Independientemente del ciciclismo profesional y sus relaciones platónicas con la cima asturiana, ésta consiste en un auténtico paraíso para el cicloturista. Antes de llegar a la carretera que asciende al pico, habrá que superar el durísimo puerto de la Cobertoria por alguna de sus vertientes. Si elegimos la que inicia en Pola de Lena obtendremos números de auténtico coloso, con unos quince kilómetros a un porcentaje medio del 10%. El Mortirolo, por ejemplificar con una ascensión conocida por todos, mantiene esa misma media durante ‘únicamente’ doce. Un buen indicador de lo que tenemos entre manos, uno de los puertos más escénicos por otra parte de la geografía asturiana y española.
La carretera no es ninguna maravilla una vez pasado el cruce al alto, coronado por una antena y una pequeña explanada donde los coches incluso deben maniobrar para emprender el camino de descenso. Lo estrecho del firme y algún bache no impedirá nuestra subida, aunque sí deberemos tenerlo en cuenta a la hora de bajar, más aún si consideramos que el trazado de la carretera es espectacular y, por tanto, peligroso. El tramo final de la antena es en hormigón y, aunque se puede ciclar bien, molestará el añadido a la gran rampa que será necesario atravesar antes de coronar. Pero no todo se reduce al último sector, sino que hasta llegar a las proximidades del puerto de la Cobertoria habrá que superar éste. Por la vertiente lenense, como decíamos, supone una gran dificultad. Ya de por sí es un puerto entidad, con numerosos kilómetros por encima del 10% y tráfico constante. Lo mejor de todo es la sensación de no avanzar, con el machaque psicológico de largas rectas que harán el puerto más largo de lo que ya es. Por la vertiente opuesta, la de Quirós, es de nuevo un puerto muy duro y regular, aunque en esta ocasión la pendiente rara vez supera el 10%. Eso sí, no baja del 8. La cara oculta de esta subida es una tercera vía no tan principal que trepa por las localidades de Cortes y Lindes. Tiene algún tramo muy duro a la entrada del primero, pero después se hace más llevadero. Es más largo, eso sí.
Por tanto, cualquiera de las opciones que tomemos será difícil y supondrá un gran esfuerzo. Es un puerto en el que con un desarrollo alto se puede disfrutar, ya que las rampas no serán extremas. Tampoco ofrecen la oportunidad de respirar.
Texto: Lucrecio Sánchez
Foto: Marce Montero y Luis Valín
Incluido en el nº1 de HC