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Giro 1996: el tridente más brutal de la historia

El Giro de Italia ha sido históricamente la carrera de la alta montaña, la que asustaba únicamente con recitar con comas la lista de los puertos a escalar. Aquella edición de 1996 marcaba varios hitos, como el regreso al ya mitificado Mortirolo, esta ocasión como última y decisiva montaña en una etapa absolutamente terrorífica con meta en Aprica. Por el camino, Mendola, Tonale, Gavia -aún con tramos de tierra-, y el coloso de los colosos, el Passo di Foppa, con unos kilómetros de descenso y falso llano ascendente hasta la meta. 250 kilómetros exactos de etapa, una auténtica salvajada para rematar un Giro que resultó durísimo en la práctica más aún de lo que parecía sobre el papel. 

Pero es que ese día venía detrás de otra etapa, la vigésima, que por si fuera poco escalaba hasta el Passo Pordoi en dos ocasiones, más el Manghen y la Marmolada. 220 kilómetros que calentaron las piernas de cara a la etapa de Aprica. Pero a su vez las cosas llegaron calientes a la salida de Marostica debido a la contrarreloj que se celebró en esa misma localidad sobre 62 kilómetros. Estas tres etapas por sí solas eran de forma individual decisivas, pero las tres en conjunto conformaron el tridente más duro de la historia, más aún tras dieciocho etapas que incluyeron además más escollos además del propio paso de los días. 

La primera de las etapas decisivas cruzaba los Dolomitas tan temidos. Eran días de grandes ritmos de escalada, con una situación en la clasificación general que invitaba a ver grandes cambios. La contrarreloj la ganó Evgeni Berzin, ganador del Giro dos años atrás y segundo sólo un año antes. Segundo fue Abraham Olano, que perdió la victoria de etapa por sólo 1″. Misma distancia le separó de la maglia rosa de Pavel Tonkov, otro ruso. El escalador llegaba a su terreno, pero el vasco estaba en un momento de forma espectacular e iba a dar la campanada en la etapa que terminaba en el Pordoi.

220 kilómetros, cuatro puertos a cada cual más duro y alto y el de Anoeta que resistió La Marmolada con los mejores, con el sufrimiento de Tonkov en un puerto que nunca se le dio bien, y el remate del Pordoi, donde fue capaz de dejarle de rueda y sacarle ese segundo que le separaba en la general del a la postre campeón del Giro. No se sabía lo que iba a pasar, pero era un síntoma buenísimo de cara a las últimas montañas, donde se esperaba la batalla definitiva por la maglia rosa. Zaina se metía de lleno en la lucha por la carrera. Ganó la etapa con autoridad y atacando de lejos y ese esfuerzo le valdría que se le tuviera en cuenta para la general final.

Esa última etapa entre Cavalese y Aprica iba a dar mucho de sí. La etapa fue durísima, con ritmo endiablado y ataques en el Gavia, que aún conservaba algún tramo de tierra. Olano sufrió en la subida a la Cima Coppi y le pasaría factura después. Tonkov y Gotti pusieron marcheta en el Mortirolo y el vasco no pudo resistirlo. Fue perdiendo tiempo y metros con los escaladores, ya en su terreno y con mejor día que el anterior. Una imagen en solitario que dolía por lo injusto de ver a un ciclista de su clase con la maglia rosa penar en una subida que no se le olvidará jamás. En Aprica el Giro era para Tonkov, la segunda plaza para Zaina y la tercera para el ciclista español.

Escrito por Lucrecio Sánchez

Foto de portada: Sirotti

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