cuando dos ciclistas de tanto talento coinciden en época y hasta casi en localización de su nacimiento, ya que ambos vinieron al mundo en el entorno de la ciudad belga de Amberes, es fácil encontrar el duelo. Cuando ambos disputan y ambicionan las mismas carreras, el duelo es inevitable. Difícil hacerse de uno o de otro, eso sí, a pesar de que pertenecen a países diferentes. Países Bajos y Bélgica, países hermanos, rivalizan en ciclismo, una de sus más claras pasiones. Los aficionados de ambos pueden tomar mayor partido por uno u otro en mayor medida que los demás. 

Los demás sólo podemos disfrutar de ver las peleas entre ambos ciclistas, que aliñados con la presencia de otros genios del pedal, ofrecen un auténtico recital de espectáculo con el que se está creando una generación de leyenda. Evenepoel, ese corredor que ya antes de triunfar lo era, Pogacar, un ganador de Tour al servicio del espectador, Alaphilippe, un Robin Hood francés que aprovecha los resquicios entre todos estos colosos. En medio del reinado Roglic, quizá el más completo de todos, si bien su mundo está más en las vueltas por etapas que en las clásicas, territorio predilecto de Wout Van Aert o Mathieu Van der Poel. 

Ya no es la victoria, es la forma de ganar. Ya no es la derrota, es la forma de perder. Conseguir o perder la victoria es un hecho que a nuestros protagonistas les da igual. Ellos corren por la leyenda, por el aficionado, por alimentar su paso a la historia, que es lo que estos corredores van a cosechar en cuanto el tiempo les conceda la ocasión. Donde está el uno, está el otro. Donde está el otro, está el uno. Los calendarios podían hacerles evitar la oportunidad de enfrentarse. La división de las carreras les permitiría quizá gozar de un más amplio palmarés. 

Así han obrado muchos otros a lo largo de sus trayectorias, evitando cruzarse hasta el duelo definitivo en el momento indicado. No es el caso, no es el interés. Importa el medio más que el fin. La forma de afrontar un deporte que necesitaba precisamente gente así, con esa forma de mostrarse, sin miedos ni complejos. Acumulando entre los dos victorias en Milán-San Remo, Strade Bianche, Tour de Flandes, Gante Wevelgem… todo ello en unas temporadas entremezclando la carretera con el ciclocross, aunque parezca ahora que la ruta será su superficie por un tiempo. 

Al sprint, en media montaña, en contrarreloj, incluso en montaña, si bien Van der Poel no ha disputado ninguna o se ha dejado ir de las llegadas en alto por no tener interés en disputar las generales hasta la fecha. Van Aert ha demostrado una versatilidad que asusta, con rendimiento en los grandes puertos, además de todos los demás terrenos. Al sprint, trabajando para el equipo, resolviendo situaciones difíciles. Un seguro de vida, cumpliendo con el papel que más de tres o cuatro corredores desempeñarían en su lugar. 

Van der Poel tiene algún defecto todavía por pulir. La colocación es su punto débil, así como que en ciertas situaciones calcula de forma cuestionable sus energías. Van Aert podría caer en estar pendiente de demasiadas tareas a lo largo de una temporada. Estos talentos no deberían estar al servicio de ninguna otra empresa que no sea hacer un ciclismo atractivo, de ese que disfruta esta generación y del que hablarán las siguientes.

Foto: Sirotti
Escrito por: Lucrecio Sánchez  (@Lucre_Sanchez)

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