Giannoni, el arquero, de Junín, Argentina, pero de Puigcerdá de adopción. Un ciclista que dio sus primeros pasos en el Relax-Fuenlabrada, donde coincidió con otros como Germán Nieto, Dani Moreno, etc. Buscando escapadas, tener ese protagonismo al nivel que podía ofrecer el equipo, aunque buscando de vez en cuando sorprender en los finales, un tipo de ataque poco común en aquellos años. En alguna entrevista mantenía un discurso poco habitual por aquel entonces en el pelotón español y es la intención de dedicarse a las clásicas del norte, esas donde el ciclismo español apenas había tenido si quiera representación. Ni hablar de buscar los podios, las victorias o estar entre los mejores. Mucha nostalgia y ternura desprendía desde uno de los equipos más modestos. Sin embargo, con el paso de los años no solo tenía razón en soñar, sino que intentó que sus sueños se hicieran realidad. Y lo logró.
No solo se logró convertir en un gran ciclista, sino que se puede afirmar que Flecha ha sido el mejor ciclista en las piedras de la historia del ciclismo español. Y lo logró en una época donde había grandes campeones (siempre los hay) y se batió el cobre ante rivales ciertamente duros como Tom Boonen o Fabian Cancellara. Ahí estuvo ganando experiencia al principio, después acercándose a los puestos altos y luego nunca se bajó de ese peldaño, hasta que dejó el profesionalismo, siempre competitivo, serio y competitivo. Lo hizo de una forma bastante irónica, ya que su debut en estas carreras se produjo en el Ibanesto.com, un equipo de escasa tradición en ellas, pero que al menos le permitían conocerlas de primera mano y comenzar a diseñar un plan para alcanzarlas.
Ganar una etapa en el Tour de 2003, en Toulouse, fue muy importante para reconducir su carrera definitivamente por donde quería llevarla. Aquello le ubicó en las mentes de tantos y tantos aficionados a los que el nombre no les sonaría aún. Fichado por Fassa Bortolo y el poderoso Ferretti en 2004, ya se introdujo de lleno en un equipo más experto y especializado en esa clase de terreno. Comenzando a rodar en los grupos cabeceros en los tramos adoquinados, según el propio Flecha, recibió un comentario bastante despectivo por parte del actual seleccionador italiano de ciclismo, Davide Casanni, que se sorprendía por el hecho de que el catalán aguantase el ritmo de los mejores. El arquero ni siquiera se inmutó y se dedicó a demostrar el talento que poseía, haciendo callar al italiano con hechos.
Ganó ese hueco por astucia, sabiendo dosificarse y gestionar los esfuerzos muy bien. En Roubaix llegó a ser segundo tras Stuart O’Grady, y en más de una ocasión tercero. Nunca llegó a rematar, y se tiene la sensación de que de haber sido menos regular podría haber ganado algo más. Siempre estaba ahí. Al tener ese cartel de ciclista fiable y estar ya consolidado, no se le permitía ningún tipo de alegría ni propuesta, ya que los rivales no se fiaban en absoluto de él. A nivel de rendimiento podía estar lejos de los cinco mejores quizá. Y, sin embargo, se sacó mucho partido a sí mismo. Ganó Omloop, Zurich, pese a no ser de piedras, y no ganó una Gante-Wevelgem debido a una moto en el sprint final frente a Nico Mattan, que terminó por llevarse esa victoria. Una relación con el suelo y los vehículos que no termina ahí, con el atropello de aquel coche del Tour de Francia que también afectó a Johnny Hoogerland.
Tal vez le faltaba algo de equipo, como sí han tenido otros. Eso quizá le limitó. Supo moverse en conjuntos donde tuviese posibilidad de ser líder indiscutible en las clásicas. Los mejores equipos en ese campo ya tenían líderes y era complicado entrar sin tener que compartir galones, algo que quería evitar. El hecho de ir firmando por conjuntos con esa carencia indicaba que sí, conseguiría que todos le apoyasen, pero con un nivel quizás algo inferior al resto de contendientes. Rabobank sí lo tenía, pero era un conjunto muy anárquico, donde había demasiados intereses cruzados. Fassa Bortolo tenía la mente en tornar hacia las grandes vueltas en aquel momento. En Sky su problema fue que era un equipo en formación, todavía por hacer. Tenía un grupo de gregarios como Stannard, Thomas, que aún no sabía hacia dónde orientarse, Arvesen… Podía haber sido el año. Pero coincidió con los monos de la chistera de Fabian Cancellara y había poco que hacer. De haber estado con Lefevere hubiese sido un outsider en medio de un avispero y se podía haber beneficiado en según qué circunstancias del marcaje, por ejemplo, a Tom Boonen.
Era un ciclista, Flecha, que competía en todos los monumentos, pese a ser conocedor de que algunos de ellos, como Lieja o Lombardía, no se adaptaban a sus características. Un rara avis en el ciclismo español, normalmente más orientados a las clasificaciones generales de las grandes vueltas o los maillots de la montaña. No un pionero, pero sí un ciclista que ha dejado su sello en la historia y que deja el listón muy alto para las nuevas generaciones. Y además, muy versátil, llegando a ser noveno incluso en una Volta a Catalunya que tenía mucha dureza y que fue coronada por Joseba Beloki.
Escrito por HC Wanders (@hc_wanders)
Foto: Sirotti