El ciclismo austriaco se ha creado a su alrededor una fama de duda y sospecha entre grandes talentos, normalmente escaladores, que surgen de su seno. Difícil no recordar al omnipresente Luttenberger de los años 90, apodado Peter Pan por sus compañeros de profesión y que deslumbró en años donde ser escalador y alopécico parecía ser garantía de éxito. Que pregunten sino a Ugrumov o al mítico Marco Pantani. Austria recuerda al producto de Gerolsteiner, Bernard Kohl, sancionado por CERA. No por atacar, que lo hacía de vez en cuando, sino por utilizar un sistema ilegal de mejora de su rendimiento que respondía a ese nombre. El dopaje que también tuvo relación con otro austriaco, sancionado cuatro años y viendo anulados sus resultados desde incluso antes. Stefan Denifl llegó a ganar la vuelta a su país, síntoma de ser muy buen escalador, y la etapa de Los Machucos en la Vuelta 2017, imponiéndose nada menos que a un desatado Alberto Contador. Pfannberger fue doblemente sancionado y apartado de por vida del mundo del ciclismo profesional. Preidler, más reciente, tuvo también una presunta relación con el dopaje.
Pero no todo van a ser casos oscuros en este ciclismo. La abundancia de grandes montañas en casi todo su territorio ha creado auténticos especialistas en la escalada. Sin embargo, René Haselbacher tiró por tierra esa tendencia, demostrando que también saben ganar al sprint. El incómodo Wrölich, Zoidl, Glomser, que también se llevó el Tour de su país, o el anárquico Trampusch fueron también parte de esa versatilidad que con el tiempo ha ido ganando el ciclismo austriaco, si bien no consiguieron victorias de gran prestigio. Bernard Eisel podría ser el más laureado, siendo uno de los lanzadores estrella de Mark Cavendish y abriéndose a las piedras. Actualmente comentarista de Eurosport, el de Voitsberg ha sido el mejor representante de la bandera rojiblanca por el World Tour. Una Gante-Wevelgem lleva su nombre. Sin embargo, nunca fue capaz de alzarse con el triunfo en los Nacionales.
En la actualidad hay una remesa de corredores en el World Tour con la bandera austriaca junto a sus nombres. Por un lado, Movistar adquirió los servicios del prometedor Gregor Mühlberger, que tiene pinta de desarrollarse hacia un ciclista de gran nivel, si bien ya está entrando en la madurez deportiva. O debería. Por otro lado, en Bora-Hansgrohe son varios los integrantes que forman parte de la actual plantilla, con algún ex-ciclista en la dirección del equipo como Christian Pömer. El sólido Patrick Konrad, que ya se ha estrenado en el Tour y que ha conseguido algún top ten en el Giro, es uno de sus mejores exponentes. El velocista Marco Haller acaba de recalar tal vez para apoyar al irlandés Sam Bennett en las llegadas masivas. Pöstlberger es otro integrante del equipo, si bien le cuesta terminar las grandes en las que participa. También forma parte del conjunto alemán Felix Grossschartner, que poco a poco se va asentando en los top ten de la Vuelta y en victorias de prestigio como el Tour de Turquía o etapas en la Vuelta a Burgos o el Tour de los Alpes. De mismo nombre es Gall, otro escalador producto de la escuela austriaca que se proclamó campeón del mundo junior en el año 2015. Palabras mayores.
Autodescrito como un amante del Giro de Italia, el joven del AG2R es un chico de esa fantástica remesa que es 1998. Amante de la música electrónica y tras un 2020 en el que le tocó aprender el oficio en el Sunweb, de cuyo equipo de formación procede, llegó a un 2021 en la que se podría considerar como su primera temporada en serio dentro del circuito World Tour. Con un calendario bien selecto y con tan solo 23 años se acercó al top-30 del Tour de Romandía y al 20 de la Dauphiné. Esa progresión dio esperanzas a los técnicos del conjunto francés, que decidieron contar en sus filas con el escalador de Nubdorf-Debant. El plan ha ido mejorando sus resultados, ya que el prometedor ciclista del equipo galo ha firmado una excelente Itzulia, estando en todo momento con los gallos y confirmando su regularidad con una 12ª plaza final. Algo que, vista la calidad de la participación e implicación de las figuras, tiene mucho mérito y deja bien a las claras que calidad, “hayla”.
A partir de aquí, vistos los síntomas de buen ciclista, toca cuidarle e irle garantizando un calendario donde termine de completar una temporada al 100%, con el debut casi seguro en una de las tres grandes vueltas (Giro o Vuelta, parece) y junto a él ir construyendo las esperanzas del AG2R de aspirar a realizar un buen papel en este tipo de pruebas. Parece pronto para el Tour, donde habrá una ardua pelea por colarse en el ocho inicial por parte de sus compañeros más ilustres. Algo más accesible parece una plaza en las otras dos grandes, si bien la ausencia de un líder claro será una ventaja evidente, con la posibilidad de medir sus fuerzas y sus capacidades sin tener que rendir cuentas ante ningún jefe de filas. En el Tour parece que ese rol lo cumplirá O’Connor, si bien su cuarta posición en la última edición parece responder más a una concatenación de circunstancias que a su ubicación por piernas.
Felix debe aprovechar para confeccionar un calendario que supere los cuarenta días de competición, que ha sido su límite con DSM, su anterior equipo, también en el World Tour. De momento, ha comenzado a asomar entre los mejores, resistiendo con gente de la calidad de Urán o Michael Woods, auténticas estrellas del ciclismo internacional. Lo cual denota tener mucho nivel, no habrá que perderle de vista.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Foto: AG2R – Citroen Team