#GodSavetheGavia Opinión

#GodSavetheGavia: ¿Sabe Mathieu van der Poel gestionar los esfuerzos?

– SÍ –

Desde 2019, y con una pandemia de por medio, Mathieu van der Poel ha logrado tres campeonatos del mundo de ciclocrós, un campeonato de Europa de MTB y 19 victorias en carretera, entre las cuales un Tour de Flandes, una Amstel y una Strade Bianche. Si eso es gestionar mal los esfuerzos, apaga y vámonos.

Sus exhibiciones habituales con ataques a 40 kilómetros de meta, y su sensación de superioridad nos han hecho pensar, y casi exigir, que se debería convertir en una especie de cyborg imbatible, en el que el error humano no tiene cabida.

Pero es que MvdP no corre solo, y también se enfrenta a rivales que le estudian, marcan y conocen cada vez mejor. El factor sorpresa se anula y entran otros factores a escena. En el reciente Tour de Flandes de 2021, se le achaca haber llegado “tostado” al final, como si perder contra Kasper Asgreen en el sprint sea indigno de un campeón. Algunos dicen que su ataque “bicharraco” en Oude Kwaremont, pesó en la recta final. Pero también es cierto que, sin ese acelerón, igual no habrían llegado solo dos ciclistas a jugarse el final, y a mayor número de contendientes, las opciones, por bueno que seas, se reducen. Tanto él como Van Aert, sin demasiado apoyo de sus equipos, deben cerrar los cortes porque todos los demás contendientes les pasan a ellos la responsabilidad, habida cuenta de su dominio en estos terrenos. Algo similar, salvando las distancias, a lo que le pasó tantas veces a Peter Sagan.

Mathieu es un ciclista con unas condiciones físicas impresionantes, pero sus grandes triunfos tienen un importante porcentaje de inspiración. Disfruta haciendo lo que hace y como lo hace. Después de muchos años sufriendo el ciclismo de las calculadoras y el conservadurismo, se agradece ver corredores diferentes, que saben lo que quieren y cómo lo quieren conseguir. Prueba de ello es ver que dejará la carretera durante un tiempo (renunciando incluso a esa Amstel que tanto le gusta), para lucha por la medalla olímpica en las ruedas gordas.

Cierto es que en ocasiones puede pecar de mala colocación o lectura de carrera, pero creo que es parte de esa manera de entender la competición, máxima ambición, pero con máximo disfrute. Poner en duda sus esfuerzos, cortar sus alas o encorsetar su manera de correr, podría llevarle a aburrirse, o a convertirse en un sprinter más. A los genios hay que dejarlos volar libres.

Escrito por: Víctor Díaz Gavito (@VictorGavito)

– NO –

En primer lugar, hemos de ponernos en contexto y reconocer la evidencia: Van der Poel es un fuera de serie, con una habilidad técnica para cualquier clase de bicicleta y prueba ciclista fuera de la común.

Su prueba de base: el ciclocross. Una modalidad explosiva y de relativa corta duración. Además, en el ciclocross contaba con una némesis: Wout Van Aert; hecho que le hacia esforzarse aún más y potenciar su explosividad y habilidad.

Su inmensa calidad le permite estar en BTT (prueba de exigencia deportiva similar al ciclocross) y hacer algún pinito en ruta. Pero… la ruta no tiene el mismo perfil de prestaciones y tempos que el ciclismo campestre. Aquí la explosividad suele guardarse para los metros finales o ataques puntuales y la duración no suele ser tan corta, aparece el gran fondo y por su formación inicial este es el talón de Aquiles de Mathieu.

Vamos a recordar algunos hechos.

Empezamos en 2019. Mundial en Harrogate, van der Poel ilusiona, sale a todo, no para de tirar en cabeza. Hasta que aparece el que no hay que nombrar, como dice Perico: Mr. Mazó. Mathieu empieza a caer a cola del grupo delantero, y finalmente no puede aguantar el ritmo, es tal el pajarón que acaba en el puesto 43 a 11 minutos. En su defensa hay que decir que tuvo el pundonor de terminar y solo terminaron 46 corredores.

Viéndole en Santa Caterina este año, todos hemos constatado que su potencia en corto espacio de tiempo es extraordinaria, pero también le hemos visto perder sprints, por ejemplo frente a Alaphilipe en Flèche Brabançonne del 2020 o en la E3 Harebelke, (ahora Saxo Bank Classic) de la presente temporada donde perdió el sprint por la segunda plaza frente a Sénéchal.

Donde mejor hemos visto sus limites este año, sin tener en cuenta el Tour de Flandes, es en la Tirreno Adriático, donde ganó dos etapas

En la etapa que finalizaba en Gualdo Tadino, Van der Poel ganó a su némesis, pero si nos fijamos en las últimas pedaladas del sprint observaremos que son agónicos, ya con desarrollo clavado.

En la etapa 5, con llegada en Castelfidardo, no supo calibrar su ataque y asistimos a un come back de Pogacar que puso muy en duda la victoria final de Mathieu. El mundial 2019 asomaba por la puerta.

Vemos pues, que seguramente debido a su formación de base de ciclocross, está mas acostumbrado al esfuerzo intenso, (donde es un atleta de condiciones suprahumanas), que al gran fondo.

Si quiere más triunfos, debe ser más cuidadoso y menos generoso en el esfuerzo. El ciclismo de ruta es un deporte de gestión, de saber guardar, sobre todo en las grandes vueltas, y la juventud de Van der Poel le impide todavía no saltarse esa gestión. Seguramente está en el equipo que está, porque es donde le dejan hacer lo que quiera y él es feliz así y se divierte más.

Para mi la conclusión es clara, NO sabe gestionar aún los esfuerzos en gran fondo, o… no quiere. Pero, ¡a mí me encanta que no sepa o no quiera hacerlo, porque me divierto con sus ataques y consigue cambiar el ciclismo control de hoy en día y los aficionados se lo agradecemos!

Escrito por Xavier Palacios-Albacar (@xpalaciosalbaca)
Foto: Sirotti

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