Ciclistas Opinión

¿Estamos subestimando a Pello Bilbao?

No, no estamos hablando de Eddy Merckx. Tampoco de Alejandro Valverde o Alberto Contador, vaya por delante. Tampoco de su compañero de equipo y paisano Mikel Landa, habitante de un planeta muy distinto, más mediático, inconstante en la victoria y en la derrota, con todo el atractivo novelesco que ello contiene. Pello es más ese ciclista completo que lo hace todo bien, que es incluso un ganador en grupos debido a su punta de velocidad y olfato, y también a que nunca da una batalla por perdida. Gracias a ello, ya ha estrenado su casillero en 2023, al tercer día de competición. Valverde dio más repercusión con su regreso al ciclismo en 2012 en esta misma carrera por un logro similar. Quizá por inesperado. O porque los momentos fuerom diferentes. Pello se ha llevado una etapa, con bravura y habilidad sobre Simon Yates, que no es precisamente manco en estas lides. 

De nuevo síntomas de gran ciclista, de esos polifacéticos tan alabados en el día de hoy. Pello es víctima de la poca repercusión que estas carreras tienen hoy en España. También de salirse del guion fuera de la carretera. Su mayor salida del tiesto es llamar “ciclista del UAE” a Jay Vine o aquel ligero, discreto y mediático enfrentamiento con el seleccionador Pascual Momparler por su no selección para aquellos Juegos Olímpicos de Tokio donde la delegación de ciclismo en ruta fracasó estrepitosamente pese a las expectativas. Bilbao en casa. Los madrugadores espectadores de aquella prueba preguntándose si con él en liza y su listeza del ciclista de Bahrain el resultado no hubiese sido el de siempre. 

Momento para apostar por él, que siendo ya todo un veterano ya sería hora. Eso de esperar a que sus líderes estocen contra el cemento el jarrón más bonito del equipo se ha quedado pequeño para él. Como el cuarentón que sigue en casa de sus padres y ya se le hace cansado dar explicaciones de dónde va y con quién sale. Pello se ha ganado ese espacio, esa chance que los ciclistas con tanto resultado y tan poco brillo aparente también merecen. A veces se hace cómodo variar un rol que funciona. A veces el rol que funciona es precisamente el de no cambiar. Eso también es ser diferente. La humildad también ha de ser puesta en valor, ¿no? 

Ahora sin Valverde y con Enric Mas yendo a más, valga la redundancia, él podría ser esa alternativa. Ya es hora que se le valore como candidato y que se lo crea. No a todo, no es Merckx, no es Valverde, tampoco es Contador. A lo que esté a su alcance y en la medida que alcancen sus fuerzas y aptitudes. Pero déjenle volar y no le dediquen a pasar por detrás de los presentadores de informativos con papeles en la mano. Pello es capaz de presentarlos, hay que dejar de tener esa duda. Poco hay que perder en una escuadra con objetivos tan dispares, rendimientos tan diferentes dentro de sí misma. Una amalgama de nacionalidades y características. Si le otorgan la capitanía a gente como Jack Haig, del que ya hace un buen tiempo que no sabemos nada, ¿por qué al vasco no? Porque cuando se la dan, al contrario que el caso de otros, no la terminan de aprovechar. 

Foto: A.S.O. / Charly López

Bilbao ha rendido siempre que le han necesitado como último recurso. Como discípulo de grandes genios que en algunos casos tienen muchos pellizcos menos de clase y calidad que el aprendiz. Ha pasado toda la vida y seguirá pasando en todos los ámbitos. ¿O no conocemos todos al clásico jefe/jefa que lo es más por llevarse la fama que por cardar la lana? Ese caso aplica aquí. Que Pello se merecía poseer una de las patas de un conjunto World Tour para sí mismo es una evidencia. Hay varios equipos en los que gozaría de esa libertad y apoyo necesarios para dar el 100% de lo que lleva dentro. Subir sin freno, bajar sin esperar y llanear a todo lo que dé la máquina. Pocos ciclistas hay que posean un nivel medio tan elevado, inclusive en características no estrictamente ciclistas, como la mentalidad en la competición, la disciplina y la solvencia. 

Como no será, nos quedamos en la simple duda, en el qué será y esa especulación que da tanto juego. La cuestión es que cuando se la opinión pública ciclista se olvida de él, él regresa con fuerza, a recordarnos quién es y dónde está, como ese chaval que no puede impedir bordar el ejercicio que le pidieron hacer en la pizarra como voluntario forzoso. El Tour será el objetivo, con las clásicas y País Vasco en el programa. Con Landa como Don Quijote y un Grand Depart soñado por tantos y tantos vascos que desde 1992 no veían la mejor carrera del mundo transitar por sus carreteras. Ha sido una motivación para esquivar el Giro, uno de los pocos reductos que le quedaban para a su vez esquivar a sus líderes. Como ha elegido ser la sombra de Mikel Landa, comparten venturas y desventuras. Quizá debiera ser al revés y que se valorase que no todo es hype. Que no todo es fama, sino lana. 

Escrito por Jorge Matesanz

Foto de portada: Getty Sport / Movistar Team

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