El próximo domingo 26 de septiembre se disputará una de las citas más importantes del año en la temporada ciclista, el campeonato del mundo en ruta masculino. Supondrá la traca final de una semana llena de carreras tanto femeninas como masculinas en busca del preciado arcobaleno.
Será la edición 88 de la prueba en ruta disputada por primera vez en 1927 en Nürburgring (Alemania) en la que se impuso el mítico italiano Alfredo Binda. Aquel año no participaron ciclistas españoles y no fue hasta 1930 cuando el abulense Ricardo Montero acabó sexto en la pelea por los primeros puestos.
Y de esto vamos a hablar aquí, del papel de los españoles a lo largo de los casi 100 años de mundiales. Porque hemos vivido unas generaciones de oro prolongadas en el tiempo desde Olano e Induráin hasta los Valverde, Astarloa y “Purito” Rodriguez pero no fue siempre así y sin duda, queda claro que nunca hemos sido un país prolífico en cuanto a medallas y maillots arcoíris.
La primera medalla en ruta llegó en el verano de 1935, Luciano Montero (hermano del mencionado Ricardo) consiguió ser segundo a tres minutos del campeón, eran otros tiempos…
Tras esas primeras hazañas de los hermanos Montero llegó la travesía en el desierto. Belgas, suizos e italianos dominaron los mundiales durante las décadas de los 40, 50 y 60. El siguiente medallista español lo encontramos en 1967. Ramón Sáez se colgó el bronce el primer año de los tres títulos que ganó Eddy Merckx, el ciclista más grande de todos los tiempos.
Con el gran Luis Ocaña y su fantástico 1973 ganando Dauphiné, País Vasco y Tour se consiguió un nuevo bronce, esta vez en Barcelona llegando al sprint con dos grandes campeones como Freddy Maertens y Gimondi (ganador esa edición). Fueron años en los que grandes campeones y mitos ciclistas consiguieron llevarse el arcobaleno. Eddy Merckx en tres ocasiones, el propio Gimondi, Hinault o Lemond entre otros alzaron los brazos y se enfundaron el preciado maillot. Juan Fernández fue nuestro “caballo ganador” en la década de los 80 consiguiendo tres bronces en 1980, 1987 y 1988.
Llegaron entonces dos grandes campeones curiosamente especialistas contra el crono. Hablamos de Abraham Olano y Miguel Induráin. Entramos ya de lleno en los años 90, Pedro Delgado acababa de reinar en Paris y su compañero Induráin parecía destinado a ser su sucesor como ganador de grandes vueltas. No existía todavía la disciplina contra el crono como tal en los Mundiales y por tanto Olano e Induráin tenían que centrar sus esfuerzos en la ruta. En 1991 fue Miguel quien consiguió en Stuttgart un bronce muy meritorio un mes después de su primer triunfo en París. Dos años después subió un peldaño más y se colgó la plata por detrás de un jovencísimo Lance Armstrong.
Y al fin llegó la gloria, Abraham Olano con tan solo 25 años se convertía en el primer ciclista español en ganar un Oro mundial de fondo en carretera en una carrera inolvidable en el duro Mundial de Duitama (Colombia). Gracias al trabajo de equipo, Induráin firmó el doblete siendo segundo y el malogrado “Pirata” Marco Pantani fue tercero en un pódium de ensueño.
El ciclismo español vivía grandes momentos y en 1999 un joven cántabro llamado Oscar Freire sorprendía a todos en Verona ganando el primero de sus tres mundiales; había nacido una estrella. El equipo español trabajó duro durante varios mundiales para Freire y consiguió repetir victoria en Lisboa dos años después y la mágica tercera en Verona de nuevo en 2004. Todo esto sumado a un bronce en un sprint caótico en el año 2000.
El segundo doblete español llego en Hamilton (Canadá) en 2003, Igor Astarloa con un duro ataque a pocos kilómetros se llevó la victoria y Valverde pocos segundos después ganaba en el grupo consiguiendo la plata. Sería el primero de muchos éxitos y metales para el murciano.
Valverde y Joaquim Rodríguez cogieron el testigo de Freire y protagonizaron grandes campeonatos durante años. En la memoria, seguramente uno de los momentos más tristes del ciclismo español, llegó en Florencia (Italia) en 2013. Purito y Valverde se jugaban los metales con Rui Costa, el luso avispado donde los haya, consiguió en un despiste de Valverde atacar, cazar y superar a Purito en recta de meta. Consiguieron la plata y el bronce más amargos que se recuerdan en un pódium bañado con las lágrimas de Purito.
Escrito por Unai Lacalle (@UnaiLacalle)
Foto: Sirotti