¿Quién en el mundillo ciclista no conoce el Galibier? Un nombre que resuena a historia ciclista, pero también al que se relaciona con una ascensión eterna en el lado cicloturista. Nada menos que 35 kilómetros desde Saint Michel de Maurienne, uno de los gigantes alpinos más temidos. La carretera mantendrá un buen piso durante toda la ascensión, y un ancho bastante aceptable. Ellos nos hará los descensos más cómodos y facilitará que en la escalada nos centremos únicamente en lo que tenemos que hacer: pedalear y disfrutar del paisaje.
El primer escollo que nos encontraremos se llama col du Télégraphe. La fama del Galibier ha eclipsado la subida a este auténtico coloso, que tiene más dureza de la que se espera. Todo un primera categoría que mantiene una pendiente media sobre el 7% en sus más de 12 kilómetros. Multitud de curvas de herradura nos darán la oportunidad de darnos cuenta de dicha dureza. Y de ganar altura con facilidad. Las vistas son espectaculares sobre el valle cuando los árboles nos permiten algún resquicio. En meses de calor se va a agradecer su presencia, eso sí.
Una presencia que irá siendo más ausencia conforme descendamos a Valloire, localidad donde da comienzo el coloso, el Galibier. Aquí el viento será uno de los enemigos, ascendiendo por un valle escoltado por altas montañas. La mera idea de tener que superarlas nos dará vértigo. Habrá que tener paciencia con sus 18 kilómetros de puerto, con algún descansito sobre todo en la primera mitad. Después, la carretera simplemente serpentea la ladera de grandes picos y se encarama a ellos para pasar al otro lado. Si el sol se deja sentir, hay poca protección, y es algo a tener en cuenta, así como la altitud y la magnitud del esfuerzo.
Llegados los 2500 metros de altitud tenemos la opción de ascender hasta arriba, lo más recomendable para evitar el oscuro túnel de la cima, y gozar así de unas vistas absolutamente espectaculares, con los Alpes ante nuestros ojos. La pendiente media de los kilómetros estarán sobre el 8%, aunque en ese kilómetro final se incrementará hasta el 9-10. Con diferencia, la parte más empinada del ascenso.
Tenemos algunas alternativas en este valle, como volver a bajar hacia el Télégraphe y disfrutar del ascenso a Valmeinier, que comparte gran parte de la ascensión al puerto antes transitado. O, también, cambiar de valle y descender hacia el Lautaret. La bajada es revirada y tiene su peligro, aunque merece la pena el entorno. Sea como fuere, alternativas para seguir subiendo puertos o disfrutar de las altas montañas siempre se encuentran en los Alpes.
Escrito por: Lucrecio Sánchez (@Lucre_Sanchez)
Fotos: 1001puertos
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