– ABRIL –
Sé que esta opinión nadará contracorriente. Tampoco debe ser considerada una opinión cerrada, creo que todos estamos al tanto de los hechos y uno de ellos es que la Vuelta es más en septiembre que en abril. Entre otros muchos motivos por la participación que permiten las fechas y el factor de disputarse de forma posterior al Tour de Francia, ese gigante con forma de agujero negro que todo lo atrae, obnubila y absorbe.
Expondré algunos argumentos en favor de abril como fechas para la celebración de la Vuelta. Como decía, hay muchos (puede que más) para sostener que unas fechas a caballo entre agosto y septiembre sean más beneficiosas para la carrera. De hecho, la organización del Giro de Italia proponía hacer las fechas rotativas. Muy equivocado debería estar quien piense que el Giro busca el beneficio de la Vuelta y no el suyo propio. Y es lógico.
Abril y los meses de primavera permiten mostrar un país más bonito. La prueba de todo ello es la reciente Vuelta 2020, celebrada por desgracia de la pandemia en octubre, con los tintes otoñales. Ciertamente, deslumbró con sus paisajes, a los que sólo faltó el color del público en las cunetas. Al fin y al cabo, la contratación de las etapas se acuerdan con las instituciones con la finalidad de publicitar los espacios a los que representan de cara a una mayor atracción de turismo. El norte de España siempre será verde y atractivo en verano, pero muchos paisajes de la mitad sur (o tres cuartos) no lucen igual.
Siendo la primera grande de la temporada disputarían ciclistas con las fuerzas intactas, habría más ganas de ciclismo por parte de los televidentes y de los equipos, cuya mentalidad podría ser más abierta al ataque. No destaca la Vuelta por ser una carrera escasa en ofensividad, más bien al contrario. Una buena forma de cumplir y justificar una temporada de forma temprana, con muchas otras carreras disponibles después.
Sobre participación y enganche es cuestión de trabajar los elementos que puede ofrecer la carrera como atractivos para las figuras. Estoy seguro de que Guillén se adaptaría perfectamente a cualquier contexto y le sacaría un buen rendimiento, tan bueno como el que ha obtenido de septiembre, con los hándicaps que también tienen dichas fechas.
Escrito por: Jorge Matesanz (@jorge_matesanz)
– SEPTIEMBRE –
Todavía hay quienes dudan, treinta años más tarde, de si la victoria de Melcior Mauri ante Miguel Induráin en la Vuelta a España de 1991 fue o no merecida. La razón de esta duda fue la suspensión de una etapa pirenaica durante aquella edición de la Vuelta a España a causa de la posibilidad de que nevase durante la etapa. Una etapa en la que presumía que Miguel Induráin iba a atacar y Melcior Mauri a sufrir.
Este mismo año, durante el reciente Giro de Italia, la posibilidad de que nevara durante el transcurso de la etapa, unida a otras consideraciones que sería muy prolijo tratar en este momento, determinó que una de las etapas dolomíticas también fuera reducida en kilometraje.
En definitiva, y pese a que siempre existen excepciones, las fechas actuales de la Vuelta a España son menos proclives a que se den casos de este tipo.
La Vuelta a España en septiembre ha atraído históricamente a ciclistas que iban a preparar el Mundial en ruta, si bien últimamente ha perdido este carácter. Y lo ha perdido para mejor. Porque ahora es una prueba muy disputada en sí misma por ciclistas importantes de todo el orbe que se baten entre sí por la general, independientemente del calendario posterior.
Ciclistas que no la han hecho bien el Giro (Landa), o por el contrario incluso lo han ganado (Bernal), se vuelven a reunir en la Vuelta. Roglic, que debió abandonar el Tour por una caída, busca en La Vuelta su tercera victoria. Y a pesar de esto último, La Vuelta es, ahora mismo, bastante más que el examen de recuperación de septiembre para quienes suspendían en julio, tal como llegó a afirmar mediada la década de los noventa José Miguel Echávarri.
La Vuelta en agosto y septiembre, y tal como está ahora mismo diseñado el calendario, ya no compite en fechas con quienes acaban de terminar las clásicas (teniendo en cuenta además que cuando se disputaba La Vuelta en abril y mayo en varias ocasiones se solapaba con la Lieja- Bastogne-Lieja). En sus fechas actuales, tampoco vale, respecto a cuando se disputaba en abril, el argumento de “reservarse para el Giro o Tour” como se arguyó por ejemplo en Reynolds en 1988 con Pedro Delgado, o con Miguel Induráin posteriormente.
La Vuelta ha superado en sus 27 años en estas nuevas fechas, rumores de reducción de fechas, posibles competencias con nuevas grandes rondas por etapas en China, en Rusia… La Vuelta es ahora mismo una prueba con su propia personalidad. Se le podrían poner muchos peros. Pero desde luego, no sus fechas.
Escrito por: Raúl Ansó Arrobarren (@ranbarren)
Foto: Sirotti
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— High Cycling (@highcycling_) August 19, 2021
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