Carreras HC Opinión

¿Es justo que los World Tour tengan prioridad también en el calendario Pro Series?

Sí, sin duda. Al igual que es justo que los Pro Team compitan en carreras de categoría World Tour. El problema viene por la falta de reciprocidad en las carreras que no pertenecen a esa liga cerrada que supone el máximo nivel del ciclismo profesional. En las carreras WT se cursa automáticamente invitación a los equipos de dicha categoría, sin posibilidad de que estos conjuntos renuncien a participar. El resto, se completa con invitación a los equipos Pro Team, con dos plazas para los dos mejores conjuntos, que van a ser los que acaben de descender del WT normalmente.

Es decir, un total de 18 equipos World Tour más 2 equipos de invitación directa del Pro Team permiten únicamente dos invitaciones más a la participación de otros dos conjuntos de esa segunda división del ciclismo. Ese escaso hueco que se permite a estos equipos va a causar problemas tales como que varios equipos españoles se queden sin plaza para estar en la salida de Barcelona de la Vuelta a España. Israel Premier Tech y Lotto Dstny tienen asegurada la presencia en todo el calendario de élite, a no ser que, como sucedió con Arkea Samsic con el Giro de Italia 2022, renuncien a participar en alguna de las carreras.

Por tanto, el grupo de conjuntos World Tour acaba bloqueando, por su propia construcción clasificatoria, al resto de equipos de menor entidad. Incluso al haber reducido el pelotón de 8 integrantes por escuadra a 7, bien se podía permitir la participación de veintitrés equipos en lugar de los veintidós actuales. En el calendario Pro Series no existe esa misma reciprocidad, como comentaba al principio del artículo. Los equipos de esa categoría no copan las dieciocho invitaciones automáticas que se cursan en la categoría superior.

El pelotón podría dar cabida a uno o dos equipos más dada la reducción de ciclistas por equipo

Bien es cierto que los presupuestos son diferentes, que nunca va a ser lo mismo un Ineos Grenadiers que un Kern Pharma en ese aspecto. Tampoco es igual el número de carreras, mucho más amplio en esta segunda división. Pero la participación de los equipos World Tour en estas otras carreras acaba por tener también prioridad sobre los conjuntos Pro Team. Por lo tanto, se les reduce el espacio de participación para dejar a los mejores equipos del mundo campar a sus anchas.

Pueden cursar la invitación a algunas carreras y a otras no, por supuesto. Pero los organizadores están muy interesados en tener cuantos más equipos de la máxima categoría, mejor. Normalmente van a acudir con mejores corredores y a atraer más atención mediática a poco que alguna estrella se deje caer por sus carreteras. A su vez, más público acudirá a las líneas de salida y metas por ese efecto llamada que tienen los ciclistas que son conocidos. Los Pro Team no tienen capacidad ni posibilidad de fichar a corredores de ese nivel mediático, porque los corredores que tienen ese cartel optarán por fichar por equipos World Tour y así tener acceso a calendario más prestigioso y las mejores carreras.

Incluso también a estas carreras de menor categoría de forma casi automática. Por ello, en el fondo, no deja de ser un sistema absolutamente desequilibrado que está diseñado para complacer los intereses de los 18+2 equipos más poderosos del planeta, sobre todo en el plano económico, que es prácticamente lo que da garantía de escalar hasta esa etiqueta World Tour que garantiza licencia para estar en la élite durante mínimo varios años. Los equipos que siguen la estela de estos conjuntos tienen muy complicado, por no decir imposible, acceder a la liguilla top que les dé acceso y clasificación a todo este calendario.

Lo ideal sería que al igual que tienen prioridad en el calendario WT los equipos de dicha categoría, en el Pro Team tengan prioridad sus equipos. Lógicamente los equipos de mejor cartel del panorama son y deben ser invitados, pero lo que en ningún caso debería suceder es lo que actualmente sucede, que es que al final los equipos más poderosos ocupan esas plazas también fuera de su nivel. En ocasiones para acudir con equipos que van a cumplir expediente, además. Como diría Gustavo César Veloso, es un ciclismo de ricos y pobres, donde los equipos menos favorecidos presupuestariamente tienen menos derecho que los presupuestos altos.

La diferencia de nivel hace que los Pro Team acaben siendo meros animadores de las etapas

También está la posibilidad de añadir uno o dos equipos a la parrilla de salida de las mejores carreras. Se baja de ocho a siete la selección de corredores que los conjuntos pueden presentar, con lo que no bajan coste a los organizadores (siete corredores ocupan las mismas habitaciones dobles en hoteles que ocho) y la diferencia entre los pelotones que ofrece una y otra posibilidad tampoco son tan diferentes. Al existir una diferencia tan notable de nivel, a poco que haya ritmo alto y alguna dificultad importante, los ciclistas de menor entidad van a tender a descolgarse y dejar el pelotón más selecto y liberado de la presencia de todo el grupo.

De ese modo, al menos, se premiaría a más equipos Pro Team que con la presencia en cierto número de carreras de máximo nivel tendrían asegurada la continuidad. En cambio, la prioridad siempre es el World Tour y los límites siempre están puestos a los demás. Una forma de organización que es de facto simplemente una liga cerrada donde las sorpresas están condenadas a no existir. Los dos últimos equipos de un ranking a final de trienio serán los mismos que ocuparán las posiciones de ascenso del trienio siguiente. Con un 99% de posibilidad, porque al ser conjuntos con calendario World Tour de facto, los patrocinadores estarán igualmente interesados en invertir en el proyecto.

Por lo tanto, mejores corredores formarán parte de sus plantillas. Y así la pescadilla se seguirá mordiendo la cola. No hay opción a que un conjunto de virtuosos sea capaz de alcanzar la cima a través de trabajo, épica y talento. El nivel de los equipos no podrá ser nunca parecido con estas condiciones, donde hubiese cierta emoción por ver quiénes suben y bajan, y que realmente ese descenso suponga algún tipo de perjuicio. En realidad, descender del World Tour es lo mejor que le puede pasar a un equipo que seguirá gozando de derecho de participación, pero no de obligación. Así pueden rechazar carreras de máximo nivel en las que no tengan interés por diversos motivos.

Escrito por Jorge Matesanz

Fotos: Vuelta Andalucía

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